TURISMO

Cuevas y naturaleza: el pequeño pueblo que une a Alberto II de Mónaco con Cantabria

Cuevas y naturaleza: el pequeño pueblo que une a Alberto II de Mónaco con Cantabria
Vía Verde del Pas
Vía Verde del Pas

Alberto II de Mónaco ha visitado Cantabria esta pasada semana, aunque no era la primera vez que ponía a esta región en el mapa con su reciente visita. Una visita concretamente a un pequeño municipio de Cantabria, Puente Viesgo.

Y, como no, Puente Viesgo se encuentra en el Valle del Pas, un lugar inconfundible de nuestra región. Es especialmente famoso por sus cuevas prehistóricas, que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Las cuevas de Monte Castillo, con sus impresionantes pinturas rupestres que datan de hace más de 40.000 años, son un gran atractivo turístico y científico. Estas cuevas incluyen la Cueva del Castillo, la Cueva de Las Monedas, la Cueva de Las Chimeneas y la Cueva de La Pasiega.

El príncipe Alberto de Mónaco , la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, y el director de las Cuevas de Cantabria, Roberto Ontañón, durante la inauguración de la exposición temporal 'Alberto I, el príncipe de la prehistoria'
El príncipe Alberto de Mónaco , la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, y el director de las Cuevas de Cantabria, Roberto Ontañón, durante la inauguración de la exposición temporal 'Alberto I, el príncipe de la prehistoria'

Tal es la importancia de lo que alberga este pequeño pueblo que el Principado de Mónaco y el Gobierno de Cantabria han firmado un convenio de colaboración para favorecer la cooperación científica y cultural en el ámbito de la prehistoria, un acuerdo con el que ambos lugares que "reforzarán sus lazos" y que se ha rubricado durante la visita que ha hecho este viernes el príncipe Alberto II de Mónaco al Centro de Arte Rupestre (CEAR) de Puente Viesgo, que lleva el nombre de su tatarabuelo. 

Centro de Arte Rupestre de Cantabria
Centro de Arte Rupestre de Cantabria

No solo cabe destacar su patrimonio sobre prehistoria.  Otro de los recorridos, ya en términos naturales, es la Vía Verde del Pas. Un itinerario de 34 kilómetros -apto para circular con cualquier vehículo no motorizado- que discurre por el antiguo trazado abandonado del ferrocarril que unió las localidades de Astillero y Ontaneda entre 1903 y 1973.

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