sábado. 20.04.2024

Ideología gaseosa, identidad estética, atomización política y otras barbaridades

La imagen y la identidad es tan líquida hoy en día como volátil el voto. Teniendo en cuenta que este fenómeno es “tal cual”. ¿Puede ser que el marco conceptual sea un modus operandi? ¿Llamar ideologías a posturas contrapuestas que consisten en un modus operandi consistente, con carácter definitorio en la volatilidad y el cambio?

Un sabio (Jesús Ibáñez) decía que hubo dos momentos durante su vida en la ciencia. Un primer tiempo, en el que la ciencia consistía en abrir agujeros. Y un segundo, hace unos cuarenta años, que consistió en cerrarlos. Hoy vamos a abrir algunos agujeros a fín de ver más allá de los muros.

¿Están todas las opciones (electorales) de representación política disponibles? ¿Están todas las identidades representadas? ¿Sería posible que el peso de la identidad, dentro de un sistema de consumo (con lo que ello conlleva) como marco conceptual definitorio de la práctica haya transformado también la identidad política? ¿No podría ser que el sistema de consumo basado en la moda y la identidad a través de la imagen, hubieren olvidado que la identidad no es una marca? ¿Podría ser que las derivas soberanistas respondan a una causa identitaria que tiene que ver más con un modo de consumo cultural que con una cuestión identidad cultural de trasfondo? Me gustaría hablar de este agujero en otra dimensión. Algo que viene pasando continuamente, que nadie espera y que, en base a algunas teorías podría seguir pasando.

Esto parece más bien una cuestión de identidades, y hoy la identidad se consume

Me refiero a la llegada sucesiva de partidos políticos. Porque esto ya no parece una cuestión de intereses de clase. Esto parece más bien una cuestión de identidades, y hoy la identidad se consume. Es una moda y una imagen. Algo, que viene y va. Y tú te identificas, pero a los cuatro años llegan estos otros, y son nuevos, etc. ¿Acaso un partido político puede ser “como anillo al dedo”? ¿Representar esas curvaturas conceptuales y metafóricas con el acercamiento y la perfección estética que esa prenda da a tu figura?

Otro sabio (Karl Marx) pensaba que la ideología era una artefacto conceptual que invertía las lógicas relacionales entre lo material. Él no hablaba de las ideologías, hablaba de la ideología. ¿Por qué? Porque la ideología es un sistema conceptual, dota de sentido a lo que rodea (y atrapa). ¿El hecho de que la batalla se juegue en relación a la identidad pensada como imagen tiene algún sentido político? La imagen y la identidad es tan líquida hoy en día como volátil el voto. Teniendo en cuenta que este fenómeno es “tal cual” ¿Puede ser que el marco conceptual sea un modus operandi? ¿Llamar ideologías a posturas contrapuestas que consisten en un modus operandi consistente, con carácter definitorio en la volatilidad y el cambio? ¿Estamos pasando de la sociedad líquida de Zygmunt Bauman a una sociedad gaseosa? Más ambicioso preguntarse… ¿Una política, ya no fragmentada, atomizada? ¿Una sociedad en la razón política es una cuestión de etiqueta que de trasfondo? ¿Las tendencias soberanistas e identitarias avanzan, no solo como reacción a la globalización, sino como antítesis del intento de éste por estandarizar las culturas de las sociedades?

Quizás por eso muchos “analistas” no se lo explican, porque quizá, en vez de cerrar agujeros, nos toque abrirlos de nuevo. Quizá, para comprender ciertos procesos actuales, tengamos que ver a través de nuestros muros.
 

Ideología gaseosa, identidad estética, atomización política y otras barbaridades
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