viernes. 17.05.2024

Mientras echaba un azucarillo en un cortado, cogí un periódico en la mesa del café. Estaba adornado con un mantel que llevaba impreso un retrato de Audrey Hepburn. Me puse las gafas de presbicia. Intentaba concentrarme pero el bullicio era extremo. Intenté meditar, recordar algunos hechos del pasado más reciente, pero el tiempo es un enemigo de las neuronas: apenas nos damos cuenta que vivimos en un eterno presente. "¿Tiene fuego?", preguntó una mujer madura. "¡Si está prohibido fumar!", respondí. "Le prometo que le devuelvo el mechero. Encenderé el pitillo en la calle, aunque hace un día de perros".                                  

Un poeta garabateaba en un cuaderno y decía "sin tabaco no hay musas". A mi izquierda, un grupo de profesores de bachillerato discutían de política, algunos con el tono alterado. Queremos cambiar el mundo en un café, tiene su gracia. El cortado se me había enfriado por mi maldita distracción. Dejé incluso una propina, me levanté de la silla con la chupa puesta y salí por la puerta. Allí me encontré a la fumadora. "Perdone, le iba devolver el mechero pero me he fumado cuatro cigarros. Ahí lo tiene y gracias". Miré cuesta abajo y me puse los auriculares para escuchar música: "¡Mierda, es Eminem!"

 

 

Días de tabaco
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