sábado. 20.04.2024

Tot el camp es un clam

Hoy se puede afirmar, sin lugar a dudas, que la independencia de Cataluña está más cerca, mucho más, que hace cuatro años y nadie ha hecho el ejercicio didáctico de explicarnos a cántabros, madrileños, extremeños, catalanes o de donde quiera que seamos, las consecuencias reales de esa posibilidad.

Como si se tratara del último minuto del partido, Rajoy, entrenador popular en entredicho, ha puesto toda la carne en el asador antes del próximo domingo, en el que se celebran las elecciones al Parlamento de Cataluña. ¿Quién no recuerda al gran Johan Cruyff mandar a Alexanco, el mítico central del Barça, a jugar como delantero centro en los últimos minutos de los partidos que perdían?. ¿O a aquellos porteros que suben al área contraria a intentar rematar el último córner del partido?. El empleo de los símiles futbolísticos no es casual, puesto que es el fútbol, quizás, el debate que más polémica ha generado en este país de alienación futbolística: ¿jugará el Barça en la Liga española?.

Tras sufrir una campaña para las elecciones en Cataluña deleznable, en el que no se ha querido discutir de nada serio, ni de los índices alarmantes de desempleo de esta comunidad, ni de los graves casos de corrupción del gobierno de Convergencia i Unió, ni de la rauda privatización de la sanidad, ni de la pérdida de capacidad adquisitiva de los catalanes, ni del brutal recorte de casi todos los servicios públicos. Tras una campaña en la que no sabemos qué plan, aparte de la “desconexión”, tiene “Junts pel Sí” pero sí sabemos que el Partido Popular opta, una vez más, por el inmovilismo absoluto. Tras anunciar el PP y sus acólitos, como si fueran Moisés, una tras otra, todas las plagas que van a caer sobre Cataluña si se independiza de España, comprobamos que el último recurso, la última bala, la estrategia final de Rajoy ha sido anunciar que el Barça no jugaría en la liga española.

No valió con visitar a Merkel e intercambiar miserablemente una advertencia a Cataluña para que respete la legalidad constitucional a cambio de acoger a algunos miles de refugiados sirios para liberar algo a Alemania de la presión de solicitudes de asilo. Tampoco conseguir que Cameron dijera que Cataluña saldría de la Unión Europea. No valió tampoco sacar al ruedo al Gobernador del Banco de España, Luis María Linde, para decir que Cataluña caería en un corralito. Tampoco que Joan Rosell, presidente de la CEOE, o la banca privada, La Caixa y el Banco Sabadell a la cabeza, expusieran burdamente las trágicas consecuencias de la desconexión catalana, no quiero saber a cambio de qué. Ninguna amenaza ha hecho mella en la intención de voto independentista. Las encuestas publicadas este fin de semana da a “Junts pel Sí” junto con las CUP la mayoría absoluta de escaños en el Parlamento catalán.

Quizás, sabiendo los gustos culturales de nuestro querido presidente, e inspirado leyendo el Marca, ha optado por jugársela al todo o nada, a tomar medidas extremas de verdad. Probablemente dudará, decisiones así no son baladíes, requieren de una profunda reflexión, pero ¡qué coño Mariano!. ¡Un Presidente tiene que tomar a veces medidas duras!. Dicho y hecho, llamada a Javier Tebas (presidente de la Liga de Fútbol Profesional) y a Miguel Cardenal (presidente del Consejo Superior de Deportes), rueda de prensa y el anuncio: el Barça no jugará en la Liga. Eso sí que duele, Mariano, jugada maestra.

Es posible que las encuestas hayan dado que pensar en Génova, o al menos eso desearía. ¿Cómo es posible que una coalición independentista liderada por Convergencia, con el objetivamente pésimo gobierno que ha realizado, puede tener tanto apoyo?. La verdad, es que si nos retrotraemos 15 años, al año 2000, parece de ciencia ficción que Convergencia liderara ningún proceso independentista, recuerden que no queda tan lejano el apoyo de Convergencia i Unió al primer gobierno de Aznar (1996-2000). De hecho el independentismo sólo apareció como un ideal del partido desde 2012. La respuesta del gobierno de Rajoy fue cerrar todas las puertas, activar al Tribunal Constitucional y utilizar la amenaza como forma de comunicación. La generación de una dialéctica confrontada entre españoles y catalanes, y en resumen, la identificación de un enemigo común ha sido ideada bajo el más puro estilo de los nacionalismos yugoslavos, dando a Cataluña por perdida en términos electorales y pensando que de este modo podrían activar más votos en el resto del Estado. Teniendo en cuenta su lógica electoralista, creo que es la hipótesis más probable. Es triste ver cómo la única razón que mueve a este partido es mantener el poder a toda costa, a base de generar unos daños irreparables en la sociedad catalana pero también en la española, pero midiendo mal las consecuencias finales de esa política. Hoy se puede afirmar, sin lugar a dudas, que la independencia de Cataluña está más cerca, mucho más, que hace cuatro años y nadie ha hecho el ejercicio didáctico de explicarnos a cántabros, madrileños, extremeños, catalanes o de donde quiera que seamos, las consecuencias reales de esa posibilidad. Nadie quiere bajar a lo concreto, porque quizá lo único que interese sea saber si habrá o no habrá todos los años dos Madrid-Barça. Tal es la mediocridad de la política del Partido Popular, que la duda es si Rajoy soportará vivir sin el derbi y si dentro de otros cuatro años veremos a Mariano al frente de una pancarta coreando “Tot el camp es un clam…” reclamando la vuelta del Barça a la Liga.

Tot el camp es un clam
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