jueves. 28.03.2024

La cuenta atrás para la vuelta al cole ha cambiado la vara de medir. Ya no se cuentan días sino contagios, no se mira el calendario sino las noticias e incluso los niños cántabros ya no ven los colegios como una penitencia tras el verano, pues el 61% desea volver a las aulas en septiembre. Este año el cierre del curso llegó más tarde que nunca, el proceso de preparación del nuevo se retrasó, y la fecha de inicio se ha fijado a poco más de un mes del día ya previsto. Unos pasos atrás que han tenido que dar también las librerías, que concentran gran parte de su actividad entre los meses de verano. Es un hecho que “va todo más lento” dadas las circunstancias y dudas en el sistema educativo, indican los libreros al tiempo que afirman que la actividad en sus comercios sigue la tónica de las últimas temporadas dentro de lo atípico que está resultando el año, con las listas de libros ya de muchos centros y la digitalización y bancos de libros haciendo un daño progresivo que parece que pisa el acelerador. Incluso algunos profesionales del sector como Gonzalo Gómez, propietario de la librería Costa Esmeralda de Laredo predicen un futuro negro para sus negocios: “La actividad de las librerías va a menos. En muy poco tiempo va a morir”.

“La actividad de las librerías va a menos. En muy poco tiempo va a morir”, lamenta Gonzalo

“El COVID nos ha traído incertidumbre a todos, libreros, dirección de centros y consejería. Pero la actividad en la librería yo creo que muestra una cierta “normalidad” respecto a los libros de texto. Lo que sí se nota son las dudas que hay y que hacen que las familias tarden un poco más en reservar, pero los centros dicen que el día de inicio de curso se va a empezar. A partir de ahí no saben el día siguiente”, explica Jesús Gil, propietario de la Librería Gil en Santander. Algo que comparte Rosalía Durán, socia de la librería Campillo de Torrelavega: “Los profesores han dado una lista de libros y de material y creo que la gente lo va a comprar, los que no lo hagan serán los que menos. Nosotros no lo estamos detectando de momento en cuanto a los libros de texto, para el material habrá que esperar a septiembre”. Sin embargo, en lo que sí nota Jesús los estragos del COVID es el la venta del material escolar para los centros. “Los pedidos que tenemos por servir son más pequeños porque el material del año pasado está sin utilizar debido a esos tres meses que han estado en casa. Si te pedían 100 plastilinas, ahora te piden 50 a modo general”, reconoce.

Librería Campillo FacebookLibrería Campillo, Torrelavega | Foto: librería campillo facebook

La “lentitud” en la toma de decisiones propiciada por la pandemia se contrarresta con la aceleración de los sistemas digitales en la enseñanza. “En la zona de Laredo algún instituto ya lo tenía implantado para algunas asignaturas y este año va a ir a más”, confirma Gonzalo. Los centros a los que provee Rosalía también han sufrido cambios en los últimos periodos lectivos. “Hay algún instituto que las licencias online las ha implantado este año en actividades de inglés, y otros como La Paz ya llevan años implantándolo y este año ha añadido un curso más, al igual que el Torrevelo, donde el sistema digital se ha incorporado en varios cursos. Poco a poco se nota que se está imponiendo y que se va a imponer”, vaticina. Una tendencia cada vez más consolidada que perjudica a estos comercios pues “lo trabajan las editoriales directamente, no se lo dan a las librerías”, afirma Rosalía. En este sentido los centros privados son los más propensos a adquirir estos formatos como indica Rosalía, ya que “en los públicos habría niños que no podrían acceder a ellos”.

"Ahora el gasto por niño con libros y material rondará los 100 euros cuando antes superaban los 200”, sostiene Rosalía

El gasto medio por niño también ha sufrido importantes cambios en favor de las economías familiares pero en grave detrimento para quienes viven de la venta de productos para el colegio. Y es que los bancos de libros van ganando la partida a las librerías de toda la vida. Las cifras que ingresan los comercios por los libros de texto no han parado de bajar hasta reducirse a la mitad en muchos casos. “Lo del banco de libros ha sido brutal en los últimos años y sigue, el 90 o 95% se adscribió a ellos. Ahora el gasto por niño con libros y material rondará los 100 euros cuando antes superaban los 200”, sostiene Rosalía. Una realidad que ha llegado hasta el punto de que algunas librerías como Costa Esmeralda tengan prácticamente muertos los ingresos en este campo: “De venta de libros nosotros gestionamos poco. El 90% del montante se lo llevan los centros ya con los bancos de libros. Incluso el material mucho lo gestionan también ellos. Con lo que más puedes vender es con bachiller, que ya no es obligatorio y no hay banco, aunque los alumnos toman otras alternativas”. 

Librería Costa Esmeralda, LaredoLibrería Costa Esmeralda, Laredo | Foto: página web librería Costa Esmeralda

El 7 de septiembre será el día de volver a sentarse en un pupitre para los alumnos de Infantil y Primaria y Educación Especial, y el 10 lo harán los estudiantes de ESO, Bachillerato y Formación Profesional, pero ninguno de ellos regresará con garantías de ocupar su silla el resto del curso. “Estamos todos a la expectativa porque en el momento que salga algún caso en los centros no sabes cómo se va a actuar”, afirma Gil. Gonzalo, por su parte, tampoco ve claro el transcurso del nuevo curso: “Está difícil teniendo en cuenta los contagios que estamos teniendo. Al menos una parte del curso probablemente se haga desde casa”. A la espera de cuál es el escenario definitivo para la educación, las librerías continúan en la primera línea de la vuelta al cole cada año más mermadas con independencia del reciente COVID.

Las librerías planifican su vuelta al cole ante un nuevo curso sin garantías
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