jueves. 25.04.2024

Recientemente Charlie Hebdo, la satírica revista francesa, compartía una de sus portadas realmente dura, donde aparecían varias mujeres con burka y en la espalda el dorsal ‘30’ que actualmente luce el astro argentino, Leo Messi, en el París Sant Germain, mediante la cual buscaban hacer valer un símil con la relación del terrorismo y el deporte.

Sobre esta portada, un tuitero abría un hilo hablando del tema que comenzaba de la siguiente manera: “La portada de hoy de Charlie Hebdo tiene varias lecturas. Una de ellas es la crítica general hacia el mundo del deporte, y en concreto hacia el París Sant Germain y Qatar, país que ha patrocinado por igual tanto el fútbol como el terrorismo. Dentro hilo”.

A día de hoy, el hilo cuenta con miles de impresiones, y nosotros hemos charlado con su autor, Carlos Igualada, autor de este hilo y Director del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo, que ha escrito el libro Terrorismo y Deporte.
 

¿Cuál es la presencia real del terrorismo dentro del mundo del deporte?

La investigación que yo he hecho se centra en los últimos cincuenta años y he podido observar el aumento exponencial en el vínculo de estos dos mundos. La relación es mucho mayor de la que nos podríamos imaginar, el vínculo es muy estrecho, pero no solo en forma de atentados, como los vividos en Múnich, Atlanta o Francia en 2017, si no por la financiación de estos movimientos que hacen algunos estados gracias al deporte como es el caso de países como Qatar.

¿Da miedo pensar que ahora el terrorismo también se disfraza con traje y corbata?

Sí, aquí es donde más se evidencia el caso Qatar. A través de Qatarí Sport Investments son dueños de instituciones como el PSG, y han usado esta presencia en el deporte para financiar actos terroristas, según confirman países como Estados Unidos o la propia ONU.

¿Es el fútbol el lugar dónde más presente está este nuevo estilo de terrorismo?

Se podría decir que se ha convertido en la herramienta más útil para este tipo de estados que intentan tener más protagonismo a nivel internacional tengan una forma sencilla mediante la cual lavar su imagen de cara a la comunidad internacional. Los ejemplos más claros son Arabia Saudí o Qatar, donde derechos tan básicos como los de las mujeres se ven dilapidados y aún así la comunidad Internacional guarda silencio, porque estos países invierten muy fuerte económicamente en eventos que interesan al resto de países, no solo en fútbol, sino también en política. Los países occidentales se benefician de dinero que entra gracias al deporte y giran la cabeza respecto a otros temas.

¿Quiénes son los nombres fuertes de estos movimientos que estamos viviendo en pleno S.XXI?

Este es el gran paradigma, hay personas como Abd al Rahman al Nu’aymi, que ostentaba cargos como consejero del emir para donaciones caritativas, el de miembro de la junta del Banco Central qatarí y el de Presidente de la Asociación de Fútbol de Qatar, pues se ha demostrado que financiaba grupos relacionados como Al-Qaeda de manera económica y con recursos y esto lo conseguía gracias a sus puestos de privilegio.

¿Les merece la pena a los líderes deportivos el jugársela tanto teniendo estos “amigos”?

Yo diría que simplemente a los clubes les interesa que haya fuertes inversiones. A día de hoy los pagos por fichajes son cada vez más elevados, las fichas son más altas… cualquier tipo de financiación viene bien y no les pesa aceptar patrocinios o en general ingresos de estos países a cambio de unicamente cerrar los ojos. Un ejemplo es la Supercopa de España en Arabia Saudí. La federación no se pronuncia sobre la situación de los derechos de las mujeres y ya está. En resumen, así compran silencio.

¿Estas situaciones están igual de presentes en zonas como Latinoamérica o en países como Estados Unidos?

En este escenario también se encuentra Estados Unidos. Eventos deportivos y no deportivos que existen en USA están relacionados con inversiones de países del Golfo Pérsico, países con los que EEUU tiene muy buenas relaciones diplomáticas. Pero aquí van más allá de eso, porque en este caso concreto ese blanqueamiento por parte de potencias mundiales como Estados Unidos llegan a cambio de colaboración con la lucha anti terrorista. Estos países, cuando hay conflictos de esta índole, se ofrecen como intermediarios para negociar con los terroristas, lo cual a su vez demuestra la estrecha unicamente con el terrorismo.

¿En tu libro concretamente cómo tratas estos temas?

En terrorismo y deporte hago un recorrido del impacto del terrorismo en los últimos cincuenta años y analizo distintos atentados, sus motivaciones e intenciones y el cómo se da la relación de distintos países con estos fenómenos.

¿Hacia dónde va todo esto?

Los eventos deportivos van a seguir siendo un atractivo muy grande para el terrorismo, pero la gran seguridad que rodea eventos como unos JJOO o una final de la Champions está impidiendo que actúen con éxito. A día de hoy, ha habido más intentos que atentados con éxito. Aunque realmente a grupos como Al-Qaeda o el Estado Islámico esta hiper-seguridad lo único que hace es motivarles para lograr sus objetivos, así que no sería lógico descartar futuras acciones.

Después de analizar estos últimos cincuenta años en tu libro, ¿estamos mejor que antes?

En términos cuantitativos no hay que mirar cincuenta años atrás, con retrotraernos hasta el 11S vemos que la presencia de grupos terroristas y su extensión por el mapa ha crecido.

También es cierto que se han conseguido grandes logros, pero lo realmente importante es que esas ideologías no se han erradicado y han ido a más. Y lo peor de todo es que la única manera que se está utilizando para combatirla es la lucha armada y así no se va a conseguir frenar. Debe ser un recurso, pero así no se corta de raíz con el verdadero problema: la ideología. Mientras sigan existiendo estos errores, seguirá habiendo terrorismo.

Terrorismo y deporte, una relación estrecha
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