jueves. 25.04.2024

Rotulaciones, bicicletas, surf… y hasta hashtags

Podríamos comenzar diciendo en favor de aquellas acciones y medidas que suponen un estímulo en favor del cántabru, que este artículo también surge a modo de ingenio (y también a modo de llamada de atención), para inspirar y sugerir a la militancia que en todo el mundo pueda estar a favor de dar a conocer el cántabru, que no solo, y por ejemplo, las bicicletas con propaganda en cántabru son ideales para transmitir un mensaje original.

 

 

Sabíamos por la prensa la semana pasada de que algunas señales turísticas que hay en la ciudad de Santander no tienen su traducción correcta a la lengua de William Shakespeare, y es que no es la primera vez que el inglés le juega una mala pasada al Ayuntamiento de Santander a la hora de traducir textos castellanos al inglés, como, por ejemplo (2018), la traducción de la página web que representó a la ciudad en FITUR, y que dio lugar a conceptos tan surrealistas como “Centro del saqueo” para el Centro Botín. Ahora, algo similar ha ocurrido con algunas flechas que traducen “casco histórico” como “shopping area” (área de compras), lo que ha generado mofa y crítica entre vecinos y paseantes.

Si en otras partes del Estado español se están rescatando con interés y ahínco sus tradiciones y lenguas propias (últimos casos en León y Extremadura) a fin de que éstas no se pierdan y desaparezcan para siempre, sería admirable y digna de las mejores menciones y reconocimientos, el hecho de que también en Cantabria se dieran los mismos pasos urgentes y necesarios con la intención de dignificar a la lengua propia, que en este caso es el cántabru.

Porque realmente llama poderosísimamente la atención el que, por ejemplo, en Santander, y en el cruce de las calles Juan de Herrera con Eleodoro Fernández (muy cerca del Ayuntamiento, y del Mercado de la Esperanza), aparezcan señales en inglés indicando: “salida ciudad” (_way out_), y en cambio, no haya una sola indicación en cántabru para nombrar a las calles o a las plazas con su correspondiente especificación en cántabru. ¿Por qué?

Que bien que estaría el que, por ejemplo, en dichas señales referenciadas aparecieran, por ejemplo: Salía ciudá: Salida ciudad”, “Mercáu’ L’Asperanza: Mercado de La Esperanza”, “Praza Auntamientu: Plaza Ayuntamiento”. Y así este mismo ejemplo que pueda ser extensible y desplegable por y para toda la ciudad. A fin de, por ejemplo, en vez de traducir al inglés mal “casco histórico”, se dijera al cántabru: “cascu hestóricu”, en lugar de “shopping area” (área de compras).

Y si esto mismo se pudiera hacer en favor del cántabru con las más de 60 señales turísticas que se han colocado por la ciudad, es seguro que no solo los turistas lo disfrutarían, sino que también, y de seguro, muchos vecinos y paseantes. Y si esto no es posible, siempre está al alcance la voluntad (y también la imaginación) que con sus acciones muestren los defensores del cántabru, al hacer ver a nativos y forasteros que el cántabru es posible también rotularlo de y en otra forma, si para ello se tiene el suficiente ingenio y la suficiente tenacidad.

Y ya metidos en la materia podríamos comenzar diciendo en favor de aquellas acciones y medidas que suponen un estímulo en favor del cántabru, que este artículo también surge a modo de ingenio (y también a modo de llamada de atención), para inspirar y sugerir a la militancia que en todo el mundo pueda estar a favor de dar a conocer el cántabru, que no solo, y por ejemplo, las bicicletas con propaganda en cántabru son ideales para transmitir un mensaje original. Y es que también lo pueden ser, por ejemplo, los coches con pegatinas, los lazos en las chaquetas o el vestido, los logos en las camisetas, insertar publicidad en los periódicos, rodar furgonetas y camiones, autobuses y coches con alusiones al cántabru y en cántabru, etc.

Se trata, al final, de implementar ideas, acciones, iniciativas, proyectos, materias, temas, planes, símbolos… que generen ilusión, interés, utilidad, atractivo, opinión, ideario, reflexión, y conocimiento en torno al cántabru.

En líneas generales el trabajo de información, propaganda, difusión y publicidad en torno al cántabru se está haciendo bien, aunque se puede mejorar. De hecho, cada año avanza y se consolida un poco más. Sin embargo, se puede aumentar e implementar con acciones más duraderas y llamativas, tenaces y perseverantes.

Por otro lado, y por lo que respecta a todo aquello que tiene   que ver con el mundo que envuelve y está relacionado con el surf, nada mejor que empezar diciendo que las primeras evidencia de personas que practican un deporte acuático (que consiste en realizar amplios giros y maniobras aprovechando la fuerza de una ola sobre una tabla) se encuentran en el Norte de lo que hoy es Perú. Y estas se localizan en uno de los “_huacos_” (cerámicas preincaicas) donde se muestra a un hombre sobre algo similar a un trozo de madera deslizándose sobre las olas.

Esto situaría (por lo menos y hasta) los orígenes de este deporte en América del Sur, si bien serían los polinesios los que siglos más tarde llevarían el gusto por el surf hasta lugares tan lejanos comoHawái. Un idioma, el hawaiano (olelo hawaii), que sería el que siglos más tarde daría, curiosamente, origen a la palabra “wiki” (de la Wikipedia), que en hawaiano significa: “rápido”. Y un idioma (el hawaiano) que también, curiosamente, tan solo apenas habla hoy el 1% de la población del archipiélago de dieciocho islas y atolones que se extienden a lo largo de 2.400 km, con una extensión total y territorial para estas islas de más de 28.000 kilómetros cuadrados.

Hoy el surf es un deporte del que se pueden extraer interesantes enseñanzas, como el valor de la humildad, de la amistad y de la perseverancia. Por otro lado, la práctica del surf demuestra la validez de algunos valores trascendentes, tales como el compromiso y la importancia de la aceptación de las consecuencias de las actividades que se emprenden en la vida; aspectos estos que en la actualidad parecen estar a veces estar un poco en desuso.

Sin embargo, el surf sí que puede ser hoy en día un medio o método más a través del cual poder sacar el cántabru interesantes réditos y beneficios. No podemos olvidar que Cantabria ha sido la cuna del surf en España desde 1991 (concretamente con la Escuela Cántabra de Surf),pues fue en las playas de Cantabria en donde se verían por primera vez los neoprenos, las tablas y las tiendas de surf de este gran deporte acuático. Y es que siempre ha existido en Cantabria (y aún hoy existe) una fuerte tradición y cultura surfística, la cual se ha consolidado en estos últimos años con el reconocimiento de la zona de Ribamontánal Mar como reserva del surf en España.

Con estas presentaciones, y con este palmarés, las diferentes escuelas de surf que existen hoy en Cantabria, bien podrían introducir de una manera pausada el cántabru entre sus socios y/o simpatizantes, pues el espíritu de las personas que practican surf siempre ha sido “surf to live, live to surf” (surfea para vivir, vive para surfear); o si se prefiere: el riesgo, el vértigo y la adrenalina.

Asumamos el riesgo de adentrarnos en el apasionante mundo del cántabru, el vértigo de descubrir muchas cosas bonitas e interesantes acerca de nuestra cultura, y la también la adrenalina que nos impulse finalmente a hablarlo.

Por lo que respecta a las “huchas de resistencia”, se podría decir que han sido siempre una herramienta de lucha legítima y necesaria que al final se ha tenido que emplear (y se emplea) con la finalidad de poder así afrontar con éxito, y de manera efectiva, las distintas necesidades que todo movimiento que desea emanciparse tiene que emplear y usar, si en verdad se desea acelerar el proceso de no dependencia, supeditación y vinculación hacia una lengua que no es la propia y la originaria de Cantabria.

El objetivo a la hora de abordar este tema no es otro que realizar un pequeño análisis sobre las cajas de resistencia cómo herramientas de las que podemos dotarnos de cara a afrontar con ciertas garantías las luchas en materia de derechos lingüísticos, aunque también laborales o sociales, por ejemplo. No se pretende sentar cátedra sobre la cuestión, sino simplemente presentar las dudas que nos surgen, así como los pros y los contras que encontramos, para al final seguir trabajando desde un punto de vista teórico-práctico para hacernos más fuertes y respetados.

Cierto es que determinadas necesidades se pueden abastecer al margen de estas dinámicas con el simple apoyo entre vecinos, amigos y familias, con charlas informativas, etc. Sin embargo, y siendo realistas, no siempre se conseguirá el objetivo deseado, siendo en estos casos, y por lo tanto, por lo que necesariamente se habrá de requerir de los mecanismos de solidaridad entre los implicados en el conflicto, así como de la colaboración de colectivos y de personas que provengan defuera del mismo que le puedan dar proyección y análisis, estrategia y visión a la defensa del cántabru; teniendo para ello que requerir sus servicios y pagarles por realizar dichos trabajos de consulta y representación.

Y es que una caja de resistencia lingüística es ante todo una base entre iguales, o entre personas que creen en la participación popular como medio para lograr al final un fin, así como una necesidad de comunicar y notificar un proyecto que es colectivo y comunal, esquivando así el aislamiento que suele rodear a este tipo de acciones reivindicativas e informativas; que tristemente no se llevan a cabo por desconocimiento y por falta de medios para poderlas conducir hacia un buen fin.

Lo primero que habrá que tener en cuenta es donde se pone esa hucha de resistencia lingüística, luego su extensión (territorio: barrio, ciudad, pueblo, fábrica, taberna, hospital, etc.), temporalidad (permanente o específica), conocimiento (charla informativa de porque se pone), gestión (quiénes se encargan de hacer la recolecta y hacen valer su autonomía para utilizarlo en difundir la lucha lingüística), etc. En realidad, las huchas de resistencia son herramientas que al final pueden admitir mil y una variantes a la hora de organizarlas y gestionarlas, pudiendo tener para ello distintas utilidades y rendimientos.

Lo ideal sería que en cada pueblo y ciudad hubiera una o varias huchas de resistencia lingüísticas. Huchas que previamente han de ser comunicadas y puestas en conocimiento de la colectividad, bien a través de la Red, o bien a través de otros medios de difusión colectivos.

Un punto importante a desarrollar sería el que todas ellas tuvieran una misma identificación: tamaño, forma, color, logotipo, etc. a fin de así poder hacer más fácilmente identificables estas juchas (huchas), que también deben de llevar una misma denominación. Por ejemplo: juchas pola muestra lengua (huchas por nuestra lengua), juchas d’asperanza (huchas de esperanza), etc.

Es importante que estas puedan estar presentes en eventos sociales, fiestas y celebraciones varias, pues es y será esta una forma más de darle “aire” y publicidad a la lucha en favor del cántabru de una manera más participativa y cercana.

Los Grupos de Apoyo Mutuo en Favor del Cántabru (GAMFC) pueden ser diferentes y dispares con respecto a las cajas de resistencia, pues los primeros son espacios en los cuales sus integrantes comparten un mismo problema, dificultad o experiencia, reuniéndose periódicamente con la finalidad de poderse brindar apoyo mutuo entre iguales de forma voluntaria y desinteresada. Normalmente son presenciales, si bien también los hay telemáticos.

Los GAMFC son espacios en donde distintas personas comparten experiencias de vida relacionadas con una problemática o dificultad concreta. En estos espacios las personas se reúnen y comparten dichas experiencia con la intención de mejorar su situación, aprender colectivamente y brindarse apoyo de manera recíproca.

Tanto los GAMFC, como los también Grupos de Ayuda y Socorro en Favor del Cántabru (GASFC) coinciden en varios puntos importantes y a considerar: 1. Comparten experiencias y necesidades comunes. 2. Participan voluntariamente por decisión propia. 3. Realizan encuentros periódicos y habituales. 4. Habitualmente son grupos reducidos y muy participativos. 5. Tienen a bien practicar la horizontalidad: no hay jerarquías, ni ayudantes, jefes o subordinados. 6. Todas las voces de las personas se reconocen en igualdad de importancia.

Estas herramientas, bien utilizadas, pueden ser y resultar muy útiles a la hora de hacer avanzar de una manera muy significativa la lucha en favor de nuestra lengua.

Todos los años se editan libros en Cantabria que tienen que ver con rutas e itinerarios a pie, y también en coche, rutas con niños geniales y seguras, rutas en bici o con perro, etc. Las posibilidades, al final, son ilimitadas, y algunas muy originales.

Proponemos que las nuevas ediciones, así como las que se reediten, incluyan los originales nombres cántabros que han sido sustituidos, unas veces por desconocimiento, y otras por la propia voluntad consciente de los editores.

Compremos libros que contengan los nombres cántabros de nuestros pueblos y comarcas, collados y ríos, playas y miradores… para poder así hacer una labor de promoción y difusión de los mismos. O mejor aún: hagamos nuestros propios libros de ruta empleando para ello el cántabru.

El mundo es hoy en día excesivamente complejo, y también demasiadas cosas lo abarcan y lo pueblan, como para que tratemos de definirlo prescindiendo de las clasificaciones. Sin ir más lejos, se cumplen ahora ya 14 años de la primera vez que alguien utilizó un “_hashtag_” en el mundo de las redes sociales.

¿Y qué es un hashtag? El hashtag se construye con una palabra o una frase a la que se le antepone la tecla numeral, o almohadilla, que no es otra cosa que una etiqueta que permite ordenar el flujo infernal de la información que circula por Internet: desde eventos específicos (#Trajesdenovia), pasando por temas generales (#Literatura), hasta proclamas de activismo (#Torosno).

Otra definición podría ser que el hashtag es un término asociado a asuntos o discusiones que desean ser indexadas en redes sociales, insertando para ello el símbolo de numeral (#) antes de la palabra, frase o expresión. Cuando la combinación es publicada ésta se transforma en un hyperlink (hipervínculo), la cual lleva a una página con otras publicaciones que están relacionadas con el mismo tema en cuestión.

A partir de estas clasificaciones es cómo hacemos más expeditivas nuestras búsquedas, generamos conversaciones, participamos de determinados temas, y en general, tenemos más oportunidades a la hora de interactuar. Porque en la virtualidad, así como en el mundo real del cual participa la virtualidad, sería imposible hallar la información, las conversaciones y las temáticas que nos interesan si no existieran estas etiquetas ordenadoras.

Un simple “ejército” de tres o cuatro personas (y si son una docena mejor que mejor) capacitadas y comprometidas varios días a la semana, y durante siete u ocho años, pueden hacer en la Red un trabajo excepcional en favor del cántabru, si ellas saben convenientemente  utilizar adecuadamente sus conocimientos y su razón en favor de nuestra lengua.

La Red, por lo tanto, nos brinda infinidad de posibilidades a la hora de dar a conocer el cántabru. Una que podría ser muy efectiva consistiría en “dejarse ver” en las publicaciones que habitualmente hacen los miembros del Gobierno cántabro, por ejemplo, haciendo comentarios (siempre respetuosos y adecuados) a sus publicaciones: primero en cántabru, y a continuación traduciendo ese mismo texto o frase en castellano. Esto mismo valdría igualmente para cantantes, actores, la Iglesia, los bancos, etc. Y es que la estrategia debe de ser global y abarcarlo todo absolutamente.

Este simple pero sencillo y efectivo gesto es y tendría que servir para dar a conocer nuestra lengua a un amplio número de personas, pues ya se sabe que muchas de estas personas son más que conocidas y seguidas en la Red por miles de internautas.

Rotulaciones, bicicletas, surf… y hasta hashtags
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