jueves. 25.04.2024

El padre del acusado de dejar parapléjica a su pareja tras una paliza ha asegurado que no le constaba que su hijo la pegara, ni "nunca" le vio "marcada" la cara ni nada, aunque ha reconocido que es agresivo "cuando bebe", pues el alcohol es su "mayor" problema"; "el único" que tiene, ha precisado.

"Estando normal, es un muchacho normal, pero cuando bebe se pone fuera de sí", ha manifestado ese jueves el progenitor de Rosendo M.S., en la última sesión del juicio celebrado con él y en el que la Fiscalía ha ratificado los más de 21 años de prisión solicitados por delitos de violencia de género, amenazas y lesiones -o, alternativamente, homicidio en grado de tentativa-, tras la "brutal" declaración de la víctima, que puso de manifiesto "el infierno que ha vivido" durante la relación, desde 2009 hasta la agresión enjuiciada, que tuvo lugar de mayo de 2015 en el domicilio familiar en Polanco y en presencia del hijo de ambos, que entonces tenía tres años y medio de edad.

También ha elevado a definitivas sus conclusiones la Acusación Particular, ejercida por la mujer y que solicita las mismas penas e indemnización que el Ministerio Público, de 877.000 euros. Mientras, la Defensa las ha modificado en el sentido de que ahora considera que los hechos son compatibles con un delito de lesiones imprudentes en concurso con otro de maltrato, por los que interesa penas que suman un máximo de dos años de cárcel.

Además, esta parte, que cifra en 688.000 euros la indemnización, pide que se tengan en cuenta las atenuantes de la intoxicación por embriaguez y reparación del daño, al haber consignado la familia del procesado 30.000 euros para la víctima.

Nueve cubalibres

Sobre el consumo de alcohol por parte del supuesto agresor se han pronunciado varios de los testigos que han declarado en la última jornada del juicio, celebrado en la Sección Tercera de la Audiencia de Cantabria y que ha quedado visto para sentencia.

Así, el padre -que tenía mucha "confianza" con la víctima, a la que trataba "como si fuera mi hija"- ha apuntado que su hijo bebía "cada vez que salía de casa", precisando en este sentido que consumía alcohol "de tarde en tarde", y que empezaba por "dos copas" pero podía acabar con "doce o catorce".

Un amigo de Rosendo M.S. ha declarado que solía quedar con él a tomar algo, también el día de los hechos, cuando estuvieron primero en Torrelavega y luego por Polanco, y bebieron "muchísimo", en cada bar "tres o cuatro cubalibres", hasta sumar "más de nueve copas" a lo largo de la tarde-noche.

Al despedirse, este testigo ha dicho que el acusado se fue "muy mal". En concreto, ha dicho que le vio "muy nervioso", que hacía "muchos gestos" y se "tambaleaba", y se marchó además "derrapando" el coche.

La camarera que les atendió en la taberna de Polanco en la que estuvieron y que solían frecuentar ha corroborado que al presunto agresor se le "notaba" que había bebido cuando llegó, y siguió consumiendo "bastante más" alcohol, hasta tomarse "nueve cubalibres en tres horas tranquilamente", en vaso "de tubo", y marcharse de allí "fatal", porque se iba "a los lados".

"Yo nunca le había visto así", ha manifestado la empleada del bar, que incluso se le encontró fuera del local "hablando solo", aunque "nunca" se había mostrado agresivo ni había discutido con clientes.

La hermana de Rosendo ha señalado por su parte que bebía "un día sí y uno no", es decir, "prácticamente a diario", aunque no siempre tomaba "mucho" alcohol. Y al igual que su padre, ha admitido que cuando "bebe muchas cantidades, se pone mal".

Episodios de violencia

Esta chica también se ha referido a la relación entre la víctima y su hermano, que ha definido como "normal", y ha asegurado al respecto, y en contra de la versión de su excuñada, que ésta "nunca" le refirió que tuviera problemas con él, ni ella le vio golpes o heridas, aunque ha reconocido que en una ocasión su madre se quedó a dormir en casa de la pareja, porque él había llegado "muy alterado".

También ha admitido que en una ocasión ella y su marido fueron a Liencres a buscar a la mujer, que estaba en avanzado estado de gestación y, tras una discusión, Rosendo la había dejado "tirada" de noche en un prado, algo que ha admitido que no es "normal". Al llegar, les aseguró que la había "pegado un puñetazo en la barriga", y aunque le dijeron de ir al médico o al hospital -estaban aparcados en Mompía- les contestó que no, que estaba "bien", y declinó irse con ellos a su casa, sino que durmió donde sus suegros.

La hermana del acusado, que también estaba embarazada, se quedó un poco "extrañada". "Si a mí me dan un puñetazo, sea quien sea, en la barriga...", ha reflexionado, antes de manifestar, a preguntas de las partes, "no me creí lo del puño". Lo que sí le vio es un "arañazo" junto al labio.

También apreció "rasguños" su entonces marido, y excuñado de víctima y acusado, que ha detallado ante la sala que cuando llegaron al descampado ella estaba "llorando a tope" y les contó que la había pegado y dejado allí.

Y en otras ocasiones le había relatado episodios -como colocarle platos sobre la cabeza o meterle la cabeza en el WC- que evidenciaban, a su juicio, que la relación era "bastante complicada", de ahí que recomendara a la víctima que hablara con sus padres y sus suegros, e incluso que le denunciara.

Y aunque nunca ha "visto" comportamientos violentos -insultar o pegar- de Rosendo, sí ha "oído" hablar de ellos, así como que habría "pegado" a anteriores parejas suyas.

Una de ellas, con la que estuvo siete años, entre 2003 y 2009, también ha testificado en el juicio y se ha referido a una situación tras la cual cortaron el noviazgo. Después de una discusión "fuerte", un día que él estaba "borracho", tuvieron un "forcejeo" porque ella quería quitarle las llaves del coche para evitar que condujera. Durante el mismo, él la empujó "un poco" y ella cayó al suelo. "Ahí se acabó la relación".

En la sesión también ha declarado una amiga y compañera de trabajo de la víctima, que ha indicado que a los "dos meses" de iniciarse la relación le vio un moratón. Al preguntarle qué había pasado, le dijo que se había dado un golpe.

Pero a los pocos días le confesó que su pareja era "agresivo" con ella, de manera "frecuente" además, al darle "empujones" o someterla a "humillaciones", como colocarla platos sobre la cabeza o metérsela en la baza, aunque los hechos "más graves" -ha indicado- tuvieron lugar hacia el final de la relación.

De hecho, y según ha manifestado esta mujer, "el mismo día" de la última agresión la víctima le había contado que iba a dejar el piso familiar.

El padre del acusado de dejar parapléjica a su pareja: “cuando bebe se pone fuera de sí”