martes. 19.03.2024

Ondas gravitacionales en las Cortes

Las dos estrellas masivas de la política actual, con permiso de las supernovas de reciente aparición, hacen temblar los pilares de nuestra democracia cuando colisionan y se repelen, desoyendo las leyes de la constelación IBEX que exige un sistema binario y estable para sus balances.

El Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO) en EE.UU., experimento internacional en el que también participan investigadores españoles, ha logrado estos días detectar las llamadas ondas gravitacionales, es decir, las vibraciones en el espacio-tiempo que describió Einstein en 1916 en su Teoría General de la Relatividad y que son producto de colisiones de magnitud inabarcable para la escala humana. Además de confirmar de forma empírica, una vez más, la vigencia de los cálculos matemáticos del genio alemán-suizo-estadounidense peor peinado de la historia, este paso de la astrofísica nos permitirá comprender algo mejor el universo donde flotamos como una ridícula mota de polvo y del que apenas conocemos un escaso 5%.

Ondas gravitacionales, es verdad que en una versión muy ‘jibarizada’, son las que han atravesado los pasillos del Congreso cuando colisionan el candidato que no lo quiso ser, pero que tampoco se retira, y el candidato que sí aceptó el reto equivalente a los 12 trabajos de Heracles, Hércules para los amigos.

Las dos estrellas masivas de la política actual, con permiso de las supernovas de reciente aparición, hacen temblar los pilares de nuestra democracia cuando colisionan y se repelen, desoyendo las leyes de la constelación IBEX que exige un sistema binario y estable para sus balances.

Tras la anunciada y previsible colisión, la otra estrella masiva intenta formar sistema con las dos supernovas, aunque sabe que una de ellas tiene como principal objetivo ocupar su sitio como estrella masiva

Y tampoco algunos de su satélites giran como debieran. Algunos se han salido de la órbita por culpa de insuficientes in vigilando e in eligendo. O sea, que le nombré a dedo y luego no le vigilé, ni a él ni a nadie de mi equipo, mientras montaba una colosal trama corrupta en el despacho de al lado y daba lecciones a los demás de limpieza de espíritu en los platós de la televisión amiga. Este cambio de sistema se me antoja un mensaje envenenado a su masiva estrella madre, que ya se parece más a un agujero negro que a otra cosa, aunque tampoco soy astrofísico.

Y tras la anunciada y previsible colisión, la otra estrella masiva, también pendiente de sus propios satélites díscolos, intenta formar sistema con las dos supernovas, aunque sabe que una de ellas tiene como principal objetivo ocupar su sitio como estrella masiva. Veremos si los cálculos de Newton y Einstein permiten fabricar un algoritmo que facilite el equilibrio en ese aparentemente inestable sistema. Un reto propio de los desafíos del milenio, con permiso de Hércules.

Los tiempos estelares, salvo en Star Trek, son lentos de por sí. Pero asistimos, con una mezcla de sorpresa, incertidumbre y curiosidad, a fenómenos inéditos en nuestro jovencísimo y hasta ahora sistema democrático. Ondas gravitatorias por la colisión de estrellas masivas que se resisten a dejar de serlo y supernovas que ocupan el espacio común y deslumbran con su brillo, pero se arriesgan a expulsar toda su materia en muy poco tiempo y quedarse en agujero negro. Y todo ello en un espacio-tiempo político que para unos es muy lento y para otros resulta fugaz.

En la era analógica, Isaac Asimov describió negro sobre blanco el universo con un lenguaje asequible. Después, Carl Sagan fue el primero que nos mostró el Universo en televisión con efectos especiales en la serie Cosmos, actualizada recientemente por Neil deGrasse Tyson. Estos brillantes divulgadores inocularon a millones de personas la pasión por conocer el espacio exterior, ese del que sólo conocemos apenas un 5%.

Si apenas somos capaces de describir esa pequeña porción del universo, no debemos esperar un conocimiento exhaustivo de los mecanismos que rigen, de forma imprevisible, el comportamiento humano y la organización entre los individuos. Espero que los psicólogos, psiquiatras y sociólogos me permitan la licencia. El fútbol es fútbol. Y la política un misterio.

Ondas gravitacionales en las Cortes
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