sábado. 20.04.2024

Anežka Kašpárková, los grafitis y el cántabru

La historia moderna de los grafitis se remonta a finales de la década de 1960, pero ha sido con las redes sociales que estos han vivido un auténtico Big Bang.

Anežka Kašpárková es el nombre de una encantadora abuelita que vive en Louka (Moravia), en la República Checa. Siguiendo el arte tradicional de Moravia, esta anciana ha convertido esta localidad de apenas un centenar de vecinos del distrito de Blansko (Moravia Meridional) en un precioso rincón desde que comenzó a pintar hace casi 40 años. 

Y es que los trabajos murales de la señora Anežka han convertido a su localidad en un atractivo turístico, hasta el punto de que muchos forasteros incluyen Louka en su recorrido para no perderse la contemplación de esta belleza única y exclusiva, sencilla y especial. Anežka aprendió la técnica de otra mujer, de apellido Manakova, quien falleció tiempo atrás, y por eso ahora ella desea que este legado no se pierda.

Lo que más ilusión le hace pintar a Anežka es la atractiva y sencilla ermita de su pueblo, para lo cual reserva diez días al año

Para Anežka esta es una forma más de dar vida a las tradiciones culturales de su tierra, entre las que se incluye la lengua morava, lengua aún materna de aproximadamente cien mil personas (también de Anežka); de las cuales la mitad solo emplea el moravo como única lengua en su vida diaria. Moravia tiene una extensión de 22.348,87 km² (es una de las tres regiones históricas que conforman la República Checa, junto con Bohemia y Sileca, o Silesia checa), y una población de aproximadamente 3.130.000 habitantes.

Tras dedicar toda su vida al trabajo en el campo, en los últimos años ha dejado expandir su vocación artística (la pintura decorativa de paredes y fachadas con la ornamentación floral típica de su país), con un éxito inesperado en las redes sociales. Ella simplemente dice: "Hago lo que me gusta".

Así, sobre las paredes blancas de las casas de su pequeño pueblo, Anežka crea cenefas en color azul ultramar que dejan maravillados a los vecinos. Pinta a mano, sin plantilla, y no hace dos dibujos iguales. Con un modo de hacer totalmente artesanal decora entornos de ventana, marcos de puerta... siempre siguiendo el estilo tradicional de Moravia.

Lo que más ilusión le hace pintar a Anežka es la atractiva y sencilla ermita de su pueblo, para lo cual reserva diez días al año. Y es que Moravia fue una zona especialmente castigada por la persecución religiosa comunista después de la II Guerra Mundial. Sin embargo, esta pequeña iglesia es para ella un emblema de la fe que resiste el paso del tiempo, con la belleza singular que le añade la decoración floral de esta mujer de más de 90 años.

Hemos querido contar muy por encima la historia de Anežka, porque igual que ella decora pacientemente todos los años las paredes blancas de su pequeño pueblo, así también se podría hacer en Cantabria de una manera elegante y singular en un pueblo que se decidiera determinar.

Al hacerlo este gesto sería y serviría de aler (aliento) para una colectividad que está deseosa de que este tipo de sucesos y realidades se produzcan de una manera intencionada y consciente en favor de nuestra lengua. 

Por lo tanto, si se consigue que estos murales lleven letras o textos en cántabru, con ello habremos conseguido dar a nuestra lengua proyección y enfoque internacional, además de también mucha concienciación.

Ya sucedió en Santander en Octubre de 2020, cuando un mural de la Fundación Santander Creativa (FSC) realizó un grafiti animalista y en cántabru con la leyenda: "La libertá. El mayor espetáculu del mundu".

https://www.eldiarioalerta.com/articulo/santander/vox-considera-inaudito-destinen-22000-euros-mural-callejero/20200912121014086209.html

Y es que la historia moderna de los grafitis se remonta a finales de la década de 1960, pero ha sido con las redes sociales que estos han vivido un auténtico Big Bang. Y es tanto su dinámica urbana, como también el lenguaje y lo visual que encierran los diseños usados, es lo que les hace perfectamente convivibles en el ecosistema de las redes sociales. Pues alrededor de ellas han ido apareciendo comunidades de interesados en el street art en general, como es el caso de la mayor comunidad de aficionados al arte urbano: Street Art Cities.

Esto es solo un enunciado, pero en sí encierra toda una declaración de intenciones, pues las "Street Art Cities" podrían ser unas grandes aliadas a la hora de difundir el cántabru a través de los grafitis. Esta es, además, una comunidad muy activa que cada mes lanza una encuesta popular para rastrear por todo el mundo el mejor mural. Lo mismo ocurre al finalizar el año, cuando se escogen cien murales para que los usuarios puedan votar sus favoritos, para luego de ahí sacar el considerado como mejor mural del año.

Por lo tanto, si se consigue que estos murales lleven letras o textos en cántabru, con ello habremos conseguido dar a nuestra lengua proyección y enfoque internacional, además de también mucha concienciación.

Anežka Kašpárková, los grafitis y el cántabru
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