martes. 19.03.2024

Se puede decir en voz alta que Cantabria es la única región del mundo cristiano que cuenta con dos caminos de peregrinación jubilar, lo que confirma que es una verdadera encrucijada de caminos, donde prácticamente no tienes excusa para que tus pasos caminen alguna vez por una de esas sendas llenas de historia, inmersas en una preciosa Comunidad donde disfrutaras, aparte de ganar el jubileo si deseas completar su Camino Lebaniego, de afables gentes, maravillosos paisajes y una exquisita y contundente gastronomía.  Y es que casi de forma mágica, tradición, historia, devoción y naturaleza confluyen en esta ruta de peregrinación que a pesar de lo duro de su trazado, ofrece al peregrino algunas de las principales maravillas existentes en España.

Desde la Edad Media, la tradición habla de la llegada de Santo Toribio de Astorga desde Jerusalén con las reliquias, entre ellas el Lignum Crucis, el mayor fragmento de madera que se conserva de la Cruz de Cristo, hasta algún puerto asturiano. Por un tiempo, estas reliquias, junto a otras importantes de las religiones judía y cristiana, se guardaron para preservarlas de su robo y expoliación por parte de los invasores musulmanes en el monte del Monsacro, una elevación de 1054 metros situada en el Principado de Asturias, en el concejo de Morcín, donde pudieran conservarse por un tiempo, para después ser trasladadas por el Camino del Salvador hasta Astorga unas y distintos lugares otras.

Lignum Crucis
Lignum Crucis

En tiempos del rey Alfonso I el Católico, primer rey de Asturias e hijo del Duque Pedro de Cantabria, las reliquias de Santo Toribio de Astorga y el Lignum Crucis se trasladaron por seguridad a la zona de Liébana, siempre buscando por su orografía la mejor ubicación y protección en una histórica zona medieval que unía Asturias, Cantabria y León, alcanzando así una mayor seguridad en un lugar por el que transitaron personajes históricos como Pelayo, Alfonso I, santo Toribio o el Beato de Liébana, entre otros.

El lugar elegido para depositar las reliquias fue la entonces llamada iglesia de San Martín de Turieno, conocida ya en el siglo VII, siendo además el lugar donde en el monje Beato de Liébana escribió e ilustró sus libros, para posteriormente en el siglo X la iglesia pasar a convertirse en monasterio, llamado igualmente de San Martín y, desde el siglo XI, paso a ser consagrado y dedicado ya como Monasterio de Santo Toribio. Sobre el sitio donde se ubica el monasterio, en la ladera norte de la sierra de la Viorna,  decir que desde tiempos remotos, incluso prerrománicos, se fueron erigiendo en el sucesivos templos, construcciones que se han ido sucediendo hasta su ya permanente situación que conocemos en el día de hoy, en el que tras varios pasados y diversos estilos arquitectónicos, ahora ya prácticamente el templo sigue las directrices del gótico monástico de influencia cisterciense, con la claridad de líneas y de espacios y la sobriedad decorativa que caracteriza dicho estilo. La ultima restauración importante realizada se efectuó en el siglo XVII, en que se le da el estilo que actualmente vemos, así como se levanta el claustro de estilo Herreriano, con dieciséis arcos de medio punto.

Decir igualmente, que si se desea extender la visita y conocer mejor la historia del lugar, cerca del monasterio se encuentran la Cueva Santa (de estilo prerrománico), las ermita de San Juan (siglo XVI) y la de San Miguel (siglo XIII), así como las ruinas del santuario de Santa Catalina, desde donde además disfrutaremos de buenas vistas sobre el valle y los Picos de Europa.

En relación a la existencia y permanencia del Lignum Crucis en el monasterio de Santo Toribio, muchos de los peregrinos que se dirigían a Santiago por el Camino de la Costa, el del Norte u otros, se desviaban para acercarse a Liébana, lo que fue el revulsivo definitivo para que el Monasterio de Santo Toribio y la zona de Liébana se convirtieran en importante lugar de peregrinación.

Detalle talla Santo Toribio
Detalle talla Santo Toribio

Y así, todo ello sumado a que al lugar habían llegado reliquias de otros santos, así como un trozo de la columna donde Jesús fue azotado y algunas piedras del martirio de san Esteban, más por toda la historia, tradición y acontecimientos acontecidos en la relación de Santo Toribio con el Lignum Crucis, con fecha de 23 de septiembre de 1512, el papa Julio II otorgó con su poder una bula por la que concedía el privilegio de celebración del Año Jubilar Lebaniego cuando la festividad de Santo Toribio cae en domingo, lo que consagró y consolidó universalmente al lugar y concedía y otorgaba al monasterio el ser un importante centro y destino de peregrinación, siendo uno de los lugares santos más importantes y relevantes del catolicismo en Europa, junto a otros como lo son Roma y Santiago de Compostela, equiparando así Liébana con Santiago, privilegio que fue ratificado al año siguiente por León X, sucesor de Julio II.

Y como ya es conocido, los años en los cuales la celebración de Santo Toribio coincide en domingo, como por ejemplo este 2023 (16 de abril) se concede con el jubileo la Indulgencia Plenaria de todos los pecados, para lo cual y con tal motivo se construyó en dicha época hace cinco siglos la Puerta del Perdón, construida sobre el siglo XV, que se abre durante el Año Jubilar para acceder a la Iglesia, un signo religioso o espiritual que es para recordar aquellas palabras de hace ya dos mil años que dijeron “… Yo soy la puerta, si uno entra a través de mí, será salvado…”. Y que dando más fuerza a ello significa una actitud de acogida, de agradecimiento, de pedir perdón, de pedir nuevas gracias o saber con seguridad que vamos a recibir una bendición.

Capilla
Capilla

Esta puerta, en cuya última remodelación tuvo protagonismo la labor del escultor y escritor cántabro Manuel Pereda de la Reguera (1919-1981), lleva incrustadas 15 efigies en bronce, que representan a los santos lebaniegos, que son los siguientes: Toribio, Beato, Tholobeo, Hetéreo, Justo, Lucrecio, Sisenando, Opazo, Sinobi, Caradoro, Opila, Euxóstomo, Prodendio y Nonnita, quienes en mayor o menor medida tienen relación con Santo Toribio, y cada uno de ellos con peculiares historias históricas y de leyenda que han llegado hasta el día de hoy.

Si, es que ciertamente podíamos decir infinidad de cosas sobre el Camino Lebaniego a día de hoy, aunque lo mejor es acercarse hasta él y darle la oportunidad de dejar que te deslumbre con todo lo que puede ofrecerte, así que ánimo y date la oportunidad de conocerlo, porque descubrirás con satisfacción este Camino de peregrinación que ha pervivido en el tiempo, siendo varios los testimonios que desde la Edad Media han quedado documentados en el Cartulario de Santo Toribio, y donde la primera curiosidad es que a los peregrinos –al igual que se les llama concheros a los que van a Santiago- que lo realizan se les llama cruceiros, cruceros o crucenos, por ser peregrinos de la Cruz, del Lignum Crucis que nos espera en el monasterio de Santo Toribio, un lugar donde la corta longitud a caminar, setenta y dos kilómetros, puede llamar fácilmente a engaño que es sencillo, pero hay que recordar la zona por la que caminaremos, junto a los Picos de Europa, y por ello el desnivel acumulado es grande, algo que pondrá a prueba nuestras piernas mientras nuestros ojos disfrutan de bellos paisajes miremos donde miremos.

Potes a vista desde cerca del Monasterio
Potes a vista desde cerca del Monasterio

Y como no, decir que en estos ya más de 500 años de peregrinación a Santo Toribio de Liébana, más de 500 años de Camino Lebaniego, decir que el mismo está declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, por lo que es un bien a conservar, preservar y proteger tanto por nosotros como por las sucesivas generaciones.

Y recorriéndolo, aparte de que te encontraras a ti mismo con fuerza, decir que el Camino Lebaniego está señalizado desde San Vicente de la Barquera con flechas de color granate y la cruz de Liébana, así como con las señales amarillas jacobeas, ya que los primeros kilómetros los comparte con el Camino del Norte a Santiago, recordando este hecho que eran muchos los peregrinos jacobeos que se desviaban hacia Santo Toribio y luego, atravesando después las montañas cantábricas –o regresando por sus pasos- para enlazar con el Camino Francés. En concreto, es en Serdio donde ambos Caminos se separan, ya que el Camino del Norte continúa por la derecha mientras el Camino Lebaniego lo continuaremos hacia la izquierda, desapareciendo ya las marcas amarillas y guiándonos tan solo por las específicas del Lebaniego.

Y como ultimas curiosidades, de las muchas que hay, citare algunas como que la comunidad que habita y cuida Santo Toribio es franciscana, pero en sus orígenes fueron monjes benedictinos sus moradores, en concreto hasta el año 1837 cuando a causa de la desamortización de Mendizábal lo abandonaron.

Otras de ellas relatan que cuando santo Toribio llegó al lugar buscando el retiro y la paz en esta zona protegida por las montañas y de un clima suave, no encontró ninguna ayuda para levantar su ermita por parte de los habitantes de la zona, y la leyenda cuenta que finalmente fueron un oso y un toro sus ayudantes, y por ello tanto el oso como el toro han quedado esculpidos por la ayuda prestada en la cabecera de la iglesia, haciendo honor a la leyenda. Otro hecho curioso pero ciertamente histórico, es que en el siglo XII se creó aquí la primera cofradía cristiana, la llamada Cofradía de la Santísima Cruz de Santo Toribio de Liébana. Y quizás como última que citaré, mencionaré esa que dice que el Arca de la Alianza, la gran reliquia del cristianismo, está escondida y protegida en la cripta de Liébana, bajo el Lignum Crucis, al lado del cuerpo de Santo Toribio, que por cierto tampoco nunca ha sido encontrado.

Capilla donde se custodia el Lignum Crucis
Capilla donde se custodia el Lignum Crucis

Fe, leyendas, historia, arte, literatura, tradición, espiritualidad y mucho más, todo lo tiene este bello lugar.  Y no nos olvidemos que fue aquí  donde el monje Beato, consejero del rey Silo, además de ser maestro de la reina Adosinda, escribiría en el siglo VIII el best seller occidental por excelencia de la Edad Media, sus Comentarios al Apocalipsis, y el O Dei Verbum, el primer himno a Santiago como patrón de España, sólo algunos años antes del descubrimiento de su tumba en Iria Flavia, por lo que casi se puede decir que por su especial contribución, el Camino de Santiago nació también un poco aquí, en el monasterio de Santo Toribio, uno de los lugares importantes y bellos de la comarca de Liébana.

Y hasta aquí el artículo de esta semana, el próximo sábado os hablaré un poquito sobre la gastronomía que podemos degustar a lo largo del Camino Lebaniego. Después de cada etapa hace falta reponer energías, y creedme, Cantabria y sus platos tampoco dejan indiferente.

Un poquito de historia sobre el Camino Lebaniego
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