sábado. 20.04.2024

Por el momento, al menos 171 personas han fallecido a consecuencia de la explosión que hace 8 días arrasó el puerto de Beirut (Líbano) y sus alrededores, a consecuencia de la detonación de más de 2.000 toneladas de nitrato de amonio. Junto a los fallecidos, se calcula que hay más de 6.000 heridos, gente desaparecida y entre 200.000 y 250.000 vecinos sin hogar. Y todo eso en medio de una pandemia de coronavirus que añade más dificultades a la población. Lo ocurrido, con sus siglos de diferencia, ha hecho recordar a muchos cántabros e historiadores lo que acaeció en Santander hace 126 años, cuando una explosión con puntos en común con el suceso de Líbano arrasó la zona del puerto de la ciudad y dejó unas cifras más sangrientas y devastadoras que las que ahora afronta Beirut: 590 muertos y más de 2.000 heridos.

El 3 de noviembre de 1893 el barco de vapor ‘Cabo Machichaco’ estaba atracado en el muelle número 2 de Maliaño, justo en frente de lo que hoy es la calle Calderón de la Barca. Había llegado allí después de pasar unos días en cuarentena en Bilbao (desde donde iniciaba la ruta), evidentemente, no por coronavirus. El barco había registrado varios casos de cólera. En teoría, y según el parte oficial, transportaba diferentes productos como harina, tabaco, madera, aceite y material siderúrgico cuyo destino era Sevilla. Cargaba también garrafones de ácido sulfúrico, y lo que nadie sabía en ese momento, o al menos de lo que no se informó, es que más de 51 toneladas de dinamita se encontraban en la bodega. Una peligrosa y explosiva mezcla atracada justo delante del centro de la ciudad cántabra en aquel momento, algo que según el reglamento del puerto de Santander estaba prohibido, precisamente para evitar el manejo de estos materiales explosivos cerca de la población.

La intensidad del fuego fue tal que permitió alumbrar durante toda la noche las labores de búsqueda de los restos humanos

Ese día, alrededor de las 13:30 horas, un incendio se declaró en cubierta. Una bombona de ácido sulfúrico había explotado y provocado un fuego que ni los exiguos medios del barco ni los bomberos pudieron apagar. Ante la situación que se generó, diferentes autoridades y técnicos se afanaron en intentar frenar las llamas, pero lejos de apagarlo, el fuego comenzó a extenderse a las bodegas.

El espectáculo fue tal que muchos curiosos se acercaron a esta céntrica zona de Santander para ver lo que ocurría y cómo se desarrollaban los trabajos de extinción. Evidentemente, nadie era consciente en ese momento de lo que escondía la bodega. No fue hasta las 16:00 horas cuando se informó del contenido completo del barco, pero en ese momento ni el fuego se había apagado ni la población había sido retirada por las autoridades. Una hora después se produjo la explosión.

Un barco atracado en muelle y cargado de elementos metalúrgicos. A la onda expansiva, por tanto, se sumó una tromba de agua que arrastró a muchos de los presentes al mar. Trozos de hierro salieron disparados, algunos llegando a una distancia de 8 kilómetros, según fuentes de la época. La magnitud de la explosión fue tal que incluso una ermita ubicada en Maliaño, a varios kilómetros de distancia, se derrumbó con la onda expansiva. Todos los que se encontraban en el barco murieron, al igual que la mayor parte de las autoridades civiles y militares de Santander.

Incendio del barco de vapor 'Cabo Machichaco'

Además de los fallecidos, el suceso dejó numerosos daños materiales. Además de los testimonios que relataron que se encontraron restos del barco y de la carga a varios kilómetros de distancia, toda la zona circundante al puerto quedó arrasada. Al menos 60 edificios quedaron destruidos por la explosión, y el fuego generado en el barco se extendió por varias calles de la ciudad.

La intensidad del fuego fue tal que permitió alumbrar durante toda la noche las labores de búsqueda de los restos humanos. Al desastre económico y la reconstrucción de la ciudad debía sumarse la pérdida de las autoridades civiles y militares.

El barco quedó semihundido durante meses en ese mismo punto, testimonio de una tragedia que impactó en toda España. Durante todo este tiempo se llevaron a cabo trabajos para intentar recuperar la dinamita que pudiera quedar en el barco. Lejos de lograrse, el 21 de marzo de 1894 se producía otra explosión a consecuencia de estas labores, dejando otros 15 muertos.

Monumento en memoria de la explosión del 'Cabo Machichaco'

Tras esto, Santander tuvo que ser reconstruida. Todavía tendría que sufrir otra tragedia como el incendio de 1941, pero ya en esa fecha de finales del siglo XIX se optó por rediseñar la ciudad y situar su centro un poco más en el interior. Actualmente son varios los monumentos que recuerdan la tragedia, como el instalado en el punto aproximado en el que se produjo la explosión, obra de Valentín Ramón Lavín y en el que se realiza un homenaje cada año. El cementerio de Ciriego, además, acoge otra obra, ejecutada por A. García Cabezas.

La explosión en el puerto de Santander que dejó más fallecidos que la tragedia de Beirut
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