viernes. 29.03.2024
ENTREVISTA

“Contar historias es igual en Haití que en Cantabria, sólo hay que salir a buscarlas”

Viajero y periodista, contador de historias de todos los rincones del mundo, el cántabro Diego Cobo (Santander, 1986) habla sobre su experiencia en la profesión periodística y sus últimos viajes, entre los que destaca Haití, donde acudió para dar voz a las miles de  personas que viven abandonadas junto a la frontera con República Dominicana.

Diego Cobo, durante una de sus visitas a Haití para su reportaje
Diego Cobo, durante una de sus visitas a Haití para su reportaje

“All good things are wild and free (Todas las cosas buenas son salvajes y libres)”.  Es una de las frases más célebres de Thoreau, uno de los maestros de un cántabro que se enamoró del arte de contar historias durante su primera experiencia periodística en un diario local. “Escribía reportajes locales en un suplemento. Me gustaba contar historias pero sobre todo tener la libertad de hacerlo como me diera la gana” –cuenta– “A veces, tenía que rellenar dos páginas hablando del mal tiempo, entonces salía a la calle a hablar con las personas que caminaban con paraguas, con el vendedor de chubasqueros… Eso me encantaba”. Son las palabras de Diego Cobo, un treintañero prudente y observador que ha recorrido los cinco continentes libreta en mano.

Su pasión por viajar viene de lejos, pero recuerda el viaje y el reportaje que le impulsaron a ganarse la vida contando historias por el mundo. “Me decidí a vender por primera vez un reportaje sobre la Ruta 66 y me lo pagaron a buen precio. Y me dije: solo es cuestión de valorar lo que uno hace”. Aunque hubiera hecho antes más viajes y más reportajes, “todo comenzó ahí”.

Más tarde, el verdadero “salto al periodismo internacional” de este cántabro fue en La Habana, donde residió un año trabajando en cooperación, y desde donde comenzó a colaborar con distintos medios a nivel internacional. Secciones como El Viajero de El País fueron testigo de sus descubrimientos y reflexiones desde la isla socialista.

El verdadero “salto al periodismo internacional” de este cántabro fue en La Habana, donde residió un año trabajando en cooperación

Pero no todo ha sido un camino de rosas. Ser ‘freelance’ o ‘autónomo’, una situación laboral común en el mundo del reporterismo, significa invertir tiempo y dinero en trabajos que muchas veces no van a ser valorados o no interesan en los medios. “Tengo la sensación de que en España se valora más la actualidad del tema o el nombre del periodista; por el contrario, en muchos países latinoamericanos se puede publicar en algunos de los medios más prestigiosos por la calidad de lo que uno hace”, asegura Diego, cuyas historias han pasado al otro lado del charco por medios como El Malpensante (Colombia), Gatopardo (México) o la revista Domingo de El Universal (México).  

Sin embargo, Diego escapa del eterno pesimismo del reporterismo freelance: “Hay miles de temas. No hace falta irse lejos, hago periodismo internacional porque me gusta viajar, me interesan muchos temas y porque es más fácil de vender. Es más fácil que te publiquen un reportaje sobre un minero en Perú que sobre el último fabricante de albarcas en Cantabria, pero me encantaría escribir sobre mi tierra”.

El periodista cántabro Diego Cobo

La otra realidad silenciada de Haití

Uno de los últimos viajes de este periodista fue a República Dominicana y Haití. Acudió hasta allí interesado por conocer la realidad de los descendientes de haitianos expulsados del país vecino hace unos años, un tema del que sólo un medio internacional, The New York Times, había publicado un reportaje completo.

Como acostumbra a hacer en otros viajes, contactó con un chico español que trabaja allí como fotógrafo, Fran Afonso, que le acompañó en sus visitas a los campos de desplazados entre Haití y República Dominicana, en la frontera entre los dos estados en que se divide la isla caribeña que Cristóbal Colón bautizó como La Española.

Ser ‘freelance’ o ‘autónomo’ significa invertir tiempo y dinero en trabajos que muchas veces no van a ser valorados o no interesan en los medios

El contraste entre un país históricamente hundido en todos los sentidos junto a un país más próspero provocó el desplazamiento de miles de haitianos que emigraron al otro lado en busca de trabajo. Sin embargo, desde principios del siglo XX, comenzó a extenderse un discurso xenófobo hacia “lo haitiano”. Esta situación culminó en 2013 con una sentencia del Tribunal Supremo dominicano que arrebataba la nacionalidad a 200.000 personas nacidas en Dominicana pero de origen haitiano. 

Espantadas por un discurso mediático agresivo, las amenazas y los crímenes de odio que comenzaban a brotar en el país, miles de personas cruzaron la frontera hacia uno de los países más pobres de América Latina, donde no tenían nada y donde nadie les podía ayudar. Así comenzaron a poblarse los asentamientos de desplazados en territorio haitiano, rozando el límite entre ambos países. 

Para saber más sobre su viaje y la realidad a ambos lados de la frontera de esta isla caribeña, Diego Cobo nos invita a una cita el próximo jueves, 10 de noviembre, a las 19:30 horas en la librería La Vorágine, donde hablará de la situación actual de miles de personas que viven sin acaparar la atención, la curiosidad o la empatía del resto del mundo.

Proyectos futuros

Uno de los últimos proyectos en los que está trabajando este viajero y periodista es ‘Huellas Negras’, una trilogía que se está publicando en El Malpensante sobre la esclavitud: el origen, el destino y la lucha por la emancipación siglos más tarde. “He visitado Jamaica, donde llegaron más de un millón de esclavos; Gambia, puerto de salida de unos tres millones de personas; y los estados sureños de EE.UU., escenario del nacimiento de la lucha por los derechos civiles”.

En un futuro no muy lejano le gustaría escribir sobre los indios de Dakota, pero también adentrarse en los lugares más curiosos, históricos o bellos de Cantabria.  “Contar historias es igual en Haití que en Cantabria, solo hay que ir a buscarlas”, y sabe qué es lo fundamental para poder hacerlo: “La confianza que me da la gente, sin eso no hubiera podido hacer ningún reportaje. Todos comienzan con la ayuda de alguien”. 

“Contar historias es igual en Haití que en Cantabria, sólo hay que salir a buscarlas”
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