martes. 19.03.2024

En apenas tres meses el exsecretario municipal de Noja, José Luis Sainz Messia, ha pasado de vivir una jubilación tranquila en la isla de La Palma (Islas Canarias) a tener que afrontar una condena judicial y una indemnización, vivir los estragos de un incendio que se quedó en su jardín y asistir con preocupación y expectación a la evolución de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, un espectáculo a cinco kilómetros de su casa que, como define, es “muy bello”, pero al mismo tiempo “terrible”.

El pasado 17 de junio la Audiencia Provincial de Cantabria condenaba al que fuera alcalde de Noja del PP, Jesús Díaz, a diez años de inhabilitación especial para empleo o cargo público por un delito continuado de prevaricación. En la misma sentencia, el tribunal imponía al exsecretario municipal, José Luis Sainz Messia, nueve años de inhabilitación por ser “cooperador necesario” de dicho delito. Esta condena, en la que se incluye la indemnización que ambos deben pagar a la otra parte, es solo uno de los hechos que han marcado un ‘annus horribilis’ para el exsecretario municipal, ahora jubilado.

El exsecretario municipal de Noja, durante el juicio al exalcalde por presunta prevaricación | Foto: edc El exsecretario municipal de Noja, durante el juicio al exalcalde por presunta prevaricación | Foto: edc

Los jueces establecieron en dicha sentencia que los hechos enjuiciados, que datan de 2006 y se extienden a 2011, suponen un delito continuado de prevaricación por dictar "numerosas resoluciones abiertamente injustas y arbitrarias". Y añaden que su actuación "fue amparada" por el secretario municipal, "que en todo momento dirigió la tramitación de los expedientes y fue conocedor de la ilegalidad de las resoluciones acordadas por el alcalde y por la junta de gobierno local" formada por el PP.

"En su condición de secretario municipal no solo consintió el dictado de tales resoluciones abiertamente ilegales, sino que incluso las dio plena cobertura pese a conocer su evidente carácter arbitrario e injusto", llegando a "adecuar sus certificaciones a los intereses espurios que movían la actuación del alcalde".

Desde esa sentencia de junio, Sainz Messia ha ido viviendo situaciones cada vez más difíciles, culminando con la catástrofe natural que está viviendo la isla con la erupción del volcán, cuyo magma ha llegado a cinco kilómetros de su casa.

Sainz Messia lleva viviendo con su mujer 10 años en La Palma. Allí se mudaron tras la jubilación de él, alejándose del ruido y los procesos judiciales que durante los últimos años le han afectado como parte de las denuncias a la gestión de Jesús Díaz. Y aunque en declaraciones al medio Uppers asegura que en este tiempo ha vivido “un sueño”, esa vida pacífica se ha visto truncada en los últimos meses.

Dos meses después de la sentencia que le inhabilita y le obliga a pagar la indemnización llegó el primer susto. Fue con el incendio de mediados de agosto, que terminó calcinando 300 hectáreas. El fuego llegó, literalmente, a las puertas de su casa en apenas tres horas, y si no hubiera sido por la actuación de los bomberos en el preciso momento, las llamas no solo habrían afectado a su hogar, sino a la arboleda y el vecindario que tienen detrás.

Parecía que el susto había pasado, pero 30 días después volvió la incertidumbre, esta vez con terremotos que han precedido a las espectaculares y dramáticas imágenes que se han podido ver en los últimos días. Sainz Messia reconoce que esos primeros temblores no se notaron demasiado, pero su intensidad fue en aumento. Y entonces llegaron el humo y la lava.

De hecho, como recuerda al citado medio, lo primero que pensó fue en otro incendio, pero la aparición del magma no dejó lugar a dudas. Y la incertidumbre ha vuelto a ser protagonista. Su vivienda no se ha visto afectada por la lava, que se ha quedado a unos 5 kilómetros, pero el olor y el humo son constantes en su entorno. A esto se suma lo que ve desde su ventana, un territorio completamente arrasado por el magma, que se ha llevado por delante todo lo que ha encontrado a su paso.

Inhabilitado, con fuego en su jardín y lava a 5 kilómetros
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