jueves. 28.03.2024

Más de 300 músicos de diferentes países han participado este verano del Festival Internacional de Santander (FIS), que despidió el pasado domingo su 69 edición convertida en "refugio musical" para público y artistas.

De los músicos participantes, más de 250 han regresado a los escenarios en el FIS tras cinco meses de conciertos cancelados por la pandemia del coronavirus, ha informado en nota de prensa el festival, que ha hecho balance de esta edición, que clausuró el maestro cántabro Jaime Martín al frente de la Orquesta Nacional de España.

Según la directora del FIS, Valentina Granados, el "éxito" de esta edición "ha sido conseguir que el Festival se celebre en un verano como éste, con tantos espectáculos y festivales cancelados en toda España". "Teníamos claro que había que intentarlo porque el Festival tiene una historia que no podíamos interrumpir, porque hay muchas personas cuyos empleos dependen de que el Festival se celebre y porque el público merecía, más que nunca, el refugio de la música", ha señalado.

El certamen, celebrado con "estrictas medidas" de seguridad e higiene, ha incluido 16 espectáculos celebrados en Santander y 15 conciertos en otras 13 localidades cántabras, que han logrado que la música clásica "siga siendo un elemento indispensable en el verano cultural español".

Para Granados, "la música es un refugio en los momentos difíciles. Y queríamos que el Festival fuera precisamente eso: un lugar seguro, tanto en lo material como en lo espiritual. Un refugio para el público, para los músicos y para todo el equipo del Festival".

Granados ha agradecido la responsabilidad del público con el cumplimiento de las nuevas normas, desde el uso de mascarilla en todo momento hasta los desalojos escalonados tras los conciertos. Y también ha aplaudido el compromiso de las más de 150 personas implicadas directa o indirectamente en la celebración del Festival: el equipo de producción (coordinación, equipamiento técnico y alquiler de instrumentos), el personal de administración, y de venta de entradas, el equipo de comunicación, publicidad y relaciones externas, el personal de acomodación, de limpieza, de seguridad, de transporte...

La celebración del festival ha supuesto, además del "impacto" sobre el sector cultural, un "impulso económico" para más de 30 empresas y autónomos cuyos ingresos anuales dependen en mayor o menor medida de los servicios que ofrecen al FIS. "Más difícil" de cuantificar resulta la incidencia del certamen sobre el turismo cántabro y la hostelería local, aunque sólo entre músicos y críticos, el FIS ha generado demanda de alojamiento para más de 400 personas en agosto.

A nivel artístico, el Festival ha vivido momentos de gran emoción y, a pesar del incremento de contagios en España, ha logrado celebrar sin incidentes todos los espectáculos programados, a excepción del recital del pianista Grigori Sokolov. "En esta edición hemos vivido momentos de paz y de consuelo frente al dolor que ha supuesto la pandemia y hemos vivido momentos de fuego y de entusiasmo, como en el concierto de clausura, que nos han dado fuerza para seguir adelante", resume la directora del festival.

Además del concierto de clausura, han destacado otros "hitos artísticos" como la actuación de la estrella de la ópera Joyce DiDonato, el regreso de Marc Minkowski al frente de Les Musiciens du Louvre, el 'Viaje al Parnaso' de la Orquesta Barroca de Sevilla, la batuta de Bychkov, solistas como el chelista Pablo Ferrández y el pianista Javier Perianes o la culminación de la trilogía experimental de Laboratorio Klem.

Más de 300 músicos han participado en una edición del FIS convertida en "refugio musical"
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