jueves. 28.03.2024

Santander cuenta desde 2003 con una Unidad de Guías Caninos de la Policía Nacional. Seis agentes, que realizan su trabajo acompañados por 12 perros. “Cada uno de nosotros cuenta con un animal especializado en droga y búsqueda de billetes de curso legal y otro en explosivos”, comentan Raúl, jefe de la Unidad y José Antonio, uno de sus compañeros.

Este equipo se encarga de cubrir este servicio las 24 horas, durante los 365 días del año. Sus principales zonas de trabajo son las estaciones, el aeropuerto, el ferry y lo que ellos denominan como infraestructuras críticas, como los edificios gubernamentales.

La relación que se crea entre el policía y los perros es muy especial. “Nos los llevamos a casa y los criamos. Cuando alguno se va de vacaciones, generalmente nos llevamos a nuestros perros con nosotros. Se crea un vínculo muy fuerte que es también personal. Somos sus educadores y guías”.

La relación que se crea entre el policía y los perros es muy especial

Ellos mismos son los encargados de su cuidado. Tanto del baño, como de la alimentación y el suministro de medicamentos. “Los que trabajamos en esta Unidad somos amantes de los animales, y nos encargamos de que estén cómodos en todo momento”, aseguran. Para poder convertirse en miembro de la Unidad de Guías Caninos es necesario superar una oposición interna a la que pueden presentarse tras dos años de experiencia dentro del cuerpo.

“Hay que pensar que un perro es como un niño, y que necesita cuidados y mantenimientos. Ellos trabajan durante periodos cortos de tiempo, realizan esfuerzos de 10 o 15 minutos y después descansan. “La fiabilidad de sus resultados es muy alta. No debemos olvidarnos de que son animales, que no es algo automático, pero están muy bien entrenados”.

Sin lugar a dudas el nexo que se crea entre el policía y el perro es una de las relaciones laborales más especiales. “Trabajar con un animal es diferente. Siempre están dispuestos a salir y esforzarse al máximo. Se crea una relación muy cercana. Trabajas durante muchos años todos los días junto a él y la confianza es plena”.

Los animales llegan al Cuerpo de Policía cuando son cachorros, algo que facilita enormemente su adiestramiento. “Por lo general, se tarda entre seis meses y un año en conseguir que el perro esté preparado para hacer su trabajo. Como nosotros podemos trabajar con ellos desde que son pequeños, reducimos estos tiempos, ya que desde que son cachorros los tenemos en casa y les acostumbramos a participar en diferentes dinámicas de aprendizaje”. No existe ninguna raza particularmente capacitada para llevar a cabo estos trabajos, ya que lo más importante es la predisposición que tenga el animal a trabajar y aprender.

“En estos momentos contamos con dos chalecos exteriores que compartimos los seis agentes. La crisis ha impedido que contemos con mejores medios materiales”, aclaran

La Unidad se ha enfrentado a numerosas situaciones límite, como las vividas en el año 2006, con las bombas que se colocaron en distintos puntos de la región. Tras el incidente sufrido por una Mosso d’Esquadra, que fue disparada después de que una persona que estaba siendo detenida robase el arma a un agente, el debate sobre los medios de los que dispone el cuerpo ha salido a la calle. “En estos momentos contamos con dos chalecos exteriores que compartimos los seis agentes. La crisis ha impedido que contemos con mejores medios materiales, o con vehículos más modernos”, aclaran.

A raíz de los últimos atentados perpetrados en Bruselas, la alarma social se ha incrementado. “La gente está más alerta y sospecha de situaciones en las que en otros momentos ni siquiera repararía”.

Este servicio ha servido además para contar con una mayor participación ciudadana. “El perro acerca a la gente. No solo da sensación de seguridad, sino que transmite confianza”. En sus instalaciones suena en todo momento música clásica, ya que ayuda a relajar a los perros. En las paredes, están colgados los nombres de todos aquellos animales que han dado servicio a la Unidad.

Por lo general, un perro se mantiene operativo entre 8 y 10 años. Después, muchos policías optan por llevárselos a su casa, y otros son donados a familias que quieren cuidarlos. Uno de los momentos más difíciles de su carrera profesional, ocurre cuando alguno de los perros pierde su vida. “Es muy duro, porque la relación es muy estrecha, ya que se trata de la pareja más fiel de todas”.

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