jueves. 28.03.2024

En los años sesenta del siglo XX el Estado logró expulsar a los vecinos del pequeño pueblo de Fraguas –ubicado en la Sierra Norte de Guadalajara– al expropiar sus terrenos para plantar pino resinero –arrasando así grandes áreas de vegetación autóctona–, terrenos que en los años noventa fueron utilizados para maniobras y ejercicios militares –arrasando así las viejas construcciones del pueblo–, en 2002 fueron incluidos en el Catálogo de Montes de Utilidad Pública de Guadalajara y en 2011 fueron catalogados como Parque Natural. En 2013 un pequeño grupo de personas empezó a construir sobre las ruinas de Fraguas y acabó asentándose en el pueblo, poniendo en marcha un proyecto de repoblación rural para volver al campo y vivir en comunidad y equilibrio con el medio natural. Entonces empezaron las amenazas y las multas, y en 2018 el Juzgado de lo Penal número 1 de Guadalajara declaró a seis de ellos culpables de delitos contra la ordenación del territorio y usurpación. El pasado 19 de enero, la Audiencia Provincial de Guadalajara rechazó su recurso y confirmó sus penas de un año y seis meses de cárcel y una multa que, impagada, se convertiría en nueve meses de cárcel más –lo que sumaría un total de dos años y tres meses de cárcel para cada uno–, más 27.000 euros al conjunto de ellos como coste de la demolición de las construcciones que un día pusieron en pie.

El pasado 27 de marzo la asamblea de ACPT (Asamblea Ciudadana Por Torrelavega) eligió al proyecto Fraguas Revive como ganador del IV Premio Esther García a la Lucha Popular, al poner en valor su “novedosa propuesta”, la “proactividad de su lucha” y el “profundo carácter constructivo de la acción que desarrollan” sus miembros. ACPT entregará –en un acto que se celebrará a las 19:30 horas de este jueves, 25 de abril, en la Sala Mauro Muriedas y al que están invitados los vecinos de Torrelavega y de Cantabria– al colectivo Fraguas Revive el premio, una talla “que simboliza los valores que Esther García siempre defendió”. Una decena de personas de 21 a 34 años de edad viven actualmente en Fraguas –donde hace décadas llegaron a vivir unas 200–, y César López (Madrid, 1988) es una de ellas:

¿Cómo es la vida en Fraguas?

Vivimos dedicados principalmente a la agricultura para autoconsumo y recibimos constantemente visitas de gente que viene de todas partes a transmitirnos su apoyo y a ayudar.

La mayoría procedéis de entornos urbanos. ¿Qué diferencias hay entre esos entornos y Fraguas?

Los costes, en dinero, de vivir aquí en comparación con los de vivir en una ciudad son mínimos

La principal, el consumo. No pagamos luz porque tenemos una instalación solar que no nos genera ningún gasto –aparte del de haber invertido–, el gasto en comida no tiene absolutamente nada que ver con el de antes, los gastos de transporte igual. Nunca hemos hecho un cálculo, pero los costes, en dinero, de vivir aquí en comparación con los de vivir en una ciudad son mínimos. Nos calentamos con leña… Lo único de lo que de momento no hemos podido desprendernos es de la gasolina, del gas y del teléfono móvil, pero bueno…

¿En qué consiste el proyecto Fraguas?

Básicamente lo que queríamos es hacer un proyecto de autogestión a todos los niveles: autogestión energética, alimentaria… Gestionarnos la vida, vamos. Ya que el sistema en el que vivimos prácticamente no nos deja ni ir a mear solos, pensamos que un espacio natural era un sitio donde se podía llevar a cabo.

Últimamente se habla mucho del problema del despoblamiento rural y de sus posibles soluciones. ¿Qué medidas son necesarias para solucionarlo?

Tenemos esta idea y en lugar de pedirla, protestar y decir “es que no nos dejan”, la hemos llevado a cabo

Es un problema grande, y para nosotros las medidas necesarias para solucionarlo son las que estamos llevando a cabo, que son una propuesta también: tenemos esta idea y en lugar de pedirla, protestar y decir “es que no nos dejan”, la hemos llevado a cabo. Para mí el venir aquí y el que otras personas puedan repoblar pueblos abandonados y lugares donde se pueda vivir así, básicamente es dar el mensaje de que no necesitamos al Estado para que nos provea de cosas, que nosotros somos capaces de hacerlo como se ha hecho toda la vida, como se hacía en este mismo pueblo, cuyos antiguos habitantes nunca tuvieron electricidad ni se asfaltó ninguna carretera y se autogestionaban la comida: eran ganaderos, agricultores, tenían frutales…

Pero han cambiado mucho las cosas y ahora parece mucho más difícil vivir así…

Sí, pero también cada vez se está viendo más que a este sistema capitalista en el que vivimos, mucho tiempo no le queda. Por lo menos al planeta, y por lo tanto también al sistema. Yo creo que las vías por las que hay que ir son estas: el bajo impacto ambiental, aprovechar los recursos sin agotarlos y este tipo de cosas.

¿Quién y por qué os está persiguiendo judicialmente?

Pusieron la denuncia cuando gobernaba el PP, pero ahora está gobernando el PSOE con Podemos

En principio, la Junta de Castilla-La Mancha, que es la propietaria del terreno de monte público, que hicieron Parque Natural para proteger su cultivo de pinos y sus cotos privados de caza, porque hay espacios naturales, pero son los menos. Pusieron la denuncia cuando gobernaba el PP, pero ahora está gobernando el PSOE con Podemos.

¿Pero por qué se os está persiguiendo concretamente?

Las actividades que estamos llevando a cabo aquí entran todas dentro de lo que es compatible con el Parque Natural –lo hemos estado mirando en las leyes del Parque Natural y todo lo que hacemos y lo que queremos hacer aquí entraría dentro de esas leyes–, entonces el único problema que hay es que Fraguas ya no está considerado un pueblo, y por eso no podemos vivir aquí. Ese es simplemente el único problema legal.

¿Y en qué momento se encuentra el proceso?

Estamos intentando hablar con la Junta, a ver si encontramos una manera de darle continuidad al proyecto

Hay una condena firme y hemos interpuesto un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional porque no se nos permite recurrir ante el Tribunal Supremo. En no mucho tiempo nos dirán si aceptan o no el recurso, y también estamos intentando hablar con la Junta de Castilla-La Mancha, a ver si encontramos una manera de darle continuidad al proyecto: que no vengan a demoler el pueblo y que no entre nadie en la cárcel.

¿Y esa Junta de Castilla-La Mancha qué dice?

Dice que esto es ilegal y que lo tiene que decidir el juez; no se baja del burro de la legalidad. Que ellos no quieren que vayamos a la cárcel, pero si no querían, que no hubieran denunciado. Supongo que la ejecución de la sentencia no empezará al menos hasta que no conteste el Tribunal Constitucional.

Parece mentira que os vengan con esto precisamente ahora que tanto se está instando a repoblar la llamada España vaciada…

Nos cortaron la pista de acceso para ponernos problemas y echarnos…

Fraguas no les ha importado hasta que hemos llegado nosotros. El estado ruinoso que tenía el pueblo no les ha importado hasta que hemos llegado nosotros. Nos cortaron la pista de acceso –con el peligro que conllevaba el que hubiera un incendio o cualquier cosa– para ponernos problemas y echarnos…

Hablando de incendios, estáis reforestando con especie autóctona parte de la masa forestal perdida en los espectaculares incendios que asolaron la zona.

Sí, estamos colaborando con asociaciones para recuperar el bosque autóctono, que es lo que debería haber aquí. Hay zonas escarpadas donde no llegaron los pinos y lo que hay son las especies autóctonas, que son la encina, la sabina, el enebro, el fresno… Pero a diez metros tienes los pinos.

En este tiempo también habéis conocido a algunos de los antiguos vecinos de Fraguas…

Los antiguos vecinos se pusieron muy contentos de ver que estábamos construyendo una casa

Cuando vinimos no sabíamos de la existencia de los antiguos habitantes, pero –como hay un cementerio al que seguían yendo a poner flores y esas cosas– un día nos topamos con ellos y nos preguntaron quiénes éramos y qué hacíamos en el pueblo. Se lo contamos, se quedaron a comer con nosotros, nos contaron historias y la verdad es que se pusieron muy contentos de ver que estábamos construyendo una casa. A partir de ahí siguieron viniendo y nos regalaron un libro que uno de ellos –Isidro Moreno– había escrito sobre la vida que llevaban aquí y cómo fue todo el proceso. Y nos lo dedicaron…

La dedicatoria dice “Para los nuevos habitantes de Fraguas: a ver si vosotros recuperáis la historia de nuevo de este pueblo, aunque algunas instituciones tanto militares como religiosas hayan tratado de destruirla y hasta el Gobierno quiere venderlo a particulares (FINCA PRIVADA: PROHIBIDO EL PASO). Quiero recordaros que tratéis con cariño y el respeto que se merecen esas piedras que hoy están muertas y caídas entre las zarzas y la maleza que otros tiempos tuvieron vida y formaron parte de la historia de estas gentes que tanto lucharon por la vida y tantas calamidades pasaron”. Es un motivo para estar orgullosos, ¿no?

Sí, sí.

¿Cómo acogéis el premio Esther García que os entregará ACPT?

Con mucho orgullo también. Este premio, como otro que nos entregó Ecologistas en Acción, son cosas que no esperábamos pero que nos enorgullecen bastante, nos animan a continuar y sobre todo nos ayudan mucho, porque así la gente se entera.

“Fraguas no les ha importado hasta que hemos llegado nosotros”
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