jueves. 28.03.2024

La Organización Mundial de la Salud estima que cada año fallecen por ahogamiento en Europa, más de 5.000 personas con edades comprendidas entre los 0 y los 19 años. En España, según publica salamanca24horas.com, las zambullidas inadecuadas provocan un 5% de lesiones medulares entre la población con edades comprendidas entre los 15 y 25 años, de los cuales 4 de cada 5 son hombre. Los casi ahogamientos son también un grave problema, ya que algunas de las personas que sobreviven a un ahogamiento quedan con un daño cerebral permanente. Otras lesiones graves que se pueden producir en los lugares de ocio en el agua son los traumatismos craneoencefálicos y las lesiones medulares.

La mayoría de estos casos ocurren en jóvenes, al zambullirse en zonas con poca profundidad o al tirarse al agua desde una gran altura. La lesión medular puede producir paraplejia (parálisis de los miembros inferiores) o tetraplejia (parálisis de los miembros superiores e inferiores). En muchas ocasiones, estas lesiones se producen por cometer imprudencias, adoptar conductas de riesgo o por un momento de relajación en la vigilancia de los padres o madres.

Sin embargo, lo más importante, es que estos peligros y riesgos se pueden evitar de forma muy sencilla, respetando en primer lugar las normas de seguridad y adoptando comportamientos para evitar los peligros y proteger nuestra salud.

En caso de ser arrastrado por una corriente, nadar en paralelo a la playa y después hacia la orilla

EVITAR IMPRUDENCIAS

Es una imprudencia y una temeridad tirarse de cabeza en un paraje desconocido, en lugar de sumergirse lentamente y con precaución. Es importante conocer la profundidad de una piscina, un río o el mar, sobre todo en relación con la altura desde la que uno se sumerge.

Además, si el agua está turbia y no hay visibilidad conviene inspeccionar previamente la zona para comprobar su profundidad y que no haya elementos sumergidos como rocas, árboles u otros objetos contra los que se pueda impactar. En lugares naturales como ríos, lagos, mar o embalses los niveles del agua pueden variar de un día para otro por las mareas, aperturas o cierres de compuertas, por lo que es prudente comprobar siempre la profundidad.

Por otra parte, el bañista ha de sumergirse con los brazos situados en prolongación del cuerpo, protegiendo el cuello y la cabeza. Asimismo, es aconsejable no saltar de cabeza desde demasiada altura ya que una mala técnica de entrada puede causar lesiones tan sólo golpeándonos con el agua. También se debe comprobar que la profundidad es suficiente cuando nos lancemos de cabeza contra las olas.

En la playa es necesario respetar las banderas de señalización, no nadar a contracorriente; en caso de ser arrastrado por una corriente, nadar en paralelo a la playa y después hacia la orilla; no usar pelotas, colchonetas y flotadores si no se sabe nadar ya que son muy ligeros y propensos a irse mar adentro o volcar y no dejar que los niños los utilicen solos. Y en la piscina se debe tener especial cuidado con los bordes y zonas mojadas para no resbalar y respetar las normas de seguridad, especialmente en toboganes y trampolines.

Por último, en caso de que se produjera un accidente, y ante la necesidad de recogida y manipulación de la víctima, los expertos recuerdan que es muy importante inmovilizar el cuello, evitar movimientos de la columna y avisar a un profesional para que realice el traslado y nunca efectuarla en un vehículo utilitario.

Las imprudencias suponen la mayoría de accidentes en el agua