7 de noviembre de 2023, 20:46
Por estar en medio del carril equivocado me llovieron adoquines de una tensa reyerta entre galgos y podencos. Intenté mediar en su conflicto, que ni me iba ni me venía, y acabé en el servicio de urgencias donde confiscaron mi cerebro y me colocaron uno nuevo para tontos. "Se vive mejor, hágame caso" me consoló un neurocirujano.
Después de darme el alta médica pasé por la misma calle donde continuaba la pelea y entonces vi papelitos de confeti, todo muy naif. Ya no caminaba por el carril equivocado. Era estúpidamente feliz.
-¿Me ayuda con la basura? -preguntó una anciana con la bata raída.
-Si me cuenta su vida –respondí.
-Es muy larga, joven.
-Tengo todo el tiempo del mundo. Me he quedado tardo.