viernes. 26.04.2024

Beatriz Gimeno (Madrid, 1962) ha dedicado su vida a la lucha por los derechos LGTBI y de las mujeres. Diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid, ha sido presidenta de la Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) y directora del Instituto de la Mujer, y ha vivido de cerca algunos de los momentos más importantes en la lucha por la igualdad de derechos, entre ellos el matrimonio entre personas del mismo sexo. El pasado viernes acudió a Cantabria para protagonizar un debate sobre la prostitución en la sede de Podemos en Santander, y en este mismo espacio atiende a eldiariocantabria.es para analizar la situación de los derechos de la mujer, la igualdad y la creciente crispación que parece vivir la sociedad.

Creo que es imprescindible una educación sexual y afectiva que enseñe que la igualdad tiene que incluirse también en las relaciones

Su intervención en Cantabria aborda la prostitución. Usted sostiene que es un tema que ha dividido al feminismo. ¿En qué sentido?

No solo yo, es uno de los grandes temas divisivos del feminismo desde hace 50 años. Simplificando un poco, hay un sector llamado abolicionista que sostiene que hay que abolir la prostitución, y otro sector, que ha ido cambiando de nombre, que pretende regularla. Y luego hay posturas intermedias con muchos matices.

La sociedad ha avanzado mucho en igualdad, pero en la prostitución parece estancada, sigue habiendo muchos tabúes o una mirada muy machista. ¿Cómo se puede cambiar eso?

Es complicado porque, además, el uso de la prostitución ha experimentado un enorme crecimiento en todo el mundo desde los años 80. Creo que la única manera de cambiarlo es haciendo muchas campañas que hagan comprender que la prostitución es una cuestión de desigualdad, no una cuestión laboral, no solo una cuestión de supervivencia para muchas mujeres, que también lo es. Tiene que vincularse a la igualdad. Hay que explicarlo bien para que llegue un momento en que, al menos, todo el feminismo esté de acuerdo en qué es la prostitución, qué significa para nosotras, aunque luego no coincidamos en cómo solucionarlo. Y también hay que ir hacia un cambio en las masculinidades, que los hombres aprendan a tener relaciones sexuales igualitarias y no necesariamente basadas en el poder y la desigualdad, como en el fondo es la prostitución.

Entiendo que una de las formas de afrontar esto es a través de la educación desde muy pequeños.

En la Asamblea de Madrid, un señor me trajo un álbum con flyers de prostitución. Eran 80 páginas donde él había pegado los flyers como si fueran cromos. Lo trajo para que dijéramos algo sobre cómo los niños en Madrid coleccionan esos flyers, los intercambian. Claro, la educación sexual, afectiva y sobre la igualdad que tendrán esos niños no puede ser la misma que la que tendrían si no tuvieran esos estímulos. La cosificación extrema de las mujeres y presentarlas de manera muy desigual también es educación. Creo que es imprescindible una educación sexual y afectiva que enseñe que la igualdad tiene que incluirse también en las relaciones.

Vox es un peligro muy cierto y muy grande en retrocesos

Usted es mujer, lesbiana y feminista. ¿Se ha encontrado con mayor discriminación?

También soy una persona con discapacidad, y siempre digo que esa es la mayor discriminación. Si alguna vez tuviera que hacer un baremo sobre lo que más me ha discriminado, que a veces es difícil, sin duda es la discapacidad, que además es una discriminación invisible. Podía haber venido aquí y haberme encontrado con una escalera de 20 peldaños, y me habría tenido que quedar abajo. Reúno muchos factores de discriminación, pero he tenido una vida fácil por mi familia, mi ambiente social y cultural. No he sentido mucha discriminación, pero en el ámbito del lesbianismo conozco a muchas compañeras que lo han sufrido, y como mujer todas, de alguna manera, estamos discriminadas. De eso no se libra ninguna.

En los últimos meses hemos asistido a un incremento de agresiones homófobas y de agresiones a mujeres. ¿Estamos retrocediendo como sociedad?

Creo que sí, ahora está peor que antes. Cuando yo era joven puede que incluso fuera más fácil que ahora. Vuelve a haber mucha homofobia y mucha violencia en la calle, que creo que no se veía tanto antes. Vamos hacia atrás.

¿Qué peligro representa un partido como Vox para los derechos que se han conseguido hasta ahora?

Es la punta de lanza de un movimiento global que se está produciendo. Lo acabamos de ver en Estados Unidos, donde está irradiando con dinero e ideología a todos los países. Es la extrema derecha populista. Es un peligro muy cierto y muy grande en retrocesos. No sé si lograrán cambiar leyes, pero sí están cambiando el sentido común e instaurar uno nuevo mucho más violento, donde se legitiman actitudes machistas que antes no se atrevían a expresar en voz alta. Niegan la violencia machista, instauran la duda sobre su existencia diciendo barbaridades. Yo sé que la mayoría de la gente de Vox no se las cree. Estoy con ellos en la Asamblea de Madrid. Es alimento para los tontos. Lo dicen para sus votantes, pero luego a ellos y ellas les da igual. Es dar alimento a posturas violentas y tensar la vida cotidiana de la gente. Se trata de eso, y luego ellos seguirán siendo gays y lesbianas, que los hay en Vox, y lo que habrán conseguido es hacer retroceder muchísimo la convivencia, que es lo que más va a sufrir.

El PP firmó el Pacto de Estado contra la violencia de género y ahora en cambio retroceden. Y lo hacen porque les da igual

El PP se opuso a la ley del matrimonio homosexual. ¿No cree posible entonces que pudiera revertirse si llegaran al poder pactando con Vox?

Espero que no haya cambios gordos, pero podría haberlos. Supongo que es lo que persiguen a la larga. Vox es lo que es, y está claro que arrastra al PP. En Castilla y León teníamos una de las leyes contra la violencia de género más avanzadas, y la consejera, del propio PP, era una feminista convencida. Yo he trabajado con ella. En Madrid exactamente lo mismo. Eso tenía cabida en el PP, era un consenso básico. Firmaron el Pacto de Estado contra la violencia de género, y ahora en cambio retroceden. Y lo hacen porque les da igual, lo apoyaban, pero no todo el mundo le daba la misma importancia. A cambio del apoyo de Vox en materia de impuestos le ofrecen darle eso. Se van a producir retrocesos, pero en el caso concreto del matrimonio no creo que se pueda. Cambiar el estado civil de las personas, una vez que se ha conseguido, solo lo ha hecho el fascismo y Franco, y no parece posible que ocurra en una democracia. Creo que esa ley no corre peligro, pero otras contra la violencia pueden correrlo.

Hablando de Castilla y León, Vox denuncia un “adoctrinamiento” en ideología de género en las escuelas. Como mujer y como homosexual, ¿qué le hace sentir?

El jueves, en la Asamblea de Madrid, hubo dos proposiciones sobre adoctrinamiento en las escuelas, una presentada por la diputada Alicia Rubio (Vox) totalmente estrafalaria y ridícula. Quien adoctrina es la Iglesia católica, que enseña la doctrina en los colegios. Educar en derechos humanos, en igualdad, en valores constitucionales y en derechos asumidos como imprescindibles por todos los organismos no es adoctrinar. Hay una andanada contra eso apoyándose en sectores muy reaccionarios que, además, están muy bien financiados, como la organización Hazte Oír, cuyo dinero viene directamente de Estados Unidos. Todo esto me hace sentir triste. Ante los argumentos de esta señora, en la Asamblea se reían hasta los diputados del PP porque eran completamente inasumibles por una persona demócrata. Pero hay gente que los apoya, los van introduciendo y extienden una legitimidad sobre temas que hace 10 años era inimaginable escuchar en una tribuna pública.

Hay conciencia de un peligro grande que viene y la gente se está volviendo a movilizar

Usted ha vivido algunos de los grandes momentos en la lucha por los derechos de la mujer y del colectivo LGTBI. ¿Sigue viendo la misma movilización?

Creo que hay mucha movilización. Se nos dijo que cuando se consiguiera el matrimonio (homosexual) iba a haber una enorme desmovilización y se vio que no. Los colectivos han seguido trabajando porque hay mucho por hacer. Ahora estamos con las leyes trans, que está habiendo mucho problema, con discursos claramente contrarios. El colectivo está muy movilizado, los orgullos de Madrid y que se hacen en las distintas comunidades siguen siendo grandes. Y sobre todo, hay conciencia de un peligro grande que viene y la gente se está volviendo a movilizar.

Al igual que está habiendo esta movilización, ¿se aprecia un aumento de movimientos en sentido contrario?

Han legitimado el discurso de odio. Antes no se podía decir aunque la gente lo pensara

Hay mucho menos miedo. Han legitimado el discurso de odio. Antes no se podía decir aunque la gente lo pensara. No es que la gente haya cambiado de manera de pensar, es que han legitimado la expresión de un discurso que antes se callaba por vergüenza porque no estaba bien visto. Y eso es lo terrible, porque cuando los discursos se callan por vergüenza, al final la gente termina por dejar de pensar así. Empieza a haber agresiones y miedo en las calles. Pero esto también está cohesionando a los colectivos, la gente está trabajando más, y en estos años que vienen la labor de los colectivos LGTBI va a ser muy importante.

En Bilbao se han producido varios asesinatos con un posible perfil homófobo. ¿Hay también cierta homofobia en la atención mediática? ¿Habría sido igual si hubieran sido mujeres?

En general, si hubieran sido mujeres creo que habría salido mucho más en los medios, pero también depende. A veces matan prostitutas y no sale. También cuenta la situación de las mujeres asesinadas, o si son inmigrantes. Es complicado, no sabemos si es homofobia, el asesino podría matar por otros motivos. Me gusta ser prudentes. Pero si hubieran sido mujeres, salvo en los casos que mencionaba, creo que sí se hubiera dado más relevancia porque creo que ha habido una concienciación en los medios muy fuerte de visibilizar la violencia machista. Hay cierto automatismo en los medios de llamarlo violencia machista o violencia de género y visibilizarlo. Ese es un trabajo importante que ha hecho el feminismo.

“Vuelve a haber mucha homofobia y mucha violencia en la calle. Vamos hacia atrás”
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