En España podemos presumir de tener una de las mejores gastronomías de todo el mundo, fruto de la imponente variedad de productos y técnicas productivas que empleamos, las cuales van pasando de generación en generación. En este sentido, el aceite de oliva se presenta como uno de los recursos más deliciosos, el cual se puede utilizar en una enorme cantidad de platos y recetas. Sin embargo, no todos los aceites son iguales y es importante saber diferenciar aquellos de mayor calidad de los que presentan cierta mediocridad. Motivo por el que queremos hablarte de las características entre los artículos de cooperativas y aquellos que se fabrican en grandes superficies.
En la elaboración está la clave
Cuando hablamos de un producto gastronómico español, toca comentar que las técnicas de elaboración difieren en gran medida si se trata de un artículo de cooperativa y uno hecho en grandes superficies. Con esto en mente, al comprar aceite de oliva virgen extra has de valorar que el que se fabrica en cooperativa goza de una mayor frescura y calidad que los de carácter industrial.
Mientras que los pequeños productores emplean métodos de índole sostenible y respetuosas con el medio ambiente, las grandes empresas suelen abogar por la producción masiva en aras de dar respuesta a la desorbitada demanda en los grandes establecimientos. Ahora bien, los primeros se elaboran con mayor rapidez, ya que son producciones a pequeña escala.
Esto no solo va a repercutir en el sabor del aceite, el cual dista mucho entre uno de cooperativa (donde se busca siempre alcanzar la excelencia en el producto) y de una gran superficie. Sino también en el impacto en la salud; ya que los primeros obtienen todas las propiedades nutritivas del artículo para demostrar así lo beneficiosa que puede llegar a ser la dieta mediterránea en términos de bienestar.
Ingredientes de primera calidad en una cooperativa
A pesar de que las técnicas de producción son un punto clave en las diferencias entre los dos tipos de aceite, hay que prestar especial interés también a los propios ingredientes utilizados. Los de las grandes superficies tienden a ser importados de diferentes países en aras de hacer viable su producción en el marco económico; algo que provoca su pérdida de frescura y calidad.
Sin embargo, en los aceites de cooperativa es posible seguir la trazabilidad de las aceitunas. Es decir, se puede conocer el origen de cada ingrediente para averiguar así dónde ha sido cultivado. Comprobando de igual modo cuáles han sido los métodos empleados en la elaboración; garantizando que responden a la tradición española del aceite de oliva.
Asimismo, es importante comentar que las cooperativas gozan de unas políticas de conservación impecables, lo cual también repercute en el sabor del aceite. Estas fábricas guardan el aceite en depósitos de acero inoxidable para mantener toda la frescura del primer día antes de proceder con su envasado; el cual se lleva a cabo solo bajo pedido.
Contribuye al negocio local y a la economía rural
No nos queremos despedir sin antes señalar que escoger un aceite de oliva hecho en cooperativas es un acto de responsabilidad social. Ya hemos visto que es beneficioso para nuestro estado de salud e incluso para el medio ambiente; no obstante, también destaca como una acción comprometida con el impulso de la economía local y el desarrollo rural.
Ten en cuenta que los pequeños productores se han visto contra las cuerdas desde que los grandes supermercados llegaron a nuestra realidad. Vencer la accesibilidad de este tipo de establecimientos, los cuales ofrecen generalmente aceite hecho en grandes superficies, no es nada sencillo. Incluso teniendo un producto superior.
Sin embargo, ahora que el mercado online ya domina el ámbito de la alimentación, por fin tienen un espacio en el que vender sus aceites a gran escala de una forma cómoda e incluso económica. Por lo que carece de sentido seguir conformándose con la mediocridad cuando tenemos la excelencia a un clic de distancia.
