sábado. 20.04.2024

Manuel, maldice las guerras

Duelen las injusticias que hoy sufren cientos de familias como las nuestras. Ellas ahora  viven, atrapadas en los refugios, en el metro de Kiev, con el miedo en el cuerpo, y los misiles bombardeando sus barrios, sus pueblos y pensando ¿qué hemos hecho nosotros para merecer tanto dolor?

Manuel, sobre las nueve de la noche, en su viejo teléfono de góndola,  recibe la llamada de sus hijos y nietos, el hablar con ellos  se ha convertido ya en un ritual. El móvil que le han regalado en su último cumpleaños, debe ser una maravilla, pero todavía no lo ha sacado de la caja. Él dice: ¿para qué?, si cuando ellos vienen aquí se pasan el día recordándome que hasta el pueblo no ha llegado la civilización, por no tener cobertura de wifi, ni tantos servicios que para otros se podían considerar esenciales.

Acompañado de su inseparable compañera, la radio, va oyendo las noticias de la "puta guerra", como él  llama a la invasión de otro visionario que quiere salvar el mundo a base de lanzarle bombas.

El sonido del teléfono le despierta de sus reflexiones.

  •     ¿Sí? Dígame
  •     Hola abuelo, ¿qué tal estás?, soy Inés, tu nieta.
  •     Sí, ya sé que eres mi nieta, soy viejo pero no tonto, ¿no te acuerdas de lo que decía Carlos San Juan?
  •     ¿Y ese quién es?
  •     Es verdad, un poco chocho si que estoy, ¿por qué vas a saber tú quién es el Robin Hood de los mayores?
  •     A ver abuelo, que te he preguntado ¿qué tal estás? y menos eso, me dices de todo.
  •     Los jóvenes siempre tan impacientes, ya lo dice el saber popular, "no preguntes por saber qué, lo que el tiempo te dirá, no hay cosa más bonita que el saber sin preguntar".
  •     ¿Esto es que estás bien o hablas en clave? y ¿Sika cómo se porta?.
  •     Mejor que tú cuando vienes por aquí, que mucho abuelo, pero a los dos días ya estás aburrida del abuelo y del pueblo.
  •     Abuelo, te estás haciendo un viejo cascarrabias,... Bueno, por lo que dice mamá, lo has sido siempre.  

 

No pudo terminar la frase sin soltar una carcajada. El abuelo tampoco pudo aguantarse al darse cuenta que su nieta tenía toda la razón y le hizo los coros.

  •     Vale, es cierto, perdona, sabes lo mucho que me gustan tus llamadas, pero estoy de mala leche con Putin y me está agriando más el carácter.
  •     Como Putin se entere de tu enfado, para la guerra inmediatamente,  que no sabe ese pequeño dictador cómo te las gastas tú.
  •     Mira que eres quedona; pero dime ¿qué pensáis los jóvenes de lo que está sucediendo en Ucrania?.
  •     Abuelo, yo no soy portavoz de nadie, te puedo decir lo que pensamos mis amigos y yo. Quitando algún friki, que siempre los hay, que le llevan la contraria hasta a ellos mismos, los demás creemos que nada justifica la muerte de niños y mayores, nada justifica realizar asesinatos poniendo como excusa el nombre de la guerra a las atrocidades que hacen.
  •     Claro, claro, ¡qué razón tienes!
  •     También pensamos que hay demasiados hombres con la adrenalina a flor de piel, parece que tienen que demostrar su hombría aplastando a los que no piensan como ellos. Abuelo, si hubiera más mujeres en el poder seguro que no había tanta violencia, solo tienes que mirar como todos los dictadores son hombres. Esto no puede ser una casualidad.
  •     Bien dicho, me sorprende tu clarividencia, y yo pensando que solo jugabas con el ordenador y estabas en otro mundo, el de las redes sociales. Muchas veces sois vosotros los jóvenes los que nos dais lecciones de vida, que en la misma siempre se está aprendiendo.
  •     Abuelo, adulador, que te conozco, que tú piensas que somos unos imberbes.
  •     No es cierto y tu reflexión me lo confirma.
  •     Sabes, me da también mucha rabia que aquellos que son mayores, que viven de lujo y desde sus despachos son los que mandan a luchar y morir a jóvenes que ni tienen su odio, ni su maldad y ellos son los que les intentan inyectar en sus venas sus malas artes, su propia rabia.
  •     Puede que tengas parte de razón, pero no vamos a condenar a todos los viejos.
  •     Abuelo, ¿te das por aludido?, ¡qué corporativismo!
  •     Ja, ja, ¡qué mala eres! Has salido a madre, siempre con el cuchillo en la lengua.
  •     Se lo voy a decir, se lo voy a decir,...
  •     No, eso no, a tu madre no, que si lo sabe, ella si que me monta la tercera guerra mundial.

Ambos se ríen a mandíbula batiente.

  •     Bueno abuelo, para Semana Santa igual te hago un visita, si la pandemia y Putin nos dejan.
  •     Sabes que te espero con los brazos abiertos. Esperemos que todo se vaya calmando. Besos para toda la familia y tú estudia que algo me han contado
  •     Tenemos un pacto sin necesidad de intermediarios, ni de ir a Bielorrusia, tú no me das caña y yo te sigo considerando mi abuelo preferido.
  •     ¿Serás...?, si no te queda otro.
  •     Eso no es mi culpa.
  •     Besos y apunto lo de Semana Santa.
  •     Besos, abuelo.

 

Manuel cuelga y vuelve, lentamente, a su sillón orejero, acompañado de Sika que no le deja ni a sol ni a sombra, lleva en su rostro un sonrisa de oreja a oreja, su nieta es un cielo, le sabe bailar el agua y a él le encanta.

En la radio una locutora relata que el embajador ucraniano, Sergii Kislitsia, describió la barbarie que sufre su país, los bombardeos de zonas residenciales o del memorial del Holocausto de Babi Yar en Kiev. "El objetivo de Rusia no es solo la ocupación, sino el genocidio" de los ucranianos, aseguró. "Es muy fácil firmar la Carta de la ONU en tiempos de paz. Pero es nuestro deber confirmarla e implementarla en tiempos de guerra. Por favor, respeten la Carta de la ONU, respeten a su secretario general",

Mientras el Presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en videoconferencia manifestaba ante el Pleno del Parlamento Europeo: "Estamos luchando por nuestros derechos, por nuestra libertad, por nuestras vidas, por nuestra supervivencia. También estamos luchando para ser miembros de pleno derecho de Europa. Sin ustedes, Ucrania estaría sola. Hemos demostrado nuestra fuerza, que somos como ustedes. No nos dejen solos".

Ahora los negacionistas de la realidad, lo tienen incluso más complicado,  que todos conduzcan en dirección contraria no es muy creíble

Un tertuliano con mucha lucidez describe que hay situaciones que no se pueden justificar de ninguna manera, cuando 141 países condenan la invasión de Rusia, solo Eritrea, Venezuela, Cuba, Corea del Norte y Bielorrusia  se han opuesto a esa condena en la ONU, y China se ha abstenido, son muchos los que quedan retratados. Ahora los negacionistas de la realidad, lo tienen incluso más complicado,  que todos conduzcan en dirección contraria no es muy creíble. El bombardeo de civiles no lo puede perdonar nadie, ni justificar, ni buscar excusas, contra quién mata y asesina, no se puede mirar para otro lado, no hay equidistancia, hay horror.  Se calcula que más de 5 millones de personas perderán su viviendas, se marcharán de sus pueblos, más de 10.000 civiles morirán directamente porque una cúpula de Rusia ha decidido tomar como suyo lo que no le pertenece. A estas alturas no valen las medias tintas; en una guerra el neutral se puede convertir en el colaborador necesario de los asesinatos. 

Manuel pensaba en lo que era vivir en una dictadura, lo que supone perder la libertad, que se parece muchos a los riñones, nunca nos acordamos de la gran labor que realizan hasta que notamos una simple piedra en los mismos. Sin duda, el pueblo ruso es demasiado inmenso para soportar con la carga que corresponde a la nueva clase que vive en el lujo, que no puede tener su población, que tiene el dinero por castigo, grandes magnates con yates de 50 metros de eslora, propiedades por todo el mundo, que dominan las materias primas, el petróleo, el gas y los sobornos.

Una situación que no es exclusiva de ese país, en la OTAN no son hermanitas de la caridad y, por aquí, de corrupción sabemos un montón. En Rusia se acentúa por el gran apoyo de esa clase política corrupta y un iluminado ex jefe de los espías. La manipulación de las noticias por las instituciones, su poder de intoxicación es tan grande que pueden apagar la luz de un pueblo a la realidad

Duelen las injusticias que hoy sufren cientos de familias como las nuestras. Ellas ahora  viven, atrapadas en los refugios, en el metro de Kiev, con el miedo en el cuerpo, y los misiles bombardeando sus barrios, sus pueblos y pensando ¿qué hemos hecho nosotros para merecer tanto dolor?.

Se quedó reflexionado sobre lo que le había dicho su nieta, "todos los dictadores son hombres...".

Manuel, maldice las guerras
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