La joven artista cántabra Irene Pérez participará próximamente en MULAFEST, un prestigioso festival de Arte Urbano que se desarrolla en Madrid y que está organizado por IFEMA, para el que ha sido elegida junto a otros siete artistas más.
-¿Cómo te iniciaste en el mundo del arte?
Desde que era pequeña ya tenía claro que me quería dedicar al arte, supongo que es algo que descubrí cuando cogí por primera vez unos lápices de colores y me puse a dibujar, era mi forma favorita de pasar el tiempo. En el colegio, por ejemplo, la asignatura de plástica era la que más me gustaba. Cuando empecé en el instituto no dudé en seguir adelante con el bachillerato artístico, y ahí es cuando ya tenía totalmente claro que mi sueño era estudiar Bellas Artes. Creo que con el tiempo uno se va descubriendo así mismo, y yo a medida que crecía fui cada vez más consciente de que sentía una gran pasión por todo lo que estaba relacionado con el arte. A día de hoy, ya licenciada en la carrera, sigo con la misma idea y la misma actitud de seguir evolucionando como artista.
Los cuadros se basan en el retrato y la abstracción, o una mezcla de ambos en las que pretendo transmitir una sensación de angustia, soledad, o caos
-¿Cómo definirías tu obra?
Definiría mi obra como una representación de sentimientos y emociones plasmadas en el lienzo a través de la pintura. Todas mis obras tratan de una temática psicológica; Los rostros desfigurados, los trazos y una pincelada expresiva que muestra la parte más profunda de nuestra mente. Todo aquello que es imperceptible ante nuestros ojos, manifestándose en un soporte visual en el que el espectador puede ser capaz de comprender o sentirse identificado. Los cuadros se basan principalmente en el retrato y la abstracción, o una mezcla de ambos en las que pretendo transmitir una sensación de angustia, soledad, o caos. Mi intención no es sólo que las obras sigan una estética visual parecida o de un mismo estilo, la intención está en conseguir que todas y cada una de ellas puedan tener el poder de transmitir, de hacer reflexionar, de tener un sentido.
Irene creando una de sus obras
-¿Cuáles han sido tus principales referentes?
Mis principales referentes vienen de la Universidad, donde investigué un montón a cerca de otros pintores para poder inspirarme. Francis Bacon fue un referente principal y el estilo de mis obras recuerdan mucho a este artista. En cuanto al retrato y su atmósfera abstracta, Lita Cabellut también fue una referente para mí. A día de hoy mis artistas favoritos son Basquiat y Warhol, aunque mi estilo no se asemeje mucho a sus obras, siento mucha admiración por ellos y por toda su historia artística. De todos los artistas en los que me he fijado, he ido rescatando inspiraciones que acabo aplicando cuando estoy creando una nueva obra. En las redes sociales sigo a artistas de todo tipo y me aporta mucho poder ver a diario su trabajo. En conclusión podría mencionar a un montón de referentes, pero la verdad que me he inspirado en tantos que no sabría hacer una lista en concreto.
Mi intención es presentarme a concursos, buscarme un reconocimiento y poder evolucionar como artista
-¿En qué proyectos estás trabajando actualmente? ¿Y de cara a un futuro a corto medio plazo?
Ahora mismo mi trabajo consiste en la producción de obra, cada vez en formatos más grandes, siempre con el objetivo de poder realizar una exposición y mostrarlas a un público. Además, últimamente me estoy dedicando mucho a hacer encargos de todo tipo, sobre todo de retratos, en digital o en físico. Un nuevo proyecto que me ha surgido es MULAFEST, un festival de Arte Urbano en Madrid que organiza IFEMA en el que he sido seleccionada junto a siete artistas más para intervenir pintando en directo sobre unos contenedores marítimos. Con el tema del COVID aún no se han aclarado las fechas pero esperemos que pueda realizarse en septiembre, la verdad que tengo muchas ganas. Mi intención ahora mismo es seguir trabajando como estoy haciendo, presentarme a concursos, buscarme un reconocimiento y poder evolucionar y seguir creciendo como artista.
Irene con una de sus obras
-¿Cómo surge la posibilidad de colaborar con el proyecto Versando Vidas?
A través de las redes sociales. Instagram es una plataforma que conecta a muchos artistas. Nuwanda, una escritora, contactó conmigo y me propuso formar parte de su proyecto, “Versando Vidas” en el que más de 50 artistas se habían puesto de acuerdo para colaborar con un fin solidario. Me pareció una idea genial y una oportunidad muy buena para, además de ilustrar la portada de un libro, poder ayudar a los más necesitados en la difícil situación durante el confinamiento.
-¿Qué pueden aportar las nuevas tecnologías al trabajo de un artista?
Para mí las nuevas tecnologías han servido de mucha ayuda sobre todo para la visibilidad y el reconocimiento de un artista. Personalmente lo que más me ayuda es la ventaja de terminar una obra y poder publicarlo para que le llegue a las personas y así puedan descubrirme.
A veces es difícil que una plataforma te seleccione para poder mostrarte a un gran público
-¿Existen suficientes plataformas en España para que los artistas jóvenes puedan dar a conocer sus obras al gran público?
Creo que existen un montón de plataformas que pueden ayudar y apoyar a todos los artistas que buscan que su trabajo sea más visible, aunque también pienso que a veces es difícil que una plataforma te seleccione para poder mostrarte a un gran público. Supongo también que es cuestión de acertar con la plataforma adecuada y que más pueda amoldarse a tus necesidades de difusión.
-¿En qué momento se encuentra el sector, en medio de un año tan convulso como este?
Aunque no se puedan realizar exposiciones o eventos culturales de arte, creo que también el confinamiento ha tenido muchas ventajas para las mentes creativas. Hemos tenido mucho tiempo para pensar y ser productivos. Me ha gustado mucho ver como muchos artistas han aprovechado todo este tiempo para pensar y poner en pie nuevos proyectos que se llevarán a cabo cuando todo esto termine. Creo que aunque haya sido una situación muy difícil para todos siempre hay que sacarle el lado bueno a las cosas y tomárnoslo como una etapa que quizá haya sido necesaria para plantearnos muchas cosas en adelante.
