jueves. 28.03.2024

La importancia del legado artístico del paleolítico español en Cantabria traspasa nuestras fronteras. Tanto es así, que el diario catalán El Periódico ha publicado un artículo en el que incluye las cinco cuevas cántabras (sin incluir Altamira) más espectaculares.

Covalanas

En las proximidades de la localidad cántabra de Ramales de la Victoria está la cueva de Covalanas. Su boca abre frente al pico de San Vicente y su estrecho pasillo conduce a un conjunto de representaciones rupestres realizadas bajo la técnica del punteado y del trazo baboso. En las paredes se distinguen dieciocho ciervas, un uro y un caballo. Su realismo es sobrecogedor. Sus trazos parecen vivos y dotados de movimiento. La estrechez de la cueva nos permite contemplar las pinturas a pocos centímetros de nuestros ojos. Es una experiencia única ser consciente de que esas obras fueron realizadas hace más de veinticinco mil años y que por fortuna aún se conservan.

La cueva de Covalanas de Ramales de la Victoria tiene un rico patrimonio cultural

Cullalvera 

A solo dos kilómetros de Covalanas, muy cerca de Ramales, se halla la cueva de Cullalvera. Su entrada es espectacular. La boca tiene dimensiones colosales, como una enorme catedral del arte paleolítico. Un audiovisual nos predispone a conocer su interior y a valorar el lugar. Posee arte paleolítico, pero no es visitable porque se halla entre los seiscientos y los mil doscientos metros cueva adentro. Lo que sí es visitable son sus enormes galerías, un espectáculo de agua y luz desdibujada entre la piedra. Cuando las lluvias son caudalosas en este rincón de la región cántabra las aguas vuelven a brotar entre la pasarela de madera de poco más de ciento cincuenta metros por donde discurre la visita.

El Castillo

El monte del Castillo está en Puente Viesgo y su interior esconde cuatro cuevas con valiosas muestras de arte rupestre. De entre las cuatro destaca la de El Castillo. En ella vivieron homínidos desde hace más de ciento cincuenta mil años. El conjunto rupestre lo forman manos en negativo y dibujos de bisontes, ciervas, caballos y enigmáticos símbolos que aún no han encontrado una definitiva traducción realizados en diferentes periodos históricos. El Castillo posee, además, las pinturas más antiguas del mundo fechadas hasta la fecha con una edad de 40.800 años. Muy cerca de aquí, a poco más de medio kilómetro, se halla la cueva de Las Monedas donde destacan los dibujos de cabras, caballos, renos y hasta de un bisonte.

Manos en la cueva del Castillo

Chufín

Cuenta una leyenda que un moro llamado Chufín escondió un valioso tesoro en el interior de una cueva próxima a la pequeña población de Riclones. El tesoro jamás llegó a ser encontrado, pero quienes se aventuraron a entrar en esta cueva ubicada en el municipio de Rionansa hallaron otro tesoro quizá más valioso para la historia del hombre Sus pinturas rojas, que decoran su alto techo, y los grabados exteriores situados en el vestíbulo de la cavidad son casi una excentricidad en el arte rupestre del norte peninsular. Entrar en ella no es fácil. Es necesario reptar los primeros cuatro metros. El esfuerzo habrá merecido la pena con solo ponernos otra vez de pie. Dentro nos esperan las aguas de un lago subterráneo y una de las pruebas del arte humano más valiosas de la antigüedad.

El Pendo

Próximo a la bahía de Santander se halla la cueva de El Pendo, otra de las grutas cántabras de dimensiones colosales. Ha sido una de las cuevas más trabajadas por la arqueología cántabra. De hecho, en ella trabajó don Marcelino Sanz de Sautuola, descubridor junto a su hija de las cuevas de Altamira. En El Pendo hubo ocupaciones de hombres de Neandertal  hace más de ochenta y cuatro mil años antes de ser desplazados por los Sapiens. La pintura más valiosa de El Pendo es una cierva roja, de enorme expresividad y composición estética. La técnica, al igual que las pinturas de Covalanas, es el punteado y su fecha de realización unos veinticinco mil años atrás.  

Descubre las cinco cuevas, además de Altamira, más espectaculares de Cantabria