viernes. 26.04.2024

CUANDO IR AL BAILE PUEDE COSTARTE LA VIDA

Últimos años 30. Hay baile, los domingos, en el pueblo pasiego de Bustablado. La Guerra Civil es aún una pesadilla, y los vecinos acuden al sonido de la música, con la esperanza de evadirse de tantas calamidades. Cuando la luz se va, se encienden las luciérnagas y, con ellas, baja del monte un grupo de jóvenes perseguidos por las autoridades franquistas, y se mezclan con disimulo entre la gente. Todos  los conocen: pertenecen a la partida de El Cariñoso. Son parientes, vecinos de otros pueblos, amigos de la infancia.

Gente a la que, tras luchar en el bando republicano y volver a casa, las venganzas de los vencedores han obligado a echarse al monte para salvar la vida. La noticia se extiende por el baile como una detonación silenciosa. Todos callan, las chicas les sonríen, y bailan con ellos.

La música se detiene, sustituida por los gritos y las amenazas. Porque nadie ha visto nada

Un hombre, sospechoso de contactos con Falange, se escabulle, sin duda para dar aviso. Pero alguien lo ve, y los huidos se desvanecen en el crepúsculo. Apenas unos minutos más tarde, la Guardia Civil irrumpe en la fiesta. La música se detiene, sustituida por los gritos y las amenazas. Porque nadie ha visto nada.

Donde solo se puede encontrar a quien desee ser encontrado Donde solo se puede encontrar a quien desee ser encontrado

LECCIÓN DE BARBARIE

La historia del baile en Bustablado, que el escritor Isidro Cicero recoge en su libro sobre el Cariñoso, finaliza unos días después, cuando el líder de los huidos, Pin el Cariñoso, se presenta, como una aparición, ante el hombre que los delató en el baile. Están frente a la escuela, entre niños jugando en el recreo. El Cariñoso aparte a los niños, lo apunta con su arma y le explica por qué va a matarlo. Los niños han abandonado sus juegos para observar, asustados, la  escena.

Algunas veces, la compasión puede al Cariñoso. Pero esta vez no es así. Tras la detonación, los niños corren a la escuela. Ese día han aprendido, para su desgracia, una lección que no figura en los libros, y nunca olvidarán.

UN PARAÍSO PARA ESCONDERSE

La cordillera Cantábrica, con sus lapiaces barrocamente esculpidos por la erosión, es una laberinto de cuevas, bosques,  desfiladeros y pasadizos. Desde los tiempos de Roma, un escondite perfecto para quienes conocen el terreno, y una pesadilla para quienes los persiguen.

El día que fui a buscar la Canal del Haya, una de las guaridas del grupo de El Cariñoso y de la brigada Malumbres y, por lo tanto, escenario de refriegas, traiciones y asesinatos, me invadía una sensación de tragedia que, solo los que hemos tenido la suerte de no haber vivido una guerra, podemos permitirnos el lujo de imaginar. 

HÉROE A LA FUERZA

Necesitamos  héroes. Desde las historias que se escuchaban en las hogueras del Paleolítico hasta los cómics y películas de Marvel, nuestras vidas se han alimentado de su presencia. Los necesitamos porque alivian la rutina de nuestras vidas. Pero, sobre todo, porque en situaciones adversas, son el  ejemplo en el que encontramos el coraje para imitarles y convertirnos, a su vez, en modestos o valerosos nuevos  héroes.

La belleza salvaje de la Canal del Haya La belleza salvaje de la Canal del Haya

José Lavín, también llamado Pin, y apodado por herencia de su abuelo, El Cariñoso, no tenía ninguna intención de convertirse en un héroe. Recién retornado, tras la caída del frente de Asturias en el bando republicano, trabajaba en la panadería de su tío, en Miera. Como nunca se significó en la política, no dio importancia a una citación para declarar en la sede de Falange de Liérganes. Pero, cuando llegó, se vio encarcelado. Comprendió que le esperaba el fusilamiento sin pasar por un juicio y, aquella misma noche, fabricó una llave con el mango de una cuchara, abrió la cerradura de la celda y, tras noquear al guardia de un puñetazo, huyó al monte. Allí, se encontró con otros en su misma situación. Pronto, su carisma natural le convertiría en el jefe de la partida.

LA RUTA MÁS HERMOSA DEL MIERA

Para alcanzar la Canal del Haya, se puede salir desde  de Ajanedo, en el valle del Miera. Unos metros al sur de la desviación para el pueblo, se coge una pista que arranca de la carretera junto a un pequeño espacio asfaltado para dejar un par de coches. El camino conduce hacia el norte, a media ladera, y luego asciende hasta rodear el Canto Camuezco. En  ese lugar, ya se observa una amplia perspectiva de pueblos y valles pasiegos, con la compleja orografía de Las Enguinzas, al fondo. Un camino viejo, flanqueado por innumerables avellanos, parte desde allí  hacia el nordeste, y atravesando cabañas en ruinas, llega hasta situarse bajo  el Alto de Bustablado.

Un mínimo sendero permite transitar, sorteando el caos de grietas separadas por afiladas aristas de caliza

Ahora es necesario subir hacia el collado anexo a ese alto. Al otro lado, aparece una enorme depresión, un pedrero cuajado de hoyos y pequeñas cimas hendidas y cuarteadas, que parecen  a punto de desmoronarse por la erosión. Un mínimo sendero permite transitar, sorteando el caos de grietas separadas por afiladas aristas de caliza. Sin la senda, sería inevitable enriscarse en este laberinto. Está claro que, si no quieres que te encuentren, estás es el lugar adecuado. Es la Canal del Haya.

DESESPERACIÓN Y  BURLA

Huir al monte solo era servía para cambiar de problema, porque las familias de los huidos eran acosadas y apaleadas por los falangistas para que confesaran su ubicación. Inevitablemente, éstos reaccionaban secuestrando o matando a los opresores de sus familias, y el círculo vicioso se realimentaba en una espiral que no dejaba de crecer.

Desde poco después de la entrada de los nacionales en Santander, en 1937,  la partida de El Cariñoso campaba a sus anchas por las montañas pasiegas. Perdió a algunos de sus hombres en enfrentamientos con la Guardia Civil, conseguía dinero mediante secuestros a destacados falangistas, y aplicaba su bárbara justicia sobre quienes acosaban a sus familias.

Objetos atribuidos al grupo del cariñoso en una cueva de Miera Objetos atribuidos al grupo del cariñoso en una cueva de Miera

El modo de vida pasiego, basado en trasladarse con el ganado de cabaña en cabaña, ha diseminado cientos de éstas por los montes, dando lugar así a otros tantos escondites. Ello, junto a la variedad de cuevas y refugios de la zona, hacía muy difícil localizarlos.

Por otra parte, la generosidad y la valentía del Cariñoso le convirtieron en un héroe justiciero, tan popular y apoyado por la población como temido por los fascistas. Una burla insoportable para las autoridades policiales de Santander.

UNA CATEDRAL DE ESTILO… KÁRSITCO

Al recorrer la canal del Haya, todo el camino es un espectáculo. El sendero serpentea, sube y  baja entre murallas y dolinas, hasta alcanzar a un pequeño y estrecho circo rodeado de paredes cubiertas de estrías verticales. Allí, entre hayas y avellanos, la presencia abrumadora de las rocas, con extrañas formas,  sobrecoge. Parece una catedral de la naturaleza, un monumento al karst.

El camino desemboca en unas escaleras toscamente talladas sobre estratos de piedra, que permiten ascender y, dando un rodeo, trepar una garma que deja atrás la canal.

ROBIN HOOD PASIEGO

En abril de 1940, alguien situado en el poder decidió acabar definitivamente con los huidos. En un intento de cortarles el apoyo popular, se aisló la región, se estableció toque de queda junto a la necesidad de salvoconductos, y se prohibió a la población el acceso a sus cabañas, a la vez que se obligaba a que el ganado bajase a las plazas de los pueblos.

Mientras tanto, unos 100 números de la Guardia Civil, 60 policías armados, y un número indeterminado de militares, peinaban las montañas en su busca de los huidos. Durante casi un año, miles de cabras, ovejas, caballos y vacas, se hacinaron y fueron muriendo de hambre y enfermedades, que también se propagaron entre sus dueños. Una tragedia económica y personal que todavía se recuerda.

100 números de la Guardia Civil, 60 policías armados, y un número indeterminado de militares, peinaban las montañas en su busca de los huidos

No sirvió de nada. Los perseguidores no hallaron ni rastro de El Cariñoso y sus compañeros. La mayor parte de los huidos se había desplazado a Santander. Allí, Pin el Cariñoso se reveló como un genio del disfraz. Como correspondería a un Robin Hood pasiego, era un joven alto, rubio y de ojos azules, que se onduló y tiñó el pelo, se dejó bigote o gafas y engordó ostensiblemente. Nadie lo reconoció. Hablaba con la gente, frecuentaba bares y plazas disfrazado de hombre de negocios, cura o guardia civil. Se estaba riendo a la cara de sus perseguidores. Pero su estrella no brillaría por mucho más tiempo.

COMO UNA LUNA CUBIERTA DE HIERBA

Superada la Canal del Haya, la ruta discurre ahora entre enormes dolinas, que recuerdan al paisaje de una Luna cubierta de hierba. Subiendo, a la derecha se aprecia el profundo  tajo que abre la Canal en el interior del macizo.

Vista de las Enguizas desde la ruta Vista de las Enguizas desde la ruta

Hacia el sur, el Alto del Tejuelo delimita un collado que da a un estrecho y verde valle. Desde allí, las vistas son magníficas. El descenso, al principio vertiginoso, pasa junto a cabañas en ruinas. El valle va serpenteando cuesta abajo, y haciéndose más amplio. En su tramo final, con la mole del Porracolina por la izquierda, desemboca en praderías sembradas de extrañas formaciones rocosas, que recuerdan los jardines zen.  

El camino desciende, luego, entre cortados, para salir a una pista que, siguiendo hacia la derecha, lleva al punto de partida.

EL FINAL

Los verdaderos héroes, los que nos marcan de verdad, son los que se dejan la vida en su empeño. Su tragedia es nuestro alimento. En octubre de 1941, tras un enfrentamiento casual cerca de La Cavada, la Guardia Civil abate a dos miembros del grupo de El Cariñoso, y caen algunos de sus enlaces. En ese momento, El Cariñoso está a punto de embarcar hacia América con su amante, María Solano, de origen pasiego y nacionalidad norteamericana, que se encuentra embarazada de varios meses. La pareja ha tomado la decisión fatal de volver desde Barcelona a Cantabria,  para despedirse de su gente. Ignoran que un enlace les ha traicionado.

Los verdaderos héroes, los que nos marcan de verdad, son los que se dejan la vida en su empeño

El 27 de octubre, mientras visitan a la madre de ella en una buhardilla del número 44 de la calle Santa Lucía, en Santander, decenas de guardias acordonan la calle y ocupan los pisos del edificio y el tejado. El enlace vendido saca a El Cariñoso de la buhardilla y, al bajar las escaleras, empieza el tiroteo. El héroe desciende ileso todos los pisos disparando sus dos pistolas, pero cae muerto al llegar al portal.

Al día siguiente, son abatidos, en Peñacastillo, otros tres miembros de la partida, refugiados en Santander. La madre de la amante de El Cariñoso, Maria Solano, sería fusilada poco después. La policía franquista, incapaz de ejecutar a su hija debido al embarazo, le patea el vientre intentando que aborte. Como no lo consigue, María Solano es encarcelada, y su hija, nacida poco después, se quedará con su abuela, la madre de El Cariñoso.

CÓMO HACER LA RUTA

Un circuito de unos 10kms y algo más de 600m de desnivel, con una duración de entre 5 y 6 horas

Se trata de un circuito de unos 10kms y algo más de 600m de desnivel, con una duración de entre 5 y 6 horas, yendo tranquilamente. Para apreciar bien los roquedales, mejor hacerlo en invierno, sin hojas en los árboles. Abstenerse en días de niebla. En wikiloc pueden encontrarse varias entradas, de las que este enlace es un ejemplo:  https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ajanedo-canal-del-haya-18325015

Ruta del Canal del Haya en WikilocRuta del Canal del Haya en Wikiloc

TAPONA TUS HERIDAS DE BALA CON CARTUCHOS, Y HUYE

“El Ferroviario”, único superviviente del tiroteo de La Cavada, que huyó metiéndose cartuchos en las heridas para no desangrarse, retoma junto a su compañero “Tampa” a la actividad en el monte. Después de crear la Agrupación Guerrillera de Santander, constituyen la Brigada Malumbres, un grupo guerrillero en el marco de la resistencia organizada por el Partido Comunista, con la esperanza de que, al terminar la Guerra Mundial, los aliados no consientan la presencia del último gobierno fascista de Europa, y provoquen la caída del régimen.

No es así. Entre 1947 y 1948, perdidas las esperanzas y cansados de la dureza de aquel modo de vida, los maquis se disuelven, intentando escapar a Francia. Algunos lo consiguen, otros son asesinados por las autoridades franquistas, y alguno se suicida cuando va a ser capturado. Desde entonces, solo Juanín y Bedoya, resisten, en Liébana, hasta 1957.

LA GUERRA AÚN NO HA TERMINADO

Nuestra Guerra Civil se cobró la vida de 300.000 soldados, más unas 200.000 personas ejecutadas: 50.000 a manos republicanas y 140.000 por los nacionales. La violencia ejercida desde el poder sobre una parte de la población, entre 1939 y 1942, se ha estimado entre 40 y 50.000 muertos, a lo que habría que añadir la innumerable lista de abusos y atrocidades de los que todos hemos oído hablar.

Nuestra Guerra Civil se cobró la vida de 300.000 soldados, más unas 200.000 personas ejecutadas: 50.000 a manos republicanas y 140.000 por los nacionales

Han pasado más de 80 años, y la guerra aún persiste. Sí, nuestra guerra continúa, ahora enquistada en las actitudes intolerantes, en la incapacidad para alcanzar consensos de nuestros políticos y en el desprecio a las opiniones ajenas de gobernantes y gobernados. Es más, en los últimos tiempos, el conflicto se está recrudeciendo ¿Cómo podemos tener tan mala memoria? No es que la historia se repita. Es que es un calco.

EL RETORNO DEL CARIÑOSO, EN FORMA DE MUJER

En el año 2009, la justicia española recibió una inesperada demanda: una mujer norteamericana de 67 años pedía que se la reconociese como hija de El Cariñoso, y se le restituyese su apellido. En ella, detallaba cómo había sido entregada a su abuela al poco de nacer, mientras su madre, María Solano, amante del guerrillero, permanecía en la cárcel.

Durante los años 50, realizando un reportaje sobre las mujeres en las cárceles franquistas, una periodista descubrió la presencia de la ciudadana norteamericana María Solano, en una de ellas. Tras 12 años de prisión, el cónsul de este país consiguió rescatarla y devolverla a Estados Unidos, adonde viajó en compañía de su hija Josefa.

Josefa Lavín Solano recuperó así su primer apellido tras volver a Cantabria, en la que había pasado la infancia. Sin duda, compartió con sus parientes tristes recuerdos, y recorrió los escenarios de la tragedia de su padre y compañeros, para después volver a América.

Atrás dejó las cumbres, cuevas y pasadizos de la cordillera Cantábrica. Un refugio tantas veces utilizado  por los desesperados que solamente allí pueden librarse de sus perseguidores. Desgraciadamente, no será la última vez.

La canal del Haya, en busca de la guarida de "el cariñoso"
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