viernes. 19.04.2024

Aprender a hablar y a comunicarse se ha convertido en todo un reto en los niños de la generación Covid. Las mascarillas, la distancia entre unos y otros, el confinamiento y el parón educativo de esta pandemia han creado una de las secuelas que más asustan a los logopedas: un retraso en su aprendizaje. 

Tras dos años de pandemia parece que el fin de las restricciones y del uso de la mascarilla, anunciado ya para el 20 de abril, nos dejan analizar las consecuencias del Covid-19. En este caso, los logopedas lo ven claro: “existen más casos con dificultades para aprender a hablar y a comunicarse después de la pandemia”. 

Para comprender esto hay que destacar que los más pequeños pasan por diversas fases para desarrollar el lenguaje, algo fundamental. Es desde el primer año donde el bebé ya se expresa con llantos, sonrisas, imitaciones, balbuceos y comienzan a señalar todo aquello que reconocen, pero a los dos años el niño ya empieza a juntar palabras en un solo sonido o frase. “Es en esta etapa cuando el niño ya se da cuenta que mediante la verbalización puede transmitir un mensaje. La mayoría de su vocabulario tiene relación con el contexto que le rodea como mamá, papá, chupete...”, exponen estos profesionales. 

En una etapa más avanzada, el niño ya empieza a formar frases de más de dos palabras, usando un habla espontánea, “es de esta forma cuando empiezan a mantener conversaciones”. Si unimos esto al desarrollo del juego simbólico (una actividad espontánea en la que los pequeños utilizan su capacidad mental para recrear un escenario como entretenimiento), estamos potenciando el desarrollo lingüístico. 

Hacia los 4 años “el lenguaje se asemeja cada vez más al de una persona adulta, entiende más significados, domina mejor la gramática, contesta a preguntas y amplía su vocabulario de manera exponencial”. Con la llegada de la pandemia todo esto se ha retrasado. 

Para poder desarrollar todo este trabajo existe una figura fundamental en centros y colegios: los logopedas. Una profesión que ha sufrido las consecuencias de la pandemia y ha tenido que ponerse ‘manos a la obra’ para que familias y niños aprendan tranquilos. 

LAS MASCARILLAS, EN EL PUNTO DE MIRA 

El uso de las mascarillas ha sido uno de los mayores aliados contra el Covid-19 pero, por otra parte, ha complicado la comunicación con los más pequeños y ya hay estudios que aseguran que las mascarillas distorsionan los sonidos del habla a través del tejido. “Ya se han realizado estudios en los que se refleja que una mascarilla de tipo quirúrgica resta 4 db de sonido y una tipo FFPP2 hasta 12 db, por lo que hablamos de una gran pérdida de información en la percepción del habla”, explica la logopeda. 

Es por eso que “a raíz de la pandemia y el uso de las mascarillas hemos podido observar cambios y un aumento de las dificultades en la comunicación y por tanto, en el aprendizaje,” aseguran tras dos años de largo trabajo. 

En niños con trastornos del desarrollo del lenguaje, una deficiencia auditiva o una dificultad en la lectoescritura, las dificultades son mayores y se agravan y “hemos observado que esa barrera que es la mascarilla, produce aún más consecuencias”, exponen. 

Recuerda además el confinamiento porque el estar aislados, no poder ir a los parques, los grupos burbuja y todas las indicaciones que han surgido dentro de la pandemia “han supuesto una gran reducción de las oportunidades relacionales de los niños que ha tenido gran impacto en su sociabilización y por tanto, en otro de los grandes medios de aprendizaje”, apuntan como otro gran problema. 

COMPLEMENTAR LA INTERACCIÓN CON NUESTROS PEQUEÑOS CON HERRAMIENTAS 

El trabajo de los logopedas ha sido constante desde que el Covid-19 llegó a nuestras vidas. Miles de familias han visto cómo sus hijos han tenido un retraso en el habla y en el aprendizaje y han acudido a estos profesionales. “Como profesionales nos hemos visto obligados a complementar nuestra interacción con otro tipo de herramientas, muchos más apoyos visuales, fotos, videos, dibujos, grabaciones, donde se complementa la información visual y auditiva afectada”, argumenta. 

Como profesionales nos hemos visto obligados a complementar nuestra interacción con otro tipo de herramientas

Al hilo de la interacción con los más pequeños para ayudarles en su desarrollo, los logopedas recuerdan la figura de los padres en este crucial proceso y aconsejan que en la comunicación con nuestros hijos es muy importante “apoyarnos con gestos y compensar con nuestros cuerpos la información que no se puede ver de la cara y asegurarnos de que se ha comprendido nuestro mensaje”, explican. 

En las etapas más tempranas es importante acercarnos a nuestros pequeños basándonos en la estimulación de situaciones donde la atención sea conjunta. Situaciones como comentar un libro o jugar con el mismo juguete son “situaciones que potencian y favorecen el aprendizaje del lenguaje”.

Aprender a comunicarse después de la pandemia, el reto de los más pequeños
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