jueves. 25.04.2024

La solidaridad como transacción electoralista

Como todo en este Partido Popular, su posicionamiento frente a la crisis siria está sujeta a transacciones si éstas reportan un beneficio electoralista.

Como ya nos ha ido demostrando a lo largo de toda la legislatura, el inmovilismo de Rajoy sólo se mueve en términos electorales. Siempre reactivo a los acontecimientos y siempre superado por ellos, jamás ha marcado la iniciativa y sólo ha reaccionado o bien por presiones exteriores o bien por presión de la ciudadanía, cuando esta incluía a parte de lo que el PP considera sus votantes. Da igual que se trate de una tragedia humanitaria que de un caso de corrupción. La posición del Gobierno de Rajoy ha sido siempre igual: dejarlo pasar.

El drama de los refugiados sirios no es ajeno a esta lógica. Escuchábamos a Sáenz de Santamaría el pasado lunes decir que la capacidad de acogida de España estaba muy saturada por la presión migratoria que “sufre” España (que inapropiada la utilización de ese verbo “sufrir” cuando los que sufren son los que vienen). Asimismo, rechazaba la cuota de 6.000 refugiados propuesta por la Comisión Europea y decía que sólo acogería alrededor de 2.000. Una semana después su compañero de partido y Ministro de Asuntos Exteriores, García-Margallo, dice que “España asumirá la cuota máxima que le corresponda”, que se estima en alrededor de 15.000 refugiados, aunque por tres veces el Ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, afirmase la semana pasada que España no tiene recursos para asumir los 6.000 que inicialmente le correspondían y que tildaban como “reparto injusto” y a lo que finalmente se negaron.

¿Qué ha cambiado en esta semana? ¿Qué acontecimiento ha provocado la sensibilización repentina del Gobierno? ¿La tristemente famosa foto del pequeño Aylan? ¿La movilización ciudadana? ¿La declaración de las principales capitales españolas como “ciudades-refugio”? ¿La declaración del Papa animando a todas las parroquias a acoger una familia? Sospecho que no. Lamentablemente, tenemos ya demasiadas pruebas de que ni las declaraciones del Papa ni las tragedias de refugiados o emigrantes han despertado la sensibilidad de este Gobierno (recuerden las reacciones a las muertes en la playa de Tarajal, las cuchillas de Melilla, las tibias reacciones después de encontrar en un camión los 71 refugiados en Austria el pasado 27 de agosto o la nula acción del Gobierno de España ante el conflicto sirio). Creo que todo este cambio viene provocado más bien por las próximas elecciones en Cataluña. Como todo en este Partido Popular, su posicionamiento frente a la crisis siria está sujeta a transacciones si éstas reportan un beneficio electoralista. No en vano, este cambio se ha producido en la semana que Rajoy visitó a Cameron y Merkel.

La negociación con Merkel fue clara, España acepta el sistema de cuotas que la Comisión Europea a cambio de que Merkel haga una declaración en la que se advierta a Mas y a Cataluña de que la UE no aceptará la independencia de Cataluña.  Dicho y hecho. Transacción realizada. Merkel elimina uno de los principales escollos, España, para poder sacar adelante la propuesta de la Comisión Europea, que es la que Alemania defiende, de establecer cupos de cumplimiento obligatorio para repartir a los refugiados sirios, que recordemos, tienen en Alemania el principal destino. A cambio, Rajoy alimenta el miedo entre los catalanes a la desconexión de Cataluña y se marca el tanto entre los suyos al ver sus tesis antisoberanistas apoyadas por Merkel.

Solo pido Srs. y Sras del PP, y es mucho pedir hablando de este Gobierno de Rajoy, que no nos vendan ahora humanidad y solidaridad. Por favor, no mientras en Cataluña su candidato a la Generalitat sea García Albiol el de “no queremos rumanos”, el de “limpiando Badalona” o el que afirma que “la UE debe de plantearse si todos los ciudadanos deben de tener todos los derechos”; no mientras la solución a la emigración subsahariana sea levantar las vallas y poner cuchillas; no mientras el presupuesto en cooperación al desarrollo no recupere los niveles de 2011 (ha disminuido de 1.971 millones de euros en 2011 a 519,34 en 2015). La actuación resérvensela para las generales. 

La solidaridad como transacción electoralista
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