ARQUEOLOGÍA

20 años del hallazgo visigodo de la Cueva de las Penas, uno de los más importantes de España

Broches visigodos de la Cueva de las Penas exhibidos en el MUPAC
Broches visigodos de la Cueva de las Penas exhibidos en el MUPAC

El pueblo de Mortera, en Piélagos, celebra este fin de semana el 20 aniversario del descubrimiento que se hizo en la Cueva de las Penas, un enclave visigodo que contiene, según los expertos, el “conjunto de broches visigodos más importante del norte de España”, lo que convierte a este yacimiento en uno de los más relevantes del país. El hallazgo “casual” dio lugar a toda una investigación que a día de hoy sigue dejando casi más preguntas que respuestas sobre la presencia visigoda en Cantabria y el carácter cristiano y pagano de sus tradiciones.

De hecho, el hallazgo “cambió la forma de ver el yacimiento de restos humanos y visigodos”, explica a eldiariocantabria.es Mariano Luis ‘Alix’ Serna, uno de los autores del informe inicial que dio lugar a la investigación posterior. Él mismo reconoce el carácter casual del hallazgo, pero a partir de ahí, “todo fue sobre ruedas”: se hizo un informe a la Consejería de Cultura que, a su vez, puso en marcha la maquinaria para determinar lo que había en la cueva ubicada en La Picota.

El trabajo de evaluar el hallazgo se encargó a la arqueóloga Ángeles Valle, que estuvo acompañada por Serna, con experiencia previa en este tipo de yacimientos. “El primer broche visigodo que encontramos ya nos puso en la pista”, recuerda, añadiendo que ya en aquel momento “se determinó que la cueva era un sumidero parcialmente activo”, lo que implica que el yacimiento “estaba muy alterado por el río”, que podía haber arrastrado restos importantes.

De ahí la urgencia de excavar lo antes posible y con mayor detalle. “En los meses siguientes se hicieron sondeos, y las excavaciones iniciales se quedaron cortas”. En el lecho del río se encontraron seis broches, por lo que se decidió excavar “en otra zona fuera de la influencia del río”. Y fue ahí donde aparecieron los restos humanos.

CRISTIANOS Y RITOS PAGANOS

Esta segunda fase permitió descubrir restos óseos. Concretamente, 13 individuos entre mujeres, jóvenes y niños (“no había ningún anciano”, recalca Serna). Y entre ellos, un esqueleto conectado casi en su totalidad que arrojó muchos interrogantes, ya que apareció con armas y animales junto a él, algo impropio de un enterramiento de cristianos.

Estos hallazgos llevaron el descubrimiento a un nuevo nivel. No se trataba ya de restos arqueológicos, sino de restos humanos. La forense Silvia Carnicero y José Ángel Hierro, especialista en esta época de la historia, se incorporaron a la investigación para determinar que tanto los restos óseos como las hebillas y otros restos arqueológicos “arrojaban la misma cronología”.

Más concretamente, que el yacimiento databa de finales del siglo VII y principios del siglo VIII. Un broche damasquinado, uno de los más importantes de la Cueva de las Penas, apunta que la fecha sería “anterior o contemporánea a la invasión musulmana”. Lo que todavía no se ha determinado con claridad son las causas del enterramiento y, sobre todo, los motivos de que un grupo de cristianos fueran enterrados con ritos paganos.

Que eran cristianos lo determina la iconografía en los broches, algunos de ellos con lo que se considera “la primera representación de la cruz”, explica Máximo Gutiérrez, de la Asociación Mortera Verde. Pero “culturalmente, se corresponde mucho con el tardorromano”, subraya Serna.

En efecto, cabe la posibilidad de que “se hubieran cristianizado muy superficialmente”, añade el autor de aquel primer informe que dio lugar al resto de hallazgos. El hecho de encontrar “restos de armas y animales” cerca de los cuerpos es “algo que no se corresponde con un enterramiento cristiano”. De hecho, apunta que en aquella época sería más propio de los francos.

En todo caso, “es muy interesante este aspecto pagano de enterrar en una cueva con símbolos cristianos”, algo que tampoco es propio de esta religión. Las hipótesis más sólidas que se barajan es que “pudiera deberse a una epidemia”, más concretamente a la Peste de Justiniano, que afectó a la población entre los años 541 y 750, llegando a matar, según algunas fuentes, entre 25 y 50 millones de personas. “No está comprobado, pero es lo más cercano”, reconoce Serna.

Vecinos de Mortera durante la celebración del 20 aniversario del descubrimiento | Foto: Óscar Losa
Vecinos de Mortera durante la celebración del 20 aniversario del descubrimiento | Foto: Óscar Losa

ACTOS DE DIVULGACIÓN

La importancia de los hallazgos de la Cueva de las Penas no se queda únicamente en estos restos. “La cueva tiene grabados y pinturas, grafismos negros, que todavía no sabemos de qué época son”, apunta Serna, quien afirma que para determinarlo sería necesario abrir otra investigación independiente.

Todo ello es lo que estos días se ha tratado de visibilizar en Mortera con una recreación de un campamento visigodo y miembros de la Asociación Motera Verde vestidos con ropas de aquella época. El objetivo no es otro que “la divulgación del yacimiento más allá del ámbito académico, y que los vecinos se sientan orgullosos”, explica Gutiérrez. Una iniciativa en la que “el Ayuntamiento ha colaborado en casi todo”, y de hecho, “el regalo institucional de este año es una réplica del broche damasquinado”.

Entre los actos de este fin de semana destaca también una exposición sobre “cómo fue la campaña arqueológica”, pero no va a quedar ahí. Además de otros actos que pueda organizar el Consistorio, la Asociación tiene prevista también una jornada de charlas el próximo 28 de agosto con la participación de los investigadores que hace 20 años dieron inicio a uno de los mayores descubrimientos visigodos.

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