ESTILO DE VIDA

Consejos para conciliar la vida personal y laboral

Gestionar bien el tiempo, saber decir `no´, o cuidarse a uno mismo son claves para un equilibrio entre lo privado y lo profesional.

Para alcanzar el equilibrio, hay algo esencial más allá de la organización del tiempo: cuidar de uno mismo
Para alcanzar el equilibrio, hay algo esencial más allá de la organización del tiempo: cuidar de uno mismo

El ritmo frenético que la mayoría de la población lleva en la actualidad provoca que cada vez esté más diluida la necesaria frontera entre la vida personal y la vida laboral. Es necesario un constante equilibrio que algunos consejos pueden ayudar a conseguir.

El factor tiempo es muy importante. Es necesario fijarse en las tareas diarias y diferenciar entre aquellas asociadas al trabajo y las actividades personales. Será de ayuda decidir qué es lo necesario y que nos satisface más.    

Por otro lado, dejar de ocupar los días libres con actividades que no disfrutamos o delegar obligaciones y responsabilidades es también crucial para una buena gestión del tiempo.

La planificación también es importante a la hora de gestionar el tiempo. Tener un plan ayuda a mantenerse centrado, si no existe es fácil caer en los planes y prioridades de los demás.

Aprender a decir que no es uno de los retos de muchas personas: está bien decir que no de forma respetuosa. Cuando se dejan de aceptar tareas sin sentir culpa o una falsa obligación, aparece el espacio para las actividades que realmente nos importan.

Un punto clave para conciliar la vida personal y la laboral es dejar el trabajo en la oficina mediante una decisión consciente. La tecnología es un factor a tener en cuenta en este sentido: reducir el acceso al correo electrónico o al móvil de empresa, por ejemplo, es necesario para una verdadera conciliación.
En lo laboral, debemos también conocer y aprovechar nuestras opciones: hablar con los superiores sobre la posibilidad de horarios flexibles, una jornada semanal intensiva, reparto de funciones, teletrabajo u otra flexibilidad en la jornada laboral es muy posible.

La mayoría de las personas pueden mantener un nivel máximo de concentración por un tiempo no superior a los 90 minutos. Después de esto, la capacidad para retener información disminuye de forma destacable. Cuando se interrumpe una tarea, se requiere el doble o el triple de tiempo dedicado a la interrupción a retomar la completa concentración sobre la tarea.

Para alcanzar el equilibrio, hay algo esencial más allá de la organización del tiempo: cuidar de uno mismo. Una alimentación saludable, dormir las horas necesarias, relajarse de vez en cuando y fomentar la red personal de apoyos son aspectos centrales.

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