viernes. 26.04.2024

El caso mongol, un ejemplo real de asimilación y anulación

Aunque como mucha gente desde fuera puede llegar a percibir que el chino mandarín es el idioma más hablado de China, la realidad nos demuestra que esto no es de ninguna manera así; pues en realidad nadie hoy en día habla chino mandarín en China.

Siguiendo con nuestro periplo internacional por los lugares y los territorios más peculiares y singulares de la tierra, hoy nos detendremos de una manera muy particular para hablar de China y de sus lenguas, como en este caso sucederá, principalmente, a la hora de abordar el caso de la lengua mongola en la China de hoy en día. Pues el proceso de anulación y de asimilación forzada y consciente de una comunidad lingüística no es solo y exclusivo de las sociedades “democráticas” occidentales, sino también propio y particular de los regímenes “comunistas” y cerrados, como es el caso del gigante asiático.  

Y es que el caso mongol es un ejemplo más de asimilación y de anulación forzada y consciente de una lengua nacional hasta hacerla desaparecer casi por completo, circunstancia esta que ya fue denunciada en el diario digital, ElNacional (https://www.elnacional.cat/) hace ahora dos años aproximadamente (6 de Marzo de 2021), a través de un interesante artículo titulado: “Imperialismo lingüístico: Xi impone el mandarín en la Mongolia Interior”.

El dialecto de Pekín fue el elegido en el siglo pasado como modelo para desarrollar lo que luego más tarde sería denominado como: “la lengua estándar”

Antes de que Mao Zedong (también denominado Mao Tse-Tun), el fundador de la República Popular China, se hiciera con el poder en la China continental en 1949, e impusiera una dictadura política e ideológica basada en los principios y en los planteamientos del marxismo-leninismo, y hoy denominado oficialmente: República Socialista Unitaria Marxista-Leninista (causante de la muerte por exterminio y/o asesinato de más de 100 millones de personas en el siglo pasado); en China se hablaban más de 400 lenguas. A día de hoy (72 años después), y según The Ethnologue (web especializada en idiomas), en China existen 297 lenguas vivas; incluyendo los dialectos del chino. Sin embargo, de todas ellas el chino estándar (o chino mandarín) es la lengua oficial (por ley) de la República Popular China.

No obstante existe un gran debate entre los sinólogos (el estudio del mundo chino y, específicamente, de su idioma, de su literatura y de su cultura) por la clasificación o no de todas las lenguas de la familia del chino como dialectos o no del chino. Y es que aunque muchos los denominen dialectos, en realidad se trata más bien de lenguas total, absoluta y completamente ininteligibles entre sí.

Según el Language Atlas of China (1987) podemos decir que existen 10 dialectos o variedades del chino principales (algunos especialistas hablan de hasta 15 dialectos aún vivos), 3 de ellos no reconocidos completamente como variedades del chino, sino más bien como subdialectos de estos siete. Estos son los siguientes: 01). Mandarín: 836 millones de hablantes, con más de 7 dialectos. 02). Wu: 77 millones de hablantes, con más de 6 dialectos. 03). Cantonés: 71 millones de hablantes, con más de 11 dialectos. 04). Min: 60 millones de hablantes, con más de 4 dialectos. 05). Jin: 45 millones de hablantes, con más de 5 dialectos. 06). Xiang: 36 millones de hablantes, con más de 4 dialectos. 07). Hakka: 34 millones de hablantes, con más de 9 dialectos. 08). Gan: 31 millones de hablantes, con más de 10 dialectos. 09). Hui: 3,2 millones de hablantes, con más de 4 dialectos. 10). Ping: 2 millones de hablantes, con 2 dialectos.

Cada uno de estos idiomas, a su vez, está formado, al mismo tiempo, por un enorme puzle de dialectos, y aunque como mucha gente desde fuera puede llegar a percibir que el chino mandarín es el idioma más hablado de China, la realidad nos demuestra que esto no es de ninguna manera así; pues en realidad nadie hoy en día habla chino mandarín en China. El término (guan hua) o mandarín procede del idioma utilizado por los oficiales y por los funcionarios chinos durante la Dinastía Ming (1368-1644) y la Dinastía Qing (1644-1912), en la corte imperial de China. Sin embargo, cuando hablamos de chino mandarín, en la actualidad nos estamos refiriendo a decenas y a decenas de dialectos y de lenguas muy cercanas y próximas entre sí.

La consideración sobre si una lengua es un dialecto o no lo es depende en gran medida de los intereses políticos que existen de por medio

De todas estas lenguas dentro del mandarín, el dialecto de Pekín (beijing hua) fue el elegido en el siglo pasado como modelo para desarrollar lo que luego más tarde sería denominado como: “la lengua estándar” (el chino estándar, conocido en Taiwán como “guoyu”, y en China continental como “putonghua”), lo que a la postre finalmente permitió unificar y comunicar en una sola lengua a todo un país. Pero como antes hemos dicho (además del chino estándar) la familia del chino mandarín alberga muchos más y más dialectos y subdialectos, que a medida que nos alejemos de la capital serán más y más ininteligibles entre sí.

Por ejemplo, entre un chino que habla un pekinés y otro que habla el dialecto de Sichuan (provincia del Suroeste de China, y ambos dentro del mandarín o guanhua, pero alejados por aproximadamente dos mil kilómetros de distancia), habría la misma ininteligibilidad que existe entre una persona que habla catalán y otra que habla castellano: quizá un 50%. Mientras que entre dos lenguas de distintas familias del chino, por ejemplo, entre el hongkonés (dialecto del cantonés) y el pekinés (dialecto del mandarín), se “entenderían” de la misma forma o manera a como lo hace hoy un hablante de español y otro de alemán o ruso. O sea, a lo mejor alguna palabra suelta, y de casualidad, pero nada más.

En este caso la consideración sobre si una lengua es un dialecto o no lo es depende en gran medida de los intereses políticos que existen de por medio. En España, por ejemplo, a nadie se le ocurriría hoy decir que el catalán o el gallego son dialectos del español, sin embargo, y durante el siglo pasado, esa era la definición aceptada; y también la que se estudiaba en los libros de texto.

En la China de hoy en día la política de anulación sistemática y de acoso hacia lo que no es oficial (o no está estandarizado como permitido y/o reglado) e institucional es cada vez mayor y más exagerada, al tiempo que a medida que transcurren los años todo está más reprimido y acotado, dirigido y vedado. Y las lenguas, lógicamente, no podían escapar de este control férreo por parte del Estado.

Enseñar en público y sin permiso una lengua que es regional en la China actual puede conllevar el procesamiento y el posterior arresto de la persona

Un férreo control que no es de ahora, si no que ya viene de lejos, concretamente desde el siglo III a.C., que es cuando por primera vez se intentó unificar lingüísticamente este inmenso espacio y territorio de Asia. Sería durante la dinastía Han (la segunda dinastía imperial china, que duró desde el año 206 a. C. hasta el 220 d. C.) cuando se logró en buena medida esa unificación lingüística y cultural. Y es que el periodo Han es considerado como una edad dorada en la historia china, habiendo dejando un legado cultural que aún prevalece de una manera notable. Una dinastía que luego daría nombre al grupo étnico mayoritario de China: la “etnia Han”. No obstante, y a pesar de haber transcurrido casi 20 siglos desde entonces, aún el 30% del inmenso país oriental no habla mandarín.

Por otro lado, enseñar en público y sin permiso una lengua que es regional en la China actual puede conllevar el procesamiento y el posterior arresto de la persona, con su correspondiente y consiguiente traslado a los muchos “campos de reeducación ideológica” (es el término que allí se aplica a los disidentes) que la República Popular China tiene esparcidos por todo el país, si bien algunos (los más grandes) pueden llegar a albergar hasta a más de 8.000 personas. Y es que enseñar, o bien hacer apología sin el correspondiente y pertinente permiso del Partido Comunista Chino, puede acarrear, como mínimo, el encarcelamiento durante más de 7 años del infractor.

A todo esto se suma el hecho de que es obligatorio mostrar y dar fe de la nacionalidad que una persona posee. Nacionalidad que luego será impresa y fijada en un documento de identidad. Negarse a informar de la nacionalidad de la que una persona es depositaria conlleva, igualmente, el ser arrestado y procesado, y casi con seguridad, el ser trasladado a los “campos de reeducación ideológica”; de los que unas veces se sale y otras no.

A su vez, el resto de lenguas que se hablan en China (y que no pertenecen a la familia del chino) están muy relacionadas con una o con muchas variantes de las 56 minorías étnicas que actualmente conviven en el país. Con todo, algunos expertos hablan de la existencia aún de más de 90 minorías étnicas. Existen, además, y oficialmente, más de 400 millones de personas que no pertenecen a la raza china (han), y aunque algunas de estas etnias han incorporado el chino estándar a sus vidas, o alguna otra lengua del chino como su primera lengua (como, por ejemplo, los manchúes, que prácticamente ya han abrazado el pekinés como su lengua materna); otros han seguido manteniendo su propio idioma como parte principal de su cultura única y singular.

Algunas de estas lenguas alejadas del chino son, junto con el chino estándar, institucionales (“oficiales”) en las distintas regiones de China. Entre las más conocidas nos encontramos con el tibetano (hablado aún por aproximadamente 2 millones de personas, cuando antes de ser incorporado este inmenso territorio por la fuerza a la República Popular China (tras la batalla de Chamdo, en 1951), lo era de la inmensa mayoría de la población), el mongol (unos 6 millones de hablantes), el uigur (unos 11 millones de hablantes), el zhuang (unos 16 millones de hablantes), etc.

Algunas lenguas en China son hoy habladas por comunidades muy reducidas de menos de 200 habitantes

El caso del uigur es especialmente conocido internacionalmente, pues desde hace más de siete décadas, la República Popular China emplea una política sistemática de anulación y exterminio-asesinato de la población uigur en esta parte de la República; y que muchos expertos internacionales y ONGs califican sencillamente como de “atroz y despiadada” hacia la población que no es y/o pertenece a la etnia han.

Esta que aparece a continuación es la Agenda 2050 del Gobierno chino. Entre los secretos de Estado que se leyeron hace unos meses con el sello: “Documentos clasificados de Pekín”, estaba y encontramos el verdadero propósito de los campos de Xinjiang, esbozado ello en un plan a realizar en tres pasos: El primer paso establecido entre 2014-2015 consistía en: “asimilar a los que están preparados en Xinjiang, y eliminar a los que no lo están”. El segundo paso sería entre 2025-2035, y en el mismo se detalla: “Una vez completada la asimilación dentro de China, se anexarán los países vecinos”. El paso tres se extiende desde el año 2035 al 2055, y en él se especifica: “Después de la realización del sueño chino viene la ocupación de Europa”.

Mientras tanto algunas lenguas en China son hoy habladas por comunidades (se cree que hay todavía más de 150) muy reducidas de menos de 200 habitantes, sobre todo en las montañas y en las zonas rurales más inaccesibles del Sur de China. Además, muchas generaciones de chinos han que viven en zonas donde aún no son mayoría, también han aprendido (muchos de una manera parcial, y también como una forma de protesta ante lo que consideran un genocidio lingüístico hacia las lenguas regionales en los territorios y en los lugares en los que ahora viven y desarrollan sus vidas) las lenguas autóctonas del lugar. Esto ha terminado por producir un verdadero sincretismo militante-político muy característico y particular, en el que hoy es el tercer país más grande de la Tierra, al tiempo que colindante por tierra con 14 países fronterizos más.

Por ejemplo, existen lenguas que son el resultado de la combinación de varias lenguas chino-tibetanas, como sucede, por ejemplo, con el idioma linghua (hablado por más de 10.000 personas), en la Región autónoma de Guangxi, al Sur del país; una mezcla entre el shichuanés (una de las lenguas dentro de la familia del chino mandarín) y el idioma miao.

O, por ejemplo, el conformado por el idioma wutun (también se conoce como lengua ngandehua), formado por chino, tibetano y mongol; y que hoy es hablado por aproximadamente 2.000 personas en la provincia Oriental de Qinghai (también llamado Kokonur): una provincia sin salida al mar en el Noroeste de la República Popular China.

En 1952 los coreanos componían alrededor del 75% de la población local, pero en el año 2000 su participación ya se había reducido ostensiblemente hasta alcanzar el 36%

No sabemos el tiempo que permanecerá viva la lengua mongola en la actual China, pero de aplicarse (como ya se están haciendo) las políticas asimilacionistas chinas (principalmente a través de la inmigración de población china de la etnia han hacia la Mongolia Interior), el futuro que le espera a este pueblo es de suponerse que será el mismo, o similar, al que en su momento sufrió el coreano en la prefectura autónoma de Yanbian (al Norte de Corea del Norte), étnicamente coreano (mayoritariamente) en 1955, y a día de hoy solo étnicamente coreano al 40%. En esta parte del territorio chino el dialecto de la provincia de Hamgyŏng de Corea del Norte es el mayoritario, sin embargo, las autoridades chinas hacen importantes esfuerzos por descolorear a la lengua coreana en esta parte del territorio chino.

En 1952 los coreanos componían alrededor del 75% de la población local, pero en el año 2000 su participación ya se había reducido ostensiblemente hasta alcanzar el 36%. Las autoridades chinas no solo no subvencionaron durante el pasado siglo escuelas y publicaciones en coreano, sino que, por el contrario, tomaron medidas estrictas y muy severas a fin de prevenir así una futura emergencia del irredentismo coreano en la zona. Desde finales de la década de 1990 los coreanos (dicen las autoridades chinas) se han asimilado “voluntariamente” hacia la cultura china, y es de prever que la lengua coreana continúe disminuyendo en unos territorios (Yanbián y Changbai) donde siempre se ha hablado coreano (y no chino), y en donde desde siempre la etnia mayoritaria ha sido la coreana, al igual que su cultura.

Más terrible ha sido el futuro que le espera, y en verdad ha sufrido el pueblo tibetano en el siglo pasado (y también en el presente), donde más de la mitad de la población tibetana, o bien ha huido (principalmente a India), o bien ha sido exterminada por las autoridades comunistas chinas. Lhasa, la capital de la Región Autónoma del Tíbet (ubicada en la orilla Norte del río Lhas, en uno de los valles del Himalaya), está ya poblada mayoritariamente por chinos de la etnia han; algo que era totalmente impensable de creer antes de que se produjera en 1949 la intervención militar china.

En Lhasa, por ejemplo, las mujeres tibetanas hace ya tiempo que dejaron de parir en los hospitales bajo control chino (sobre todo desde las revueltas de 2008), principalmente por miedo a sufrir “pérdidas accidentales” por parte de los “profesionales” del servicio de la salud chino. Entre tanto, en las calles, están vigentes las estrictas comprobaciones de identidad, junto a los permisos de residencia (hukou) de los ya cada vez menos tibetanos que se atreven a salir de casa por miedo a ser “reeducados” bajo los principios de la Revolución.

Si, por ejemplo, tres monjes budistas tibetanos osan reunirse en una plaza pública para hablar y/o comentar cualquier asunto liviano del día, de ser interceptados por una patrulla militar o policial china, es seguro que inmediatamente serán acusados de sedición al Estado (uno de los delitos más graves que hoy se pueden cometer en China); lo que inmediatamente conllevará aparejada una multa cuantiosa, y a continuación una segura encarcelación.

Por otro lado la Ley de Salud Materno Infantil de 1994, que está basada en una interpretación exagerada de la Ley de Salud Pública, dice taxativamente que si una persona tiene algún tipo de enfermedad mental, física o hereditaria, esta no podrá reproducirse. De hecho, hay y existen leyes que obligan a ciertas parejas a abortar o a esterilizarse, ya que de no hacerlo podrían ser severamente multados.

El que en 1994 fuera ministro de Salud Pública en china, Chen Minzhang, decía: “Los nacimientos de menor calidad son importantes entre antiguas bases revolucionarias, entre las minorías étnicas, en las zonas fronterizas y en las áreas económicas deprimidas”. En otras palabras, hay minorías étnicas que producen nacimientos defectuosos o de menor calidad, y en la práctica, esto se traduce en que son las minorías étnicas quienes sufren la mayor parte de las esterilizaciones forzosas.

Con ello el Gobierno chino lanza dos advertencias, y al tiempo también ejecuta sus principios: por un lado evitan que nazcan ciudadanos pertenecientes a otras minorías étnicas, y por el otro, lanzan un claro mensaje de que solo la etnia han está preparada para dirigir los designios del país. Se han dado cientos de miles de casos en los cuales una persona ha ingresado en un hospital para ser tratado de una afección concreta, y al despertar, esta persona resulta que ya había sido esterilizada. La etnia tibetana es de sobra conocida en todo el mundo por haberse empleado contra ella y sobre ella este tipo de política y práctica “de readaptación socio sanitaria” bajo los estándares de los principios chinos.

Hemos querido poner en este capítulo el ejemplo de China por ser este, no solo el segundo país más densamente poblado del mundo (solo por detrás de la India), sino por ser también la primera economía más importante a nivel global (muy por delante ya de EE.UU.), al tiempo que también una de las naciones del mundo en donde mayor represión y anulación cultural y religiosa hay y existe hacia las minorías étnicas, religiosas y lingüísticas.

Este abuso, en parte, está motivado y se apoya (en gran medida) en sus incontestables e irrebatibles cifras macroeconómicas, lo que hace de China un gigante económico de primer orden.

A continuación, y ya para cerrar el presente artículo, un video que habla de Mongolia: el país, y la provincia de la actual China:

https://www.youtube.com/watch?v=fDRrkN4X6F0

El caso mongol, un ejemplo real de asimilación y anulación
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