viernes. 19.04.2024
MEMORIA

14D: cuando los trabajadores ‘doblaron el brazo’ de Felipe González

Este jueves se cumplen 30 años de la huelga general del 14 de diciembre de 1988, una gran victoria que con el tiempo acabaría demostrándose más simbólica que real.

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Piquetes y policías la mañana del miércoles 14 de diciembre de 1988 en el centro de Santander | Foto: Desmemoriados

La del 14 de diciembre de 1988, contra el Plan de Empleo Juvenil previsto por el Gobierno español presidido por Felipe González (PSOE), fue la primera huelga general de 24 horas convocada por los dos sindicatos mayoritarios, Comisiones Obreras y UGT, desde la entrada en vigor de la Constitución de 1978. Y es que había habido una el 24 de febrero de 1981, contra el intento de golpe de Estado protagonizado la víspera, convocada por ambos sindicatos pero sólo de dos horas y otra el 20 de junio de 1985, contra la reforma de las pensiones, ya de 24 horas pero convocada sólo por CCOO. La del 14D fue la primera y también la más secundada hasta nuestros días, con un 90% de la población activa, más de ocho millones de trabajadores, en huelga. Tanto que dobló el brazo de González y constituiría la mayor derrota de este en sus 14 años –desde 1982 hasta 1996– de gobierno.

Los sindicatos se sintieron legitimados para reclamar al Ejecutivo que negociara con ellos “de igual a igual”

Este viernes, 14 de diciembre, se cumplen 30 años de aquella paralización prácticamente total de la actividad laboral –incluidos los pequeños comercios– para protestar contra la política económica del Gobierno de González en general y el Plan de Empleo Juvenil en particular, tanto que los sindicatos se sintieron legitimados para reclamar al Ejecutivo que se sentara a negociar con ellos “de igual a igual”. La huelga fue total en sectores como la industria o el transporte –donde se cumplieron los servicios mínimos, en ocasiones muy abusivos– y, pese a que el Gobierno había pronosticado violencia, en general los incidentes fueron muy escasos y se concentraron principalmente en las inmediaciones de los grandes almacenes que intentaron abrir sus puertas. Por su parte, TVE –entonces aún no había televisiones privadas– redujo el tiempo de sus informativos y sólo emitió con normalidad a partir de las seis de la tarde, aunque sin incluir publicidad.

A Cantabria la huelga llegó en plena resaca de la Primavera del 87, con la huida de Antolín y la muerte de Gonzalo todavía en el recuerdo, como la lucha de todo el pueblo de Reinosa y de toda la comarca de Campoo primero contra los 463 despidos planteados en La Naval (Forjas y Aceros de Reinosa, SA) y después también contra las políticas de reconversión industrial del Gobierno de González, en las que aquellos despidos se enmarcaban. Y se dejó sentir en los grandes núcleos urbanos e industriales, pero también en pequeños pueblos con mucha menor tradición de lucha obrera.

Luis Ángel Ruiz Cardín era el secretario general de UGT y Venancio Diego el de CCOO aquel 14 de diciembre de 1988. Diego –que murió en 2015 a los 80 años– manifestaba hace ahora treinta años que el Plan de Empleo Juvenil previsto por el Gobierno de González constituyó la medida laboral más regresiva de los últimos diez años y “la gota que colma el vaso”. Y es que se dirigía al trabajador “más débil” y atendía las exigencias de la patronal “más reaccionaria”.

Cardín (UGT) dice que aquel “anticipo de decreto ley” constituyó “el primer precedente de fragilizar las relaciones laborales en España”

Por su parte, Cardín decía ya entonces que los sindicatos salieron “fortalecidos” y “con una total legitimidad” del 14D, una huelga “ejemplar” que los trabajadores de Cantabria “también hicieron contra [Juan] Hormaechea y su Gobierno” autonómico, porque “hay que recordar que Hormaechea aplaudió la política de [Carlos] Solchaga y apoyó el Plan de Empleo Juvenil”. “Si Hormaechea está de acuerdo, es que la política económica es tremendamente reaccionaria”, apuntaba. De hecho, la Audiencia Territorial de Burgos acabó sentenciando contra los servicios mínimos de autobuses impuestos aquel 14 D por la entonces Diputación [actual Gobierno] de Cantabria, presidida por el propio Hormaechea, que había concurrido a las autonómicas de 1987 encabezando, como independiente, la lista de Alianza Popular. Treinta años después, Cardín echa la vista atrás y destaca que aquel “anticipo de decreto ley de empleo juvenil” del Gobierno de González, que motivó aquella huelga general, “establecía una dualidad a la baja en las relaciones laborales” y constituyó “el primer precedente de fragilizar las relaciones laborales en España”. Aunque “se podría considerar una broma en relación a lo que ha venido después”.

Y es que González –que había ganado las generales de 1986 con mayoría absoluta – se vio obligado a retirar su Plan de Empleo Juvenil tras el éxito de una huelga que sólo habían apoyado tres de las fuerzas con representación en el Congreso [Izquierda Unida con siete diputados, Herri Batasuna con cinco y Euskadiko Ezkerra con dos, que sumaban 14 de los 350 diputados de la Cámara Baja] y cuentan algunos de sus colaboradores más cercanos que a punto estuvo de presentar su dimisión, en parte también por la repercusión internacional que tuvo el 14D. Pero el éxito no se pudo rematar y González pronto volvió a las andadas, recuperando las medidas del Plan de Empleo Juvenil en particular y sus políticas económicas en general, que después continuarían los sucesivos gobiernos del turnismo bipartidista.

Cobián (CCOO): “Felipe no iba a pasar por encima del movimiento sindical”

Paco Cobián, dirigente de la Federación del Metal de CCOO de Cantabria aquel 14D, recuerda aquella huelga como “el mayor éxito del movimiento obrero en la historia”. “En CCOO hubo unanimidad sobre la convocatoria y la implicación del sindicato y la militancia fue total; ya en los días previos palpábamos el fervor por la huelga en las calles, y a las 12 de la noche del día 13, con el apagón de Televisión Española, supimos que el resultado sería un éxito”, apunta. “Y en el metal lo teníamos muy claro: el 14 no trabajaría nadie, y aun así organizamos piquetes informativos en polígonos industriales y grandes factorías, también en los principales núcleos urbanos de Cantabria”, añade Cobián, para quien el Gobierno de González será recordado como “uno de los principales defraudadores de los principios democráticos” en España, pues “intentó establecer una socialdemocracia sin la participación de los agentes sociales”. Pero “los trabajadores de la época tenían base ideológica y una gran conciencia de clase, y desde las grandes centrales sindicales trabajamos en unidad de acción con otras organizaciones minoritarias: Felipe no iba a pasar por encima del movimiento sindical”, recuerda Cobián, que destaca que “CCOO y UGT salieron del 14D “legitimados socialmente”.

“El 14 de diciembre de 1988 España se paralizó: calles desiertas, sin transportes públicos ni prácticamente coches; empresas, fábricas y pequeños comercios, cerrados; cines y teatros, clausurados; la carta de ajuste en la televisión. Alrededor de ocho millones de personas, en torno al 90% de la población ocupada, secundó una huelga general que quedaría en la memoria colectiva como la última, única y gran victoria de los sindicatos y los trabajadores contra las políticas liberales de los sucesivos gobiernos de la democracia”, apunta Sergio Gálvez en su libro La gran huelga general. El sindicalismo contra la “modernización socialista” (2017), donde concluye que el éxito de la huelga no impidió el afianzamiento, cuando no la profundización, de las políticas neoliberales bajo el paraguas de la modernización económica y social.

Y es que después vendrían otras huelgas generales –las principales, la del 27 de enero de 1994 también gobernando González, la del 20 de junio de 2002 gobernando José María Aznar (PP), la del 29 de septiembre de 2010 gobernando José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), las del 29 de marzo y el 14 de noviembre de 2012 y la de mujeres del 8 de marzo de este año 2018 gobernando Mariano Rajoy (PP)–, pero todas ya más defensivas que ofensivas como sí acabó siéndolo la que el 14D dobló el brazo de Felipe González. Y es que desde aquella gran victoria de los trabajadores, que con el tiempo acabaría demostrándose más simbólica que real, nada ha vuelto a ser lo mismo ni en Cantabria ni en el conjunto del Estado.

14D: cuando los trabajadores ‘doblaron el brazo’ de Felipe González
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