viernes. 03.05.2024

A la conquista de Las Encartaciones

La práctica totalidad de Las Encartaciones son cultural, arquitectónica y paisajísticamente, y, por supuesto, de derecho civil, cantabriegas o montañesas; siendo el cántabru la lengua mayoritaria en la gran mayoría de estos concejos y territorios

Dentro de unos días habrá elecciones autonómicas en Euskadi, y esta circunstancia, nos guste o no, es una realidad que a nosotros como pueblo nos afecta de una manera directa y evidente, por ser el País Cántabru una tierra limítrofe y colindante con dicho espacio geográfico y cultural. Es por ello por lo que aprovechando tal circunstancia aquí y ahora traemos muy oportunamente este trabajo acerca de una realidad desconocida y desconcertante para no pocas personas, como en este caso es la ingeniería y la propaganda político-económica que por muchos años se ha encargado de desarrollar (y aún continua) el engranaje formidable, así como la no menos bien organizada maquinaria nacionalista vasca, a fin de conquistar cultural y mentalmente una tierra, como lo es La Encartación, que siempre fue de raíz cántabra, y en menor medida castellana, pero de ninguna manera y circunstancia vasca; sino ya de una manera muy tardía como consecuencia y fruto de la colonización cultural y política que desde principalmente los últimos cincuenta años ejerce el “construccionalismo” vasco al respecto de esta cuestión.

Podemos empezar diciendo que en el excelente y muy recomendable trabajo de Txomin Etxebarria Mirones titulado, “El habla montañesa o cántabra en la toponimia de Las Encartaciones”, Ediciones Beta, Bilbao, año 2001, podemos leer muy acertadamente acerca de Sopuerta (al cántabru, “Supuerta”) y Las Encartaciones (al cántabru, “Las Encartacionis” lo siguiente:

Sabemos que las reivindicaciones encartadas y en favor de sus especificidades más unidas a Cantabria datan de por lo menos el año 1908

“(…) Igualmente, las primeras noticias históricas reales unen, una vez más, a lugares hoy cántabros con lugares hoy encartados: Liébana, Trasmiera, Carranza, Sopuerta… como pertenecientes, al parecer, al mismo reino asturiano. Más tarde, también tierras cántabras y encartadas debieron pertenecer al mismo obispado de Valpuesta y, sin duda, al de Burgos, y posteriormente, al de Santander”.

“En fin, que la relación tribal, vial, histórica, eclesial, cultural, toponímica, lingüística, etc. entre Cantabria y Las Encartaciones parece ofrecer pocas dudas. A todas estas circunstancias hay que añadir también, que por aquellas fechas contactamos con personas de Cantabria preocupadas de sus hablas y de su cultura, y también nosotros nos preocupamos más de una cultura común”.

Y es que la cruel, despiadada, tremenda y desalmada aculturización y asimilación forzosa de una lengua cántabra (y también castellana) en favor del euskera en Las Encartaciones no conoce hasta la fecha parangón ni parecido en todo el Estado español a largo de toda su historia. Para muestra el simple ejemplo de Sopuerta, que la anulación cultural vasquista ha pretendido hacer sobre este término al quererlo vasquerizar a toda costa con el nombre de “Garape”; sin haberlo aún a día de hoy  conseguido. De hecho, el último cartel que hacía referencia al término “Garape” fue retirado en el año 2014. Un nombre éste el de “garape”, que sencillamente fue inventado en el siglo pasado a propuesta de Real Academia de la Lengua Vasca, a partir de la traducción literal de “bajo el puerto”, refiriéndose al puerto de Las Muñecas.

Más datos, en el libro “El habla montañesa o cántabra en la toponimia de Las Encartaciones”, los sufijos en “uco” (y desdeñamos otros en “uca” o en “in”, por ejemplo, tan característicos del cántabru) son numerosísimos en Las Encartaciones; como muy bien se pueden apreciar en las páginas 52, 53, 54 y 55 de este libro. Hasta el punto esto es así, que incluso hasta se llegan a dar más “ucos” y “ucas” en Las Encartaciones, que en otras partes de la misma y hoy actual Comunidad Autónoma de Cantabria.

Y es que son precisamente los comienzos del siglo XX un tiempo de expansión del nacionalismo vasco por todo lo que hoy se denomina Euskal Herria, y como consecuencia, también para Las Encartaciones. Pues como muy bien afirma el escritor encartado y cantabriego, Vucín Flunqueda Rebollar (Urtzi Ihitza Sainz) en su obra: “108 Añus de regionalismo encartáu. Encartacionismu pulíticu”, vemos que “(…) los nacionalistas vascos comienzan a organizar actos en La Encartación a fin de expandir su mensaje en una tierra apenas euskaldunizada. Precisamente, en este año 1908, no hace ni doce años atrás que Sabin Arana proclama el Euzkotarren Aberri Euzkadi da (Euskadi es la patria de las/los vascos), siendo ese mensaje nacido con reivindicación encartada el que al final llega hasta la capital política de la región: Avellaneda”.

Un Vucín, quien por cierto, ha dedicado los últimos 25 años de su vida a luchar por el cántabru en Las Encartaciones a través de la agrupación Concencia Cantabriega, y casi 40 a difundir esta lengua por todas partes, habiendo publicado, además, una gran cantidad de libros, folletos, pegatinas, etc. en donde el cántabru ha sido siempre el protagonista y la estrella destacable y a resaltar de manera prioritaria. Por no hablar de las muchas veces que ha organizado reuniones, eventos, presentaciones de libros… a lo largo de todos estos años de lucha y militancia entregada en favor de una cultura no reconocida por los poderes institucionales. Una persona ésta a la que en su momento habrá que dedicarle como se merece un tiempo y también un espacio especial a través de un artículo monográfico y particular para tal circunstancia.

Y es que sabemos que las reivindicaciones encartadas y en favor de sus especificidades más unidas a Cantabria datan de por lo menos el año 1908, siendo esta fecha la más antigua que se conoce de reivindicación encartada y encartacioniega en favor de Cantabria, como muy bien afirma Vucín Flunqueda, pues por él sabemos que por aquellos entonces se reúnen en Avellaneda (según las crónicas periodísticas) en torno a 10.000 personas en el llamado Primer Diya’ La Encartación (Primer Día de la Encartación). Y aunque las crónicas hablan de que estuvieron 10.000 personas, Vucín en su obra: “108 Añus de regionalismo encartáu. Encartacionismu pulíticu” nos rectificará diciendo: “Pa nos, qu’anguien apusu’n ceru de más, y encontó una milenta (1.000) de presonas, piru p’astoncias, n’Avellaneda, ya son un güen númberu”.

“Son también tiempos en el que los nacionalistas vascos dejan escrito: “A la conquista de La Encartación”, como tanto le gusta repetir al historiador Txomin Etxebarria. Pues era entonces La Encartación un territorio mayormente rural, y sin conciencia de sí mismo, después de que un siglo antes había perdido su fuero, y después de que en su territorio se libraran dos guerras carlistas. Por lo tanto, para los nacionalistas vascos se trataba de toda una conquista por realizar; aunque en este caso fuera ideológica”.

Y es que cuando allá por el año 1394 se aprueba el primitivo Fuero de Avellaneda (reformado posteriormente en el año 1503), la práctica totalidad de Las Encartaciones son cultural, arquitectónica y paisajísticamente, y, por supuesto, de derecho civil, cantabriegas o montañesas; siendo el cántabru la lengua mayoritaria en la gran mayoría de estos concejos y territorios.

Alfonso I vació la cuenca del Duero, conquistando numerosas poblaciones que luego destruyó, matando a los sarracenos y llevándose a los cristianos con los que repobló las montañas y costa cantábrica

A este respecto, Txomin Etxebarria Mirones, de una manera muy acertada nos recuerda en su libro, “Historia de los nombres de los municipios de Las Encartaciones”. Ediciones Harresi, Bilbao, año 2019, lo siguiente: “Aunque el Fuero rigió durante siglos, Las Encartaciones acabaron incorporándose al Señorío de Bizkaia. En 1799, los siete concejos del Valle de Somorrostro y los Valles de Gordejuela y Carranza; y en 1804, Güeñes, Trucíos, Galdames, Zalla, Arcentales y Sopuerta”.

“Las diez repúblicas y las tres villas se convirtieron en el pasado siglo en dieciséis municipios. Por otra parte Carranza, Trucíos, Arcentales, Zalla, Gordejuela, Güeñes, Galdames y Sopuerta. Los tres concejos pasaron a ser Santurce, Sestao y San Salvador del Valle, y los Cuatro Concejos, Somorrostro, (Muskiz) y Abanto y Ciérvana (1841). Completaban las dieciséis entidades, las villas de Lanestosa, Balmaseda y Portugalete”.

“Aún en el siglo XX, surgieron los nuevos municipios de Ortuella (desgajado de Santurce en 1901) y Zierbena (separado en 1933 de Abanto y Ciérvana)”.

“Las Encartaciones es pues una tierra peculiar, como tantas otras tierras, en este caso, porque es una zona fronteriza. Y las zonas fronterizas suelen ser más ricas, sobre todo en aspectos tradicionales y lingüísticos”.

Continuando con la lectura que Vucín hace en su obra: “108 Añus de regionalismo encartáu. Encartacionismu pulíticu”, en el mismo se afirma: “Corren pues paralelos la reivindicación regional o casi regional encartada, al tiempo que también la reivindicación nacionalista vasca para todo el País Vasco. A lo que hay que añadir que en 1907 se forma el Gipuzkoako Buru Batzar, y en 1910, comienza a introducirse en nacionalismo vasco también en Navarra. Por tanto, es un hecho real y también verificado, la entrada del nacionalismo expansionista vasco en La Encartación”.

“Ante los proyectos expansionistas del nacionalismo vasco para La Encartación, surge en Sestao en el año 1909 el Partido Nacionalista Encartado-Partíu Nacionaliegu Encartáu, quien aunque ciertamente era partidario de la nación vasca, se reservaba para La Encartación un tipo de asociación-vinculación diferente con este cuerpo político; pues la unión y el deseo de vinculación con Cantabria eran entonces más que evidentes. Si bien este grupo, como se dice ahora, tuvo una vida muy efímera. Y aunque en el mes de Junio se enviaron circulares a todos los pueblos de La Encartación con la intención de celebrar un concejo el día uno en los alrededores de Avellaneda, el proyecto finalmente no fructificó”.

Solo, y para que únicamente nos hagamos una muy breve idea (pues la terminología cántabra en esta tierra encartada se cuenta por varios miles) de la inmensidad de toponimia cántabra que existe en Las Encartaciones (y por lo que solo respecta a Sopuerta, ya que los ejemplos son interminables), Txomin Etxebarria Mirones, en su excelente y muy elaborado trabajo titulado “El habla montañesa o cántabra en la toponimia de Las Encartaciones”, afirma que solo en Las Encartaciones los topónimos terminados en “AL”, “ALES” o “AR” y “ARES” (tan propias de las  hablas montañesas) son los siguientes, aunque ejemplos hay muchísimos más:

Acebal (Carral), Acebal de Abajo, Acebal de Arriba, El Alisal, Alisal (Carral), Arbolar de Acebal, Arbolar de La Peña, Argomal, Bardal, Bardales,Berezal, Berezal de la Sota, Bizagal/Vigazal, Pico del Borbotal Mayor, Bortal Grande, Bortal Verde, Carral/El Carral, Carrascal (Beci), Carrascal (Sopuerta). Llosa del Carrascal, Castañal de La Revilla, Castañal de Laya, Castañal o La Ondera, El Cerezal, Corcal, Encinal (Mercadillo), Los Encinales, El Escobal, Llosa del Escorial, Gallinar, El Gamoral/Gomeral, Granzal/Grazal, Higares, Hijares (Beci), Hobales/Obales, Pieza del Hoyal, El Manzanal, Manzanal (Beci), Coterillo Manzanal (Beci), Manzanal del Rebollar (Beci), Rebollar del Manzanal, Mimbral, Montañal, Moral, Nocedal, Pieza Del Nogal (Mercadillo), Nogales, Noval, Ovales, Tras del Parral, Peñal/Bajo La Sebe del Peñal, Pinal (Carral), Monte Pinal Saldamando, Poval, El Quintanal, Rebollar, Sagual, Salzal, Llosa del Sartal/El Sartal, La Sierra Serregal, Trasmoral/Tremoral/Tresmoral, Varral, El Zarzal”.

Para concluir y finalizar referencias acerca de Sopuerta, el investigador y escritor encartado, Txomin Etxebarria Mirones (es tataranieto de pasiegos) nos referencia en el capítulo: “Sopuerta. Hacia el año 900: “Subporta”, en un libro magistral titulado: “Historia de los nombres de los municipios de Las Encartaciones”, estas interesantes aportaciones acerca de Sopuerta:

Sopuerta, municipio conocido, acertadamente como “El Valle del Sosiego”, es un pueblo muy bonito, con diversos barrios destacables como El Carral, Mercadillo, La Baluga, Beci… En 2016 tenía 2.595 habitantes.

La inmensa mayoría de su toponimia (nombres de lugar) se entienden por el castellano, aunque también hay unos pocos del euskera.

La primera referencia a este lugar se encuentra en el mismo documento, de hacia el año 900, en el que se señala “Carrantia” (Carranza).

Dentro del mismo capítulo, y con el sub apartado “Subporta” podemos leer lo siguiente en el mismo capítulo: “Con la forma “Subporta” vemos el nombre de éste municipio citado en un documento de hacia el año 900, conocido como “Crónica de Alfonso III”.

También se cita, en el mismo documento, Carranza, con la forma “Carrantia".

La “Crónica de Alfonso III” (que abarca un período de tiempo desde el año 672 hasta el año 866, es decir, los reinados de los cinco últimos reyes visigodos y de los once primeros asturianos) dedica unas cuantas líneas a relatar las campañas militares de Alfonso I (739-757), “qui cun fratre Froilane sepiu exercitum movens, multitas civitates bellando cepit” (que con su hermano Fruela, movilizando el ejército, conquistó, luchando, muchas ciudades).

En estas campañas Alfonso I vació la cuenca del Duero, conquistando numerosas poblaciones que luego destruyó, matando a los sarracenos y llevándose a los cristianos con los que repobló las montañas y costa cantábrica. Creó así una zona desértica y despoblada que separaba el reino asturiano del que luego sería el emirato de Córdoba. O al menos así lo cuentan.

A continuación, y en el texto que nos interesa se dice:

“Eo tempore populantur Asturias, Primorias, Liuana, Transmera, Subporta, Carrantia, Bardulies que nunc uocitatur Castella et pars maritimam. Et Gallecie, Alabanque, Bizcaj, Alaone et Urdunia, a suis reperitur senper esse posessas. Sicut Pampilonia, Degius et atque Berroza”.

(En aquel tiempo se pueblan Asturias, Primorias, Livana, Trasmera, Subporta, Carrantia, Bardulies, que ahora se llama Castilla y la parte marítima. Y Gallecia, Alaba, Bizcaj, Alaone y Urdunia, se encuentra que siempre fueron poseídas por los suyos. Como Pamplona, Degia y Berrozar”).

Hemos querido dar aquí un especial protagonismo a Txomin pues él es, a pesar de sus 77 años, y sus más de 45 años al servicio de dar a conocer los vínculos que existen y unen a Cantabria con Las Encartaciones, otro de esos casos de incansable y heroica lucha en favor de la causa cantabriega y del cántabru en Las Encartaciones. Una persona, que todo hay que decirlo, ha publicado más de 110 libros acerca de Las Encartaciones, y quien, además, por ejemplo (y por solo contar algunas anécdotas), a pedido varias veces al gobierno vasco que le subvencione con 500 euros la reedición de 100 ejemplares del libro, “El habla montañesa o cántabra en la toponimia de Las Encartaciones”.

Un libro éste que él mismo gustosamente se hubiera encargado de repartir por los centros escolares de Las Encartaciones, para que así el profesorado de la comarca hubiera tenido la oportunidad de conocer más aspectos, y no solo los oficiales, acerca de la cultura cántabra en este territorio, pero que lamentablemente descubre con que no hay ni tan siquiera 500 euros para difundir este gran trabajo (así como otros muchos más que ha editado de su propio bolsillo) a pesar de que el gobierno vasco sí que tiene, sin embargo, para finales del año pasado (2023) más de 369 millones de euros para temas relacionados con la política lingüística. Pero curiosamente, para hablar de la realidad del cántabru en Las Encartaciones no hay ni un euro tan siguiera.

Más información a través del siguiente enlace, pues a lo mejor a algunas personas les interesa dar a conocer este aspecto anulado y marginado de nuestra cultura, y quizá (quien sabe) con su aportación, sí que desea contribuir (bien a través de folletos, pegatinas y/o pegadas de carteles, etc.) a hablar acerca de esta realidad desconocida y ocultada a la inmensa mayoría de la población.

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Es por esto por lo que desde aquí, y desde este artículo, ahora le damos aquí a esta persona, y a sus libros, un espacio y un protagonismo especial (que al igual que a Vucín en algún momento también habrá que reservarle una especial atención en forma de artículo monográfico), para que así los lectores puedan descubrir más acerca de esta realidad tan ignorada y tan silenciada por muchos acerca de una lengua que siempre ha sido parte y forma de un espacio singular y determinado. Pues quienes en verdad deberían de velar por distinguirse por ser objetivos y ecuánimes, luego resulta que no lo son. Y así, y como muy bien afirma Txomin, luego se distinguen sin ningún rubor y reparo “por alteran topónimos, dejan perder tradiciones, tergiversan la historia, no por cualquiera, sino por catedráticos, doctores, lingüistas, profesores de Universidad, académicos de Euskaltzaindia, la propia Euskaltzaindia, curas, políticos, etc”. Para finales del presente mes de Abri, y como el mismo  Txomin nos refiere hace pocos días, se vendrá en formato publicación el libro, “La “conquista” de Las Encartaciones”, en el que se cuenta y se expone todo lo que aquí se está tratando y comentando.

Los enlaces que aparecen a continuación son, como se dice comúnmente por ahí, “canela en rama”, o si se prefiere, una auténtica joya por descubrir, además de un regalo con mayúscula para los sentidos y las conciencias dormidas y/o anestesiadas.

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El siguiente título: “El habla montañesa. Subdialecto de un dialecto que no se ha utilizado nunca en Las Encartaciones?”, de Txomin Etxebarria Mirones, será editado a finales del mes de Abril del presente año, y estará listo para contrarrestar las “versiones oficiales” de aquellos que solo admiten una verdad y una interpretación única y excluyente, como en este caso es la que parte de la Euskaltzaindia, o Real Academia de la Lengua Vasca. Y lo mismo que éste título referenciado, también Txomin tiene otro sobre toponimia manipulada de Las Encartaciones, que igualmente también verá la luz en el presente año.

Para saber más acerca de Txomin, aquí tiene el lector un muy interesante enlace referencial de un encartado único y sin igual:

https://entrecantones.wixsite.com/entrecantones/txomin-etxebarria

Por otro lado, la “Revista de Dialectología y Tradiciones Populares", vol. LIII, nº 1, (1998) ISSN: 0034-7981, y citando a la prolífica y muy bien documentada escritora y profesora, Isabel Echevarría Isusquiza, en su obra: “El romance del occidente de Vizcaya en su toponimia. Bosquejo histórico”, podemos exponer (únicamente una pequeña parte por falta de espacio) acerca de la presencia del cántabru y del castellano en Las Encartaciones lo siguiente:

Nos gustaría ver, no ya solo que el gobierno cántabro defiende y lucha por su patrimonio lingüístico, sino también por el del que ahora se encuentra desperdigado

En el caso vasco-románico, la contribución de la toponimia a la solución de problemas de naturaleza histórica parece especialmente apreciada, en particular por lo que se refiere a la cuestión siempre debatida de la extensión e intensidad de la romanización, y del carácter residual o importado del vasquismo de algunas comarcas en la época medieval y moderna (1). Estos problemas se plantean sobre todo para Álava, zonas de Navarra y el occidente de Vizcaya. De este último espacio, el comprendido entre el Nervión y Bilbao, Burgos y Cantabria, el territorio que abarca la comarca vizcaína conocida como Encartaciones, hablan estas páginas.

La filología española ha permitido un inexplicable vacío sobre el romance en el territorio político correspondiente a la lengua vasca, como ha expresado María Teresa Echenique en varios conocidos trabajos (2), en los que defiende el carácter autóctono del romance entre vizcaínos y guipuzcoanos, derivado directamente del latín y no importado de áreas vecinas (3). Pues bien, al emprender la exploración del romance en Vizcaya a partir de su toponimia, se advierte claramente que éste dista de mostrarse uniforme.

El globalmente aludido romance vizcaíno y guipuzcoano, “tan peculiar”, en palabras de la profesora Echenique (4), se desarrolla en territorio de lengua vasca hasta la actualidad, mientras que el romance del occidente de Vizcaya, el de Las Encartaciones, que no manifiesta huellas de bilingüismo vasco latino o vasco-románico, tiene comunidad de rasgos y origen con las comarcas vecinas cántabras y burgalesas.

Nos parece, en definitiva, muy acertado y muy revelador el siguiente enlace que de una manera muy clara y elocuente desmitifica la supuesta prevalencia del vasco sobre el cántabru en Las Encartaciones. Su título es el siguiente: “El romance del occidente de Vizcaya en su toponimia. Bosquejo histórico”.

file:///C:/Users/angel/Downloads/380-Texto%20del%20art%C3%ADculo%20(necesario)-389-1-10-20140829.pdf

Nos gustaría ver, no ya solo que el gobierno cántabro defiende y lucha por su patrimonio lingüístico, sino también por el del que ahora se encuentra desperdigado y expandido por otros territorios y comunidades autónomas vecinas, pues ciertamente, y en verdad, esta es una reclamación constante y permanente desde al menos el año 1975, sin que hasta el momento se haya logrado tener una resolución favorable y justa de reparación y de corregimiento a este respecto.

Acabamos ya con la siguiente y conocida reflexión que tiene como protagonista a la Mentira y a la Verdad, y que de alguna manera muy bien puede servir para ilustrar el final de este artículo, que no es otro que el mostrar la verdadera realidad de que el cántabru, y no el vasco, ha sido siempre la lengua propia y específica de Las Encartaciones. Una realidad ésta que nunca los diferentes gobiernos cántabros han reclamado y/o defendido, no habiéndose nunca preocupado por hacer valer y respetar ante sus vecinos, como, por ejemplo, sí que han hecho los gallegos en tierras de León o de Zamora a la hora de defender el gallego en estas áreas lingüísticas ahora leonesas, o para la oficialidad, castellano-leonesas.

La reflexión reza así: La Mentira le dijo una vez a la Verdad: “Vamos a darnos un baño juntos, el agua del pozo es muy agradable”. La Verdad, todavía sospechosa, probó el agua y descubrió que era realmente agradable. Así que se desnudaron y se bañaron. Pero de repente, la Mentira saltó del agua y huyó, vistiendo las ropas de la Verdad.

La Verdad, furiosa, salió del pozo para recuperar su ropa, pero el Mundo, al ver la Verdad desnuda, miró hacia otro lado con ira y desprecio. La pobre Verdad regresó al pozo y desapareció para siempre, ocultando su vergüenza. Desde entonces la Mentira corre por el mundo, vestida como la Verdad, y la sociedad está muy feliz por ello,  pues el mundo no desea conocer la Verdad desnuda.

Notas:

1. Así lo señala L. Michelena, “Nota marginal sobre la huella latina en la lengua vasca”, Fontes Linguae Vasconum, III (1972), pp. 12-13.

2. Cf., entre otras páginas de M. T. Echenique, “El romance en territorio euskaldún”, en R. Ciérbide (dir.), Lengua y literatura románica en tomo al Pirineo (Bilbao: Universidad del País Vasco, 1986), p. 159, y “La lengua vasca y el mundo románico”, Letras de Deusto, XL (1988), p. 233.

3. “Que el riojano forma comunidad con navarro y aragonés parece claro y, además, implica comunidad de origen, pero ello no implica, desde luego, que inicialmente no existieran diferencias más o menos acusadas entre sí. Que el castellano de Álava comparta características de la variedad burgalesa es también obvio. Pero las peculiaridades del romance hablado en las provincias actuales de Guipúzcoa y Vizcaya (mal estudiadas, en general) y que se registran incluso en individuos que no hablan euskera, esto es, no pueden ser achacadas a interferencias lingüísticas vasco-románicas en un individuo, sino en una comunidad; quizá nos estén mostrando el perfil del romance autóctono” (M. T. Echenique, Historia lingüística vasco-románica. Intento de aproximación [San Sebastián: Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa, 1984], p. 63).

4. “El romance...”, cit., p. 154.

A la conquista de Las Encartaciones
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