viernes. 29.03.2024

La Fiscalía de Cantabria ha archivado las actuaciones correspondientes a las denuncias presentadas el pasado 21 de diciembre por la Fundación Oso Pardo y el pasado 8 de enero por Ecologistas en Acción por el “presunto disparo recibido por un osezno durante una cacería de jabalí” celebrada el pasado 8 de noviembre en la comarca de Liébana. La misma semana del pasado mes de noviembre, otro ejemplar de oso pardo cantábrico –una especie en peligro de extinción, por lo que cualquier daño provocado a alguno de sus ejemplares durante una cacería puede ser considerado delito– fue abatido en la Montaña Palentina durante otra cacería.

Según establece el auto de la Fiscalía –fechado el pasado 22 de febrero y al que ha tenido acceso este diario–, las actuaciones han sido archivadas porque “no se ha probado” que el osezno fuera herido por arma de fuego, al haber considerado el veterinario del CRFS (Centro de Recuperación de Fauna Silvestre) de Cantabria –ubicado en el municipio de Villaescusa– “altamente improbable” que el osezno fuera herido por un disparo.

La pérdida de uno de sus radios aumenta las posibilidades de que haya sido disparado

No obstante, el archivo de las actuaciones por parte de la Fiscalía no despejan las dudas de sectores ecologistas que consultados por este diario han insistido en que según sus informaciones las pruebas veterinarias han arrojado que el osezno ha perdido parte de uno de sus huesos –concretamente parte de uno de sus radios–, lo que aumenta las posibilidades de que haya sido disparado.

Cómo fue herido el osezno y dónde está su madre –el hecho de que testigos de la cacería hayan asegurado haber visto “salir dos osos”, el osezno herido y otro ejemplar, “que marcharon en direcciones opuestas”, y el hecho de que el osezno herido nunca volviera a ser visto junto a su madre, cuando debería haber estado acompañado por ella, hacen sospechar que el supuesto incidente de caza podría haber “afectado a más de un ejemplar”– no son las únicas respuestas pendientes. Otra pregunta es por qué el Gobierno de Cantabria desactivó el operativo de seguimiento y captura del osezno durante más de un mes –desde el pasado 28 de noviembre hasta el pasado 5 de enero–, pues no convence a todo el mundo la explicación dada por el Ejecutivo autonómico: que lo hizo siguiendo el criterio de “veterinarios expertos en manejo de osos heridos” que fueron consultados por los “profesionales del CRFS”.

Pero la pregunta que más preocupa ahora a los ecologistas es si el osezno podrá volver algún día a su hábitat y en ese caso cuándo podrá hacerlo. En este sentido, según ha podido saber este diario el Gobierno de Cantabria ha celebrado este mismo lunes en Santander una mesa de expertos para sondearles antes de tomar una decisión. Diversos expertos han vuelto a advertir de que tanto la dilatación de la estancia del osezno lejos de su hábitat como cualquier humanización del animal –fue capturado el pasado 25 de enero y el Gobierno de Cantabria no tardó ni 24 horas en ponerle nombre: “Beato”– juegan en contra de la posibilidad de que el osezno pueda ser devuelto con su éxito a su hábitat. El consejero de Medio Rural del Gobierno de Cantabria, Jesús Oria, comparecerá este martes, 27 de febrero, en rueda de prensa “para informar sobre la situación del oso Beato”. Muchos confían en que anuncie que por fin será devuelto a las montañas y no acabe convertido en una atracción turística.

La Fiscalía archiva la actuación por el osezno herido pero siguen las dudas sobre el caso
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