viernes. 29.03.2024

En las próximas horas llegarán a Valencia 629 personas de 26 nacionalidades distintas procedentes del Aquarius. Todos ellos han vivido situaciones delicadas a bordo del barco tras el rechazo de Italia y Malta a que atracara en sus respectivos puertos. Pero lo más trágico son sus historias, el viaje marcado por la violencia, el miedo y el dolor que han vivido antes de llegar a ser rescatados por el Aquarius. La ONG Médicos Sin Fronteras, que actúa en el interior del barco intentando mantener en las mejores condiciones posibles a todos los rescatados, ha facilitado el testimonio de tres de estas personas. Tres relatos con orígenes diferentes pero con un denominador común en su desarrollo y un final idéntico: la esperanza de lograr una vida mejor.

A continuación recogemos íntegramente los relatos de Ali, Lawrence e Ibrahim, tres jóvenes de 18 y 20 años que sufrieron la violencia en Libia y que se encuentran ahora camino de Valencia:

ALI

Ali, una de las personas rescatadas por el Aquarius. Foto: Kenny Karpov/SOS MEDITERRANEEAli, uno de los rescatados por el Aquarius. Foto: Kenny Karpov/SOS MEDITERRANEE

Me llamo Ali, tengo 18 años y soy de Nigeria. Perdí a mis padres cuando tenía 11 años tras un accidente de coche. Desde entonces, me he criado con mis abuelos. Crecer en mi tierra sin mis padres ha sido lo más difícil para mí. Hasta que llegué a Libia. Lo digo porque Libia no es lugar para ningún ser humano. Te roban todo lo que tienes, incluida tu alma, y la aplastan.

Quería llegar a Europa pasando por Libia. Un amigo de mis padres me pagó el camino a un lugar mejor, lejos de la violencia. 

En algún momento de la noche, uno de los hombres con la piel más clara embarcó y nos dijo ‘hacia allí’ señalando las estrellas y ‘seguid a esos’… se refería al norte. Nos dijo que nos llevaría a tierra en 3 o 4 horas. Yo estaba atemorizado, pero también aliviado de que en poco tiempo sería libre. Libia es un lugar violento donde raptan y matan a la gente. Estoy contento de no ser uno de ellos.

Éramos 135 en el barco. Cuando salimos, la oscuridad era total. Desgraciadamente, ninguno de nosotros tenía chalecos salvavidas. Querían mucho más dinero, pero no teníamos suficiente. Pasamos casi 24 horas en el mar. Salimos el viernes a las 21 h, y nos rescatasteis el sábado a las 21 h. Antes del rescate, nuestro barco estaba lleno de agua, hasta casi la mitad. Estábamos todos tan asustados. Cuando caímos al agua, hacía frío y estaba oscuro. Estaba completamente desnudo en el mar, la gente tiraba de mí, de mi ropa. De cualquier cosa con tal de sobrevivir. Luché mucho para conseguir uno de los chalecos salvavidas que nos tirabais. Después de varios intentos, conseguí coger uno y grité pidiendo ayuda. Me rescatasteis y me disteis tratamiento médico.

Ahora estoy bien, muy contento gracias a vuestra organización. Salvasteis mi vida, os estoy muy agradecido a vosotros y a todo el mundo a bordo de este barco. Mi principal objetivo es hacerme médico. Necesito educación y apoyo. Quiero salvar vidas. Quiero que mi país, que el mundo entero, esté orgulloso de mí. Quiero ser médico para ayudar a mi país, porque en África hay muchas personas sufriendo. Mi sueño siempre ha sido ser médico y salvar vidas y, después de haberlo visto en persona en este barco, ahora lo sé: ese será siempre mi sueño.

LAWRENCE

Lawrence, una de las personas rescatadas por el Aquarius. Foto: Kenny Karpov/SOS MEDITERRANEELawrence, una de las personas rescatadas por el Aquarius. Foto: Kenny Karpov/SOS MEDITERRANEE

Me llamo Lawrence, tengo 18 años y soy de Nigeria. Libia no es un buen lugar, es terrible si eres negro. Ellos (los hombres) venden a la gente por dinero e intercambio. Te dan dinero y luego te pegan. De verdad, os lo suplico; no quiero volver a Libia. Si alguien puede ayudarnos ahora, necesitamos ayuda de verdad… no queremos volver a Libia.

Cuando vi vuestro barco naranja, pensé que Dios nos había salvado. Porque antes de ver vuestro barco, pasamos 12 horas en el mar. No pensábamos que nos rescatarían. Dios realmente nos salvó. Cuando caí al agua, pensé que me moría, que todo se acababa para mí. Nunca pensé que tendría la oportunidad de hablar aquí contigo. Tenía miedo. Nunca había visto el mar así. No tenía chaleco salvavidas, solo mi ropa. Entonces dos de vosotros me sacasteis del agua. Por eso que estoy aquí hoy. Todo sucedió muy rápido. Estaba en el agua, sin nada. Tengo una pequeña herida del rescate, una quemadura química en mi pierna derecha. Todavía me duele. Antes de dejar mi país, era pintor, pintaba casas y edificios. Quiero trabajar de eso cuando llegue a Europa. Puedo hacer cualquier cosa".

IBRAHIM

Ibrahim, una de las personas rescatadas por el Aquarius. Foto: Kenny Karpov/SOS MEDITERRANEEIbrahim a bordo del Aquarius. Foto: Kenny Karpov/SOS MEDITERRANEE

Me llamo Ibrahim tengo 20 año y soy de Sudán. En Libia me golpearon con una barra de hierro y luego con una goma. Mientras, los hombres me grababan y se reían de mí. Grababan cómo me golpeaban para obligar a mi familia a regresar a casa a por más dinero para comprar mi libertad. Siguieron enviando diariamente vídeos e imágenes de ellos golpeándome, pidiendo más y más dinero. Todo esto ocurrió en una casa, en Sabha, hace casi un año. 

Yo comencé mi viaje en Al-Qatron, en Libia. Fui allí por trabajo, pero cuando llegué, fui subastado por hombres de piel clara. Me vendieron por 1.000 dinares libios.

El hombre que me compró continuó golpeándome todos los días. Apenas me daba comida, solo agua salada y galletas saladas. El hombre me tiraba las galletas al suelo, como a un animal, y yo las comía. Solo pedía comida. Por cualquier cosa que pidiera, me golpeaba. En una prisión hubiera estado mejor que en la casa de ese hombre. Aquello fue un agujero negro.

¡Sufrí tanto allí! Una vez vi a un hombre, un amigo del hombre que me compró, que estando borracho vino a la casa y se llevó a otros hombres negros en su camioneta y les disparó. Después de que murieran, un amigo y yo tuvimos que recoger los cuerpos y enterrarlos.

Yo estaba obligado a quedarme con el hombre hasta que pagara mi salida. Finalmente conseguí seguir mi camino hacia al mar, después de seis meses con este horrible hombre. Comprendía el riesgo de embarcar en estas barcas para cruzar el mar. Pero no sabía que nos llevaría tres o cuatro días hasta Italia. Nos dijeron que tardaríamos un par de horas y seríamos libres. No tenía idea de que cruzar de Libia a Italia sería tan largo. Pensé que sería algo corto, como subirte a una barca, navegar por unas horas y ver la tierra.

"Libia no es lugar para ningún ser humano. Te roban todo lo que tienes, incluida tu...
Comentarios