viernes. 29.03.2024

Las palabras se acumulan entre las líneas de las páginas. Cada texto expresa algo diferente. Cada historia tiene unos matices y detalles que el autor le ha querido dar. Diversidad, entretenimiento y, en ocasiones, realidades escondidas. Eso es un libro y lo que un escritor puede llegar a hacer con el.

Las historias son un reflejo de la sociedad, a veces de la vida perfecta, y otras de la imperfecta. Pero lo que está claro es que al ser humano siempre le ha gustado leer lo que otras personas describen a través de las palabras.

Que el año 2020 no ha sido un año fácil es una obviedad, y mucho más en el caso de la cultura, donde el parón por el confinamiento domiciliario paralizó las ventas presenciales de libros, las presentaciones e incluso las actividades relacionadas con este sector. Pero, ¿quién no ha salido afectado de una vida que se ha visto parada?

El caso de la literatura es muy particular. Varios escritores cántabros han hablado con este medio y han descrito cómo se sintieron durante la cuarentena, a la par que analizan la situación del sector en la actualidad. 

La pandemia de la COVID-19 provocó que la venta de libros a través de plataformas digitales aumentase, y con ello la industria literaria. Tal es así que, si bien la caída de ventas de libros durante la pandemia cayó un 60% con respecto al año 2019, la industria cerró el año con un 5% menos que el año anterior. Este dato, en comparación con otros sectores de la cultura, demuestra que el libro ha sobrevivido a 2020.

Quizás la parte del sector que no ha sobrevivido tan bien es la de los creadores, los escritores, aquellos que amenizan las noches en vela, los trayectos en autobús y el tiempo libre. De hecho, varios escritores cántabros han hablado de un “bloqueo creativo” a la hora de crear una historia.

“A la hora de escribir la pandemia ha afectado mentalmente a los escritores”

“Estar encerrado juega en tu contra. Muchas veces te corta la inspiración”, explica Carolina Calleja, quien acabó de escribir y editar su primer poemario, que después ha sido número uno en ventas en poesía LGTBIQ+ en una plataforma digital.

En su caso, ella tenía “más o menos medio libro escrito” y prosiguió durante los primeros días de la pandemia. “Acabé el poemario. Escribí mucho más y lo edité”, explica. Pero todo se truncó cuando las horas y los días pasaban, y el tiempo pesaba más que el ánimo, y Carolina se vio en la misma situación en la que se han visto miles de escritores: ante el bloqueo creativo.

La escritora cántabra tuvo que pedir ayuda a través de sus redes sociales para que su público hablase y le dijese sobre qué quería que escribiera los pequeños poemas que publica en el espacio digital. “A la hora de escribir, la pandemia ha afectado mentalmente a los escritores”, explica Calleja.

Asimismo, también destaca que “la industria literaria está afectada porque, a nivel de ventas, el nivel económico de la sociedad ha bajado”, a la par que dice que “durante la cuarentena se leía más. Ahora la lectura está en picado. Quien suele leer lo sigue haciendo, y quien no, no”.

“La gente que se dedica a la cultura ha sufrido un daño que en algunos sectores está bastante invisibilizado”

Andrea Smith es otra escritora cántabra que lleva más de cinco años contando historias a través de una plataforma digital. Además, compagina la escritura con su trabajo como maestra en un colegio. En su caso, asegura que “me costó mucho centrarme porque el estar encerrado pasa factura y cuesta mucho concentrarse”.

También ha dicho que “la industria literaria está dañada, en el sentido de que lo que está perdido va a costar recuperarlo”. A ello ha añadido que “se habla mucho de lo mal que lo pasan los hosteleros, y es cierto, pero la gente que se dedica a la cultura ha sufrido un daño que en algunos sectores está bastante invisibilizado”. 

No obstante, y aunque las rutinas y el modo de vida han cambiado, lo cierto es que aquellos que ya tenían unos hábitos lectores los siguen teniendo, mientras que aquellos que no han tenido una cultura lectora siguen sin tenerla. 

“Las políticas culturales de las instituciones deberían ir más dirigidas a fomentar la cultura, y con ello la lectura”

En este sentido, el autor de ‘Cantabria: Voces de la República y la guerra civil’, Esteban Ruiz, dice que “las políticas culturales de las instituciones deberían ir más dirigidas a fomentar la cultura, y con ello la lectura”.

De esta forma, el editor y escritor cántabro también destaca que “prefiero que se promueva la lectura antes que se financien los libros”. Así, Ruiz comenta que “alguien tiene que asumir el riesgo, y ese es el escritor”.

Asimismo, Ruiz insiste en que “hace falta una educación lectora por parte de las instituciones”. Además, también comenta que, “con el toque de queda entiendo que la gente que suele leer, ahora lee más. Pero habría que incrementar el interés lector en las nuevas generaciones”.

El caso de Esteban durante el confinamiento domiciliario fue muy diferente al de muchos otros escritores que vieron paralizada su actividad. El creador de ‘Cantabria: Voces de la República y la guerra civil’ se aventuró en la documentación de su obra, ‘buceó’ a través de Internet para buscar documentación y archivos fotográficos y sacó a la luz esta obra que ha revolucionado la escena literaria y social cántabra.

“Estaba concentrado en terminar un trabajo. Para mí el confinamiento fue un tiempo de concentración y de introspección que me ha servido para acabar mi libro y dedicarle todo el esfuerzo posible”, ha señalado el escritor.

Lo cierto es que el año 2021 comenzó con grandes números de ventas en España. El libro que sobrevivió a 2020 parece estar resurgiendo y es ya uno de los máximos incentivos para la sociedad. 

“Creo que a veces necesitamos evadirnos, y la mejor forma para hacerlo es a través de la lectura”, explica una lectora cántabra que ha hablado con este medio. A ello ha añadido que “quizás haría falta incentivar más espacios culturales y fomentar la literatura en los más jóvenes”. 

Así, la literatura ha sido un náufrago que ha resistido al oleaje de la COVID-19. Las historias, los textos y las palabras salvaron a la población durante el confinamiento domiciliario, y lo han hecho después, cuando el toque de queda y las restricciones se han interpuesto en la vida social.

"Es muy difícil vivir de la literatura. Hay que instruirse, leer y dedicarse a múltiples discursos”

Nadie es quien era hace un año. Las personas han cambiado. La forma de vivir ha dado un giro. Pero las historias siguen. Ahora el problema reside en la inspiración de los autores, de los creadores, que hastiados por la situación no consiguen encontrar su refugio entre las teclas o el bolígrafo que comenzará su próxima obra.

Manuel Ruiz, el profesor cántabro que en 2015 escribió un hito para el deporte en Cantabria, ‘Palas cántabras’, dice que “hay gente que tiene un gran potencial. Pero es muy difícil vivir de la literatura. Hay que instruirse, leer y dedicarse a múltiples discursos”.

Asimismo, Ruiz también destaca que “el tiempo es impagable, y puede que con la publicación de una obra no obtengas los ingresos económicos que quieres, pero el valor emocional que te da ver publicada tu obra es impagable”.

Los escritores han pasado más de un año en medio de una marea en la que sus obras se han salvado, pero sus pensamientos han caído en una deriva que conduce a un bloqueo. La imaginación y las historias han quedado en un segundo plano en un mundo que se ha visto encerrado en sí mismo.
 

Literatura, pandemia y encierro: una historia de supervivencia
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