jueves. 25.04.2024

El pasado 4 de junio Carlos Sánchez, secretario general de Comisiones Obreras de Cantabria, anunciaba su intención de dejar el cargo el próximo 2 de julio, cuando se celebrará el XII Congreso Regional en el que el sindicato elegirá a una nueva dirección que, presumiblemente y por lo que se desprende de las palabras de Sánchez, será una mujer. Tras ocho años en el cargo, y a punto de alcanzar la edad de jubilación, el todavía líder de uno de los sindicatos mayoritarios en la comunidad autónoma da un paso a un lado para, como reconoce, renovar la organización y dejar entrar sangre nueva. Antes de ese Congreso, Sánchez atiende a eldiariocantabria.es en su despacho para abordar lo que han sido los últimos años en materia política y laboral, lo que ha provocado la pandemia de Covid-19 y la situación pasada, presente y futura de Cantabria.

Usted ha sido secretario general de CCOO Cantabria durante los últimos ocho años, que no han sido precisamente fáciles. ¿Cómo valora esta época?

Ten en cuenta que ese periodo ha dado lugar a vivir un convulso proceso político en España, también a nivel regional. No olvidemos lo que acontece en el ámbito de la política. Hemos vivido unas elecciones generales en abril de 2019 que se tuvieron que repetir en noviembre. Y entre esas fechas hay elecciones municipales y europeas. Hay un gobierno que cae por una moción de censura que triunfa por primera vez en la historia, sale en la investidura un gobierno en minoría y muy débil, y Pedro Sánchez hace un discurso de compromiso social con el que nos sentimos más identificados.

Con un gobierno de esa naturaleza se abre un proceso de negociación que da cierto aliento a los sindicatos para poder darle la vuelta como un calcetín a las reformas estructurales más importantes que hemos vivido en este país en términos sociales y laborales, que son la Reforma Laboral y la de Pensiones, que se hicieron como consecuencia de las políticas de recortes y austeridad como consecuencia de la crisis anterior. Eso nos dio perspectivas para abordar un proceso de negociación que con el PP era prácticamente imposible.

“El mejor antídoto contra el odio de la extrema derecha es atender a las personas más necesitadas”

Estábamos en un proceso, y todavía estamos en él porque se interrumpió por la pandemia, de recuperación de la economía y del empleo como consecuencia de la salida de la crisis financiera de 2008. Casi 10 años duró aquella crisis, fue muy prolongada en el tiempo, muy profunda y muy devastadora en los derechos. Pero tenemos que hacer una crítica agria. El Gobierno de España tiene un compromiso que está en el acuerdo de gobierno, pero lo tiene incumplido. Solo hemos sido capaces de cambiar algunas cosas. Lo más importante en la reforma laboral han sido los ERTE por causa de fuerza mayor, que han servido para taponar la hemorragia del fuerte desempleo que hubiera ocasionado el tsunami de la pandemia. Genera deuda pública, déficit, pero es un ejercicio de apoyo y solidaridad.

¿Y qué valoración hace del trabajo del sindicato en este tiempo en Cantabria?

Aquí en Cantabria hay un Gobierno de coalición. Pero ya lo hemos vivido en tres legislaturas, y esta es la cuarta. Con un PRC que ya ha gobernado con el PP otras dos legislaturas. Revilla fue vicepresidente con el PP. Experiencia han tenido, y sin embargo, una de las deficiencias de esta región es algo tan simple como importante: saber a dónde vamos. No hay un modelo de región. Eso ha condicionado muchas cosas que hemos hecho desde hace mucho tiempo. Y a esto se suma la situación política en Cantabria, donde se desmorona Ciudadanos, en el PP se impugnan los congresos, se acusan y terminan en los tribunales; el PSOE, ni te cuento, con Eva Díaz Tezanos y Pablo Zuloaga. Y este Gobierno ha tenido sus crisis por el apoyo a Sánchez. Y en esta situación, yo quiero poner lo mío porque en la agenda política quiero colocar mis intereses. Lejos de acompañar, la situación política ha puesto muchos palos en la rueda.

“El empresario campa a sus anchas, se desvincula del convenio sectorial cuando quiere porque las cosas le van mal sin que nadie lo verifique”

No puedo hacer un balance muy positivo. No salimos bien de la crisis económica y financiera porque no hubo ocasión de obtener beneficio de aquella recuperación económica, y nos ha caído el chaparrón de la pandemia. Hemos tenido que esperar y ahora queremos abordar ese proceso de desmontaje de las reformas del austericidio. Lo que hemos hecho en Cantabria, y ha costado mucho, es intentar complementar estas ayudas a las personas que se incluyeron en un ERTE, a los que tenían que conciliar vida familiar o que por baja se quedaban en casa. Acuerdo de mínimos, podríamos decir. Ha costado, sobre todo el último acuerdo. El Gobierno de Cantabria hizo un presupuesto para 2021 muy poco expansivo y realista para como se movían los parámetros, pues Cantabria está creciendo más que la media española y estamos remontando.

¿Y de los logros obtenidos? ¿Se han conseguido los objetivos que se han ido marcando?

Nos hemos visto sin un marco que la reforma laboral ha desequilibrado hasta el extremo. El empresario campa a sus anchas, despide, no tiene correcciones, se desvincula del convenio sectorial cuando quiere porque las cosas le van mal sin que nadie lo verifique. Se ha roto el estatus quo. En esas circunstancias, hemos sido capaces de cerrar algunos convenios colectivos con acuerdos para mantener el poder adquisitivo. Ha habido que movilizar a la gente para conseguir mantener los derechos. Y por otro lado, intentar corregir los golpes más duros, pero sigue habiendo pobreza salarial. Somos una de las regiones con el empleo más precario de toda España. Son cosas que están en el haber.

El secretario general de CCOO Cantabria, Carlos Sánchez, durante la presentación del XII Congreso Regional El secretario general de CCOO Cantabria, Carlos Sánchez, durante la presentación del XII Congreso Regional del sindicato

Su sucesor, o sucesora, se conocerá el 2 de julio. A partir de esa fecha, ¿hacia dónde cree que debería caminar CCOO en Cantabria?

Creo que debería seguir ese proceso interno de repensar el sindicato. De aquí a unos años van a cambiar las profesiones, algunas desaparecerán literalmente. La robotización no es ninguna broma, la digitalización, las relaciones industriales y laborales… todo esto está cambiando, y el sindicato no solo tiene que adaptarse, sino liderar esos cambios. Y para eso tenemos que cambiar también. Mi decisión está relacionada con eso, con independencia de que creo que la gente, cuando tiene la edad de jubilarse, tiene que hacerlo. Hay que rejuvenecer la organización y feminizar la dirección, que es lo que vamos a hacer. Y seguir más pegados a los problemas de la gente.

Nos preocupan aquellos sitios en los que el empleo está más desprotegido, que es en la pequeña empresa, donde nos cuesta más entrar. Y ahí se producen auténticas bolsas de abuso. Hay empresarios que actúan como auténticos piratas. No son muchos, pero es tan fuerte y exageran tanto lo que hacen, que parece que todos son iguales. Exigir largas jornadas no reconocidas, horas extraordinarias, la gente lo acepta por un estado de necesidad. Y eso no puede ser, tiene que haber una ética en la gestión de los negocios. Y ahí tiene que hacer también un trabajo la patronal en Cantabria y en España.

“Hay que recuperar los salarios, la devaluación no es buena, sobre todo para una economía que depende de la demanda interna”

¿Qué cree que ha revelado la pandemia en materia laboral?

La competencia desleal con esa economía sumergida. Eso tenemos que denunciarlo. Con esta pandemia ha habido mucha tensión social porque ha dañado a la economía informal. Ha habido algunos empresarios, sobre todo del sector de la hostelería y del comercio, que dicen que han tenido pérdidas pero no las pueden demostrar porque no pagar impuestos estaba bien visto.

Y ahora nos damos cuenta. Teníamos la mejor Sanidad del mundo pero los profesionales peor pagados y peor reconocidos. Luego les llamamos héroes, pero no son héroes, son profesionales como la copa de un pino. Durante años se ha golpeado sobre lo mismo. La CEOE ha dicho mucho tiempo que había mucho empleo público, pero miras la ratio con Francia y ellos nos doblan en la ratio de empleo público por ciudadanos. Ahora nos damos cuenta, y es una de las cosas que ha dejado la pandemia. Hay que recuperar los salarios, la devaluación no es buena, sobre todo para una economía que depende de la demanda interna. La mayor parte de nuestra economía es demanda interna, y eso es consumo, que tiene que ver con rentas. ¿Y qué son rentas? Salarios y pensiones, y protección social. Y si devalúas las rentas, la gente no consume y caes.

Su sindicato, junto con UGT, ha logrado algo que parece difícil en estos tiempos como es un acuerdo en la Mesa del Diálogo Social para mantener los ERTE. ¿Se ha tenido que ceder en cosas importantes para lograrlo?

Lo valoramos muy bien, pero es una lástima que no cunda el ejemplo. Lamentamos que en 2008 no hubiera un acuerdo nacional. En aquel momento no queríamos esperar a que creciera la economía y luego ver cómo repartimos. No, disputamos en el crecimiento. La situación era muy convulsa para los sindicatos, lo hicimos prácticamente en la selva. El Diálogo Social estaba sumergido, y no hubo un acuerdo, como se pidió al Gobierno de Mariano Rajoy. Si lo hubiéramos tenido, nos hubiera permitido salir mejor de la crisis. En su lugar, se ha profundizado más en la precariedad del empleo, la caída de salarios, la devaluación ha sido general, incluso cultural. Eso nos ha impedido competir en mercados internacionales más abiertos.

Ahora hubiera sido muy importante otro acuerdo nacional, una gran autopista por la que circularan otros acuerdos más pequeños. Hemos dado un ejemplo patronal y sindicatos, repitiendo acuerdo tras acuerdo. Ha habido un esfuerzo y hemos cerrado acuerdos, pero eso no se ha traducido en acuerdos en la política, y es muy lamentable. Si hay una cierta calma política, nos da oportunidades a todos. Y el ejemplo que damos al exterior no es bueno. Estos acuerdos entre Gobierno, patronal y sindicatos han mejorado la imagen, pues atraen riqueza e inversión. Que se apliquen el cuento.

Y relacionado con eso, ¿qué opinión le merece la situación política actual?

“Ha habido un esfuerzo y hemos cerrado acuerdos, pero eso no se ha traducido en acuerdos en la política, y es muy lamentable”

Creo que la clase política española y regional han aprendido muy poco de la sociedad. Y el ejemplo son la patronal y los sindicatos, que nos hemos dejado las horas para llegar a acuerdos. Pero no ha cundido el ejemplo.

La situación política ha alentado a que la extrema derecha haya podido hacer un discurso más populista y ganar aliados y apoyos electorales. En las situaciones de mayor debilidad en las sociedades, las extremas derechas siempre se han beneficiado. Ha pasado siempre, esos son los orígenes del nazismo en Alemania. Por eso, el mejor antídoto contra el odio, entendido como pandemia, es atender a las personas más necesitadas, resolver los problemas de pobreza y desigualdad. CCOO en todas sus reivindicaciones lleva por delante la igualdad, la cohesión social, el empleo y los salarios.

Ha habido mucha polémica en torno a las ayudas a los trabajadores en Cantabria, los retrasos, etc. ¿Qué ha fallado?

Ha costado. Uno de los problemas que hemos detectado es el funcionamiento de las administraciones públicas. La sensación que da es que es preferible que la gente no tenga el derecho y luche por él a tenerlo y no poder obtenerlo. Eso genera desconfianza y la gente deja de creer en quienes lo han aprobado. Eso también viene bien a la extrema derecha, que llamaba ‘paguita’ al Ingreso Mínimo Vital. El problema que hemos tenido ha sido ponerlo todo en marcha. Las ayudas de los ERTE, tras un año, todavía las están demandando y las están cobrando. La administración no está preparada para eso, y es consecuencia de muchos años de recortes en lo público.

Todos queremos ayudas, pero ¿de dónde sale eso? Hay un problema en la fiscalidad a nivel regional. En los impuestos de competencia autonómica no pueden presumir de cierta equidad redistributiva. Tampoco a nivel nacional. La prueba es que tenemos una diferencia tremenda con los impuestos europeos.

¿Hacia dónde debería caminar el mercado laboral en Cantabria? ¿Y en España?

Ahora hay una oportunidad con la digitalización, y eso tiene que ver con la formación de los trabajadores. Si no formamos a los empleados públicos, y pasa también en las empresas, nos estaremos pegando un tiro en el pie. La apuesta por la formación es esencial. Podemos hablar de la nube, del Big Data, de la Inteligencia Artificial… pero si no formamos a la gente en eso, no vamos a ningún lado. Tiraremos los recursos y eso lo aprovecharán las grandes multinacionales. Si esto no entra por los poros de todo el tejido productivo, las pymes y las administraciones públicas, estaremos haciendo las cosas mal.

Cantabria lleva años hablando de un cambio de modelo productivo. ¿Se logrará algún día? ¿Se están dando los pasos en la dirección correcta?

Si el orgullo de esta región es que vienen a invertir porque se gana menos, es muy triste

El PRC lleva casi 25 años gobernando en esta región, y lamentablemente no tiene un modelo de región. Si el modelo es La Pasiega o el Mupac, que están muy bien, ¿qué proyecto es ese para enamorar a la gente? ¿Contribuirá a que la gente no se vaya a otras regiones o fuera de España? Creemos que no. ¿Contribuirá a que Cantabria sea más atractiva para las inversiones? Tampoco. En nuestra opinión, está dejando perder oportunidades. Los Fondos Europeos son muy importantes, y este país nunca había recibido tantos recursos. La situación en Cantabria se puede enderezar, pero hay mucho ruido y pocas nueces.

Cantabria no es el levante español, pero tenemos muchos recursos. Una fuente muy generadora de riqueza y empleo son los recursos naturales. Tenemos un gran patrimonio forestal y una riqueza en el suelo. ¿Por qué no hay una apuesta potente por un patrimonio con madera sostenible y certificable? El 70% de nuestro suelo es eso, y serían políticas públicas a medio y largo plazo. Eso es generador de riqueza, de empleo, es un pilar verde. Y en materia energética tampoco hay un proyecto, con independencia de lo que se está haciendo con los aerogeneradores. La energía eólica marina o los proyectos de investigación tampoco se ven. Se deja en manos de otros aunque es una oportunidad para nosotros.

De ese plan llamado ‘Cantabria Reactiva’, que suma un total de 2.600 millones de euros, casi un presupuesto, solo conocemos los títulos. ‘Cantabria Economía Circular’ está muy bien, pero ¿es solo gestión de residuos? No, es mucho más que eso. Es reutilizar, afecta al diseño de los productos, el I+D… No hay una estrategia regional sobre economía circular. Tampoco lo hay en materia de vivienda y la eficiencia energética. Esto generaría mucho empleo y tendría un efecto tractor sobre la industria local. Ese tipo de cosas no están en la agenda, y en ‘Cantabria Reactiva’ hay mucho gasto recurrente e ideas sin terminar. Creo que se ha hecho para cubrir el expediente, no hay una gobernanza ni una coordinación en todo esto. El Gobierno va un poco a salto de mata, falta una directriz política. Y es lógico que no la haya si no hay un modelo de región.

Hemos visto que el gran atractivo para atraer inversión a Cantabria es que tenemos bajos salarios. Esto es lo que dicen los países asiáticos con la deslocalización de empresas. Si vamos a competir en los peores segmentos de la competitividad, apañados vamos. Si el orgullo de esta región es que vienen a invertir porque se gana menos, es muy triste. Eso es lo que hace que empresas se vayan al norte de África o Asia. Si potenciamos eso, no vamos a poder competir con los llamados tigres asiáticos. Hacer ese tipo de dumping me parece vergonzoso.

“Somos una de las regiones con el empleo más precario de toda España”
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