A las 17:00 horas del 23 de febrero de 1981 daba comienzo en el Congreso de los Diputados la sesión de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo. El candidato de Unión de Centro Democrático (UCD) no logró la mayorÃa unos dÃas antes, el 19 de febrero, por lo que fue necesario realizar una segunda elección. A las 18:00 horas comenzó la votación nominal, pero 23 minutos después un grupo guardias civiles, subfusil en mano, irrumpió en el hemiciclo con el teniente coronel Antonio Tejero al frente, dando inicio a unas horas que reavivaron el fantasma del golpe de Estado de julio de 1936 y los miedos a algo que se habÃa vivido durante casi 40 años de dictadura.
Tanto el Gobernador Civil como el Gobernador Militar “no tenÃan preocupación†en que pudiera llegar a ocurrir algo en la capital cántabra
“Me temà lo peorâ€, recuerda el periodista Juan González Bedoya, en aquel año director de la ‘Hoja del lunes’ y colaborador en El PaÃs y en RTVE, algo que también señala a este medio el periodista, historiador y escritor José Ramón Saiz Viadero. “Pensé todo lo peor hasta que salió a hablar el Reyâ€, explica Saiz Viadero, que llegó a valorar “salir de Españaâ€. “El temor era extendidoâ€, recuerda.
Ese discurso no llegó hasta pasada la medianoche, por lo que esas fueron unas horas llenas de incertidumbre para la sociedad. Aquellos que militaban en formaciones de izquierdas estaban, si cabe, aún más en el punto de mira. De hecho, Bedoya recuerda que cierto tiempo antes del intento del golpe de Estado “me habÃan quemado el coche†y hubo un intento de atentado con bomba en el periódico. “Mandé a todos a casaâ€, apunta, añadiendo que desde su vivienda y la de varios amigos, en las que estuvo esas horas, se dedicó a “llamar a todo el mundo para recabar información sobre lo que estaba ocurriendoâ€.
En Santander la situación se vivió con algo más de tranquilidad, al menos desde las instituciones. Tanto el Gobernador Civil como el Gobernador Militar “no tenÃan preocupación†en que pudiera llegar a ocurrir algo en la capital cántabra, pero esa sensación era la opuesta a la que existÃa en la calle. Saiz Viadero, que en aquel año era concejal del Partido Comunista en Santander y tenÃa una librerÃa –que ya habÃa sido atacada- recuerda esas horas “con mucho nerviosismo†porque “la ultraderecha iba a tener a los comunistas en el punto de miraâ€. Por eso “fue un alivio†ver que el Rey salió en televisión rechazando el intento golpista, algo que como recuerda Bedoya, “estaban intentando hacer†desde varias horas antes, pero la sede de RTVE estaba intervenida, impidiendo la emisión del mensaje hasta las 0:30 horas.
El periodista e historiador David Solar vivió estos acontecimientos en la propia capital de España. En aquella época trabajaba en Historia16, y recuerda que supo de lo que estaba ocurriendo por un compañero de Diario16. “Nos quedamos estupefactosâ€, apuntando la “angustia que tuvimos todos†en los primeros momentos. En este sentido, y aunque “no estábamos implicados en nadaâ€, tenÃan un “miedo cervalâ€, un “temor a una involución del paÃsâ€.
SALIR DE ESPAÑA
Se habÃa preparado para el golpe “una lista a nivel nacional con personas de todas las comunidadesâ€, en la que estaba Saiz Viadero
Para muchos, las imágenes y las noticias sobre la irrupción de los guardias civiles en el Congreso de los Diputados, los disparos al techo –que aún hoy siguen siendo visibles- y la declaración de Milans del Bosch del estado de excepción en Valencia tras la ocupación militar, apuntaba al comienzo de algo que se pensaba terminado con la llegada de la Democracia. Por eso, simpatizantes, militantes y miembros destacados de los partidos pensaron en irse del paÃs. Tanto Bedoya como Saiz Viadero reconocen que fue algo que tenÃan muy claro. “Si no sale el Rey y triunfa el golpe de Estado, a mà me coge en Franciaâ€, reconoce el que fuera director de la ‘Hoja del lunes’.
Ambos periodistas recuerdan el ambiente en aquella época de forma muy similar. “Estábamos al tanto de los golpistas. HabÃa gente importante, familias como los BotÃn, los Oriol,… que no estaban de acuerdo con la democraciaâ€, señala Bedoya, muy crÃtico también con la pasividad de Estados Unidos, que “no alzó la voz†ante el intento de golpe de Estado.
Para Saiz Viadero, Santander en aquel 1981 “era foco de la ultraderecha, y recordando lo que ocurrió en el golpe de Estado del ’36, los primeros momentos eran fundamentalesâ€, de ahà la celeridad para salir de España si hubiera sido necesario. Y aunque él estuvo “más tranquilo†una vez se produjo el mensaje del Rey, “hubo otra gente que noâ€. Tiempo después descubrió que se habÃa preparado para el golpe “una lista a nivel nacional con personas de todas las comunidades, en la que yo estabaâ€.
Por su parte, Solar vivió esas horas con sus padres, que habÃan acudido a visitarle, y unas compañeras periodistas. La pregunta recurrente era qué iba a pasar. De hecho, recuerda que intentó hablar con un amigo periodista de Valencia, pero fue imposible porque la redacción habÃa sido intervenida por la Guardia Civil. “Se veÃan tanques por las calles de Valenciaâ€, señala el historiador.
Sin embargo, en esas angustiosas horas también hubo héroes anónimos. Solar recuerda a dos. Por un lado, el comandante de InfanterÃa en Cataluña, Gabriel Cardona, que “logró parar la salida de los carros†gracias a una estrategia que el historiador califica de “anécdotaâ€. El militar, “al margen de las órdenes†que tenÃa, habló con los tenientes y les planteó las dudas sobre el cobro de pagas en caso de que el golpe de Estado prosperase, sugiriendo que lo hablasen con sus familias.
Por otro, el periodista Jesús Picatoste, directivo de RTVE que dirigió la grabación del mensaje del rey Juan Carlos I y que logró establecer esa conexión con el Palacio de la Zarzuela. Un mensaje que, reconoce, “nos dejó más traqnuilosâ€.
“La democracia estaba mucho menos consolidada, tenÃa apenas cinco añosâ€, apunta David Solar
CUATRO DÉCADAS DESPUÉS
“El fuego se sofocó, pero quedaron llamas y eso está ahÃâ€. Asà define Saiz Viadero lo que supuso el intento fallido de golpe de Estado y su vinculación con acontecimientos actuales y el ascenso de la extrema derecha, que “aprovechan para levantar la cabeza†con “ideas del pasado que trasladan al presenteâ€, creando “falacias†y “manipulando los hechos con las palabrasâ€. En este sentido, señala que “esta es la contradicción de la libertadâ€, a la que apelan para “difundir ideas†que van contra esa libertad.
Para Bedoya, sin embargo, la situación no es comparable. “En primer lugar, España está en Europa y es una democracia consolidadaâ€, apunta, aunque reconoce que existe un “sector lunático de la sociedad al que le encanta estoâ€, pero es “muy minoritario y va en contra de la sociedad internacionalâ€. A su juicio, 40 años después de aquel 23 de febrero de 1981 “España tiene peso en Europaâ€, y es impensable que un Secretario de Estado de Estados Unidos se mantenga al margen como ocurrió aquella noche. “Ahora mismo un golpe de Estado es impensableâ€, asegura.
Tampoco Solar cree que la actualidad tenga nada que ver con aquella época. “La democracia estaba mucho menos consolidada, tenÃa apenas cinco añosâ€, apunta el historiador, a lo que se suma una “crisis de Gobiernoâ€. Con todo, y aunque “la situación era mucho más débilâ€, sà habÃa “más fe en la colaboración de los partidos polÃticosâ€, algo que “ahora veo menosâ€. A su juicio, todos “piensan más en los votos y en el poderâ€, por lo que “hacen falta más hombres de Estadoâ€.
“Cuando los polÃticos salieron del Congreso en la mañana del 24 de febrero lo hicieron dispuestos a sacar el paÃs adelanteâ€, recuerda Solar, que considera que “lo que necesitamos ahora es que, en vez de salir a reprocharse, se pongan a trabajar juntosâ€.