El ajo en la alfombra

Paulie cortaba el ajo muy fino porque así la salsa de tomate adquiría un sabor inigualable. Lo hacía con una cuchilla de las de antes, y tal pareciera que se estuviese afeitando desde la nuez al mentón. Como la realidad supera la ficción cinematográfica, en el escenario de los partidos hay quien se ha especializado en cortar el ajo para que repita lo justo: tragar el puré en los comités como si fuera boñiga con unas gotas de perfume. Convalídamelo (hazte el tonto si quieres) o te vas a enterar. Y así transcurre la vida de la democracia política intramuros, que está ante el mismo riesgo que la que creen disfrutar los ciudadanos fuera.

En el PSOE hay quien ha sabido cortar el ajo de maravilla a lo largo de los últimos 45 años, casi siempre secretarios de organización o vicepresidentes con mucho poder especializados en travestir la liliácea para que, aunque fuera con el morro torcido de la tropa, pasara de la tráquea hacia abajo. El que se mueva no sale en la foto (frase que nunca dijo Guerra aunque se la atribuyan) es un gran ejemplo del puré de ajo, que es el que sirvió con carpancho Pedro Sánchez en el reciente comité federal.

Sánchez gestiona a ‘carpanchadas’, y da igual si entre mimbre y mimbre se le escapa la ideología. Ahora la ideología es él. No hay segundos ni terceros, manda el ‘guan’, y todos a rezar su catecismo. Tiene un problema: corta el ajo en láminas demasiado gordas, sin estilo pero con chulería, torea de espejo, se gusta, y los demás –so purga– exclaman embelesados. Hasta los ayunadores del ajo lo tragan con un ojo en  Rota y el otro en Cadaqués (que es lo que sucede cuando el ‘guan’ te pone mirando a Cuenca), y después huyen con la moquita colgando y el rabo entre las piernas.

¡Más coches eléctricos! ¡Más transporte público! ¡Y menos Lamborghinis! Los ‘groupies’ aplaudieron sin ver (como el acuerdo con ERC). ¿Son denodados? Quizá. Pero estómagos agradecidos, seguro. El copyright es del “puto amo”, de los demás nadie se acordará, salvo por el mal que hagan en su vocación de alfombreros.

Comentarios