martes. 19.03.2024
MEMORIA

“Cuando lo sacaron de la celda para llevarlo al garrote vil, se puso a cantar ‘La Internacional’”

Una placa en el cementerio civil de Santander recuerda desde la semana pasada a los 21 antifascistas ejecutados por el franquismo a garrote vil entre el 5 de septiembre de 1937 y el 29 de agosto de 1940 en Cantabria.

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Cara norte del monolito con los nombres de los 21 antifascistas ejecutados por el franquismo entre 1937 y 1940 en Cantabria | edc

Una placa en uno de los monolitos ubicados en el cementerio civil de Ciriego –el cementerio de Santander– recuerda desde la semana pasada a los 21 antifascistas ejecutados por el franquismo a garrote vil en Cantabria, todos ellos en la Prisión Provincial, ubicada en la santanderina calle Alta hasta su demolición hace apenas una década y cuyo solar se utiliza ahora como aparcamiento. El garrote vil estuvo en vigor en el Estado español desde principios del siglo XIX hasta la abolición de la pena de muerte hace sólo unas décadas, y los últimos ejecutados por ese método fueron el anarquista catalán Salvador Puig Antich en Barcelona y el delincuente común alemán Georg Michael Welzel Heinz Chez en Tarragona, ambos muertos el 2 de marzo de 1974. En Cantabria, 21 antifascistas fueron ejecutados por el franquismo en la Provincial entre el 5 de septiembre de 1937 –con todo el territorio de Cantabria tomado ya por las tropas franquistas excepto Tresviso, que caería sólo unos días después– y el 29 de agosto de 1940, acabada la Guerra Civil y comenzada la II Guerra Mundial que enfrentó a los principales colaboradores del franquismo –los nazis alemanes y los fascistas italianos– con las denominadas potencias aliadas.

“La mayoría, por no decir todos, eran comunistas, socialistas, anarquistas… significados en su militancia”

“Normalmente el verdugo venía de fuera de Cantabria”, explica el presidente de la asociación Héroes de la República y la Libertad, Antonio Ontañón, que recuerda cómo Felipe Matarranz (1915-2015) –que en los años cuarenta se convertiría en guerrillero antifranquista de la Brigada Machado– en 1939 –tras ser detenido en 1937– compartió celda en la Provincial con algunos de los ejecutados a garrote vil, entre ellos Mateo Pérez Rasilla El Che. “Me decía Matarranz que cuando los sacaron de la celda para llevarlos al garrote vil, uno de ellos, creo recordar que El Che, se puso a cantar La Internacional… y estuvo cantándola hasta que lo descoyuntaron”, rememora Ontañón, que destaca que “la mayoría de los ejecutados a garrote vil, por no decir todos, eran comunistas, socialistas, anarquistas… significados en su militancia, por eso les aplicaban el garrote vil”.

El 5 de septiembre de 1937 fue ejecutado el antifascista Vicente León (Barakaldo, 36 años), que había ingresado en la Provincial el 28 de agosto, apenas una semana antes. El 16 de septiembre del mismo año lo fueron dos: Francisco García Gutiérrez (Los Corrales de Buelna, 41 años) y Eduardo Jordán (Santander, 43 años), que habían ingresado el 30 de agosto. Y el 18 de diciembre lo fueron siete: Ángel Herrera (Camargo, 26 años), Andrés Ruiz Asuero (Torrelavega, 45 años), Pedro Mediavilla (Torrelavega, 29 años), Esteban Obregón (Torrelavega, 37 años), Agustín Tejera (Santander, 38 años), Maximino Gutiérrez González (Piélagos, 23 años) y Eloy García Gil (Piélagos 28 años). Herrera había ingresado en la Provincial el 2 de septiembre, Ruiz Asuero el 4, Mediavilla y Obregón el 17, Tejera el 1 de octubre y Gutiérrez González y García Gil el 2.

En 1938 fueron ejecutados otros siete antifascistas, todos ellos el 25 de septiembre

En 1938 fueron ejecutados otros siete antifascistas, todos ellos el 25 de septiembre: Jesús Gómez Sánchez (Santander, 33 años), Eusebio Álvarez Hervia (Santander, 32 años), José Muñoz López (Bilbao, 20 años), Manuel Rueda (Saro, 32 años), José Solar (Santander, 52 años), Benito Palacios (Karrantza, 35 años) y Manuel Fernández Gómez (Castro Urdiales, 30 años). Gómez Sánchez había ingresado en la Provincial el 30 de agosto, Álvarez Hervia el 9 de septiembre, Muñoz López, Rueda y Solar el 10, Palacios el 23 y Fernández Gómez el 26 de octubre.

Ya finalizada la Guerra Civil española con la victoria de los franquistas el 1 de abril de 1939, las ejecuciones de antifascistas a garrote vil en la Provincial continuaron. El 16 de octubre de 1939 fueron ejecutados dos: Miguel Pacheco (Santander, 37 años), que había ingresado el 5 de mayo, y Mateo Pérez Rasilla El Che (Los Corrales de Buelna, 47 años), que había ingresado el 8 de septiembre. El 16 de abril de 1940 lo fue Amós Campano (Santander, 31 años), que había ingresado en la Provincial más de un año antes, el 15 de marzo de 1939. Y el 29 de agosto de 1940 lo fue Manuel Obeso (Campoo de Suso, 33 años), que había ingresado también más de un año antes, el 12 de agosto de 1939.

Eran los únicos rescatados del olvido por Ontañón cuyos nombres aún no habían podido ser esculpidos en el cementerio santanderino

Todos esos nombres y apellidos, lugares de procedencia, edades y fechas de ingreso en la Provincial y de ejecución a garrote vil pudieron ser rescatados del olvido gracias a la incansable labor investigadora de Ontañón, el hombre que a lo largo de cuatro décadas de trabajo ha logrado poner nombre a un millar de víctimas mortales del franquismo en Cantabria, la inmensa mayoría de ellas fusiladas en la antigua tapia oeste de Ciriego –el cementerio de Santander–, donde fueron desconocidas y arrojadas a una fosa común. Ontañón erigió allí un trilito en 1980, nueve monolitos –con los nombres de un centenar de fusilados cada uno– en 2001 y un monolito más este año 2019. Monolito que en su cara sur contiene una placa con los nombres de 26 –los que Ontañón ha podido rescatar del olvido– de los “unos 90 cadáveres en cuatro camiones” que llegaron a Ciriego en agosto de 1937. Monolito que en su cara norte contiene desde la semana pasada otra placa con los 21 nombres de los ejecutados a garrote vil en la Provincial, enterrados en la misma fosa común que los demás, y los únicos –del millar de víctimas mortales del franquismo en Cantabria a las que Ontañón ha rescatado del olvido– cuyos nombres aún no habían podido ser esculpidos en el cementerio santanderino.

“Cuando lo sacaron de la celda para llevarlo al garrote vil, se puso a cantar ‘La...
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