Que jue

Esta expresión del “que jue”, que de ninguna manera sabemos se da en otra lengua, hace que la misma sea una reverencia o especificidad muy característica y propia de nuestro idioma

Si las gentes de nuestro amado y querido País Cántabru supieran más acerca de nuestro fascinante y deslumbrante idioma, es de seguro que se enamorarían y se vincularían a él para siempre, y desde luego ya de una forma segura y definitiva. Pero como a veces se dice comúnmente por ahí, y ya para “abrir boca”, nada mejor que comenzar este artículo (ahora que precisamente el 25 de Junio se celebró el “Día de las Gentes del Mar”), con una palabra que responde al término de apuyáa”, y que al castellano tiene que ver con un grito intraducible que antaño de madrugada lanzaba por las calles de pescadores el encargado de avisar, con el fin de saber que ya era la hora de hacerse a la mar.

Saludos y expresiones existen muchas, y ciertamente todas pueden ser, de hecho, muy originales e interesantes

Con el transcurrir del tiempo, y ya de una manera progresiva y paulatina, pero sobre todo después de la Guerra Civil de 1936-1939, los domicilios de los pescadores poco a poco se fueron desperdigando por la ciudad, siendo esta la razón principal (y a falta de despertador) por la cual el grito-aviso poco a poco se fue convirtiendo y transformando en algo tan personal como, por ejemplo: “Lipe, Casio, Nel… a la mar”.

Saludos y expresiones existen muchas, y ciertamente todas pueden ser, de hecho, muy originales e interesantes. En cántabru también tenemos varias, sin embargo ahora nos centraremos y nos concentraremos en una que en este caso responde a “que jue”, y que en verdad antes se usaba con bastante frecuencia de una manera más que habitual y cotidiana en la vida ordinaria y periódica de nuestro país. Porque dejando a un lado las clásicas formas para presentarse o saludar, el cántabru también tiene sus propias especificidades que desde luego sirven para muchas ocasiones, y prácticamente para también cualquier situación o circunstancia.

La intención de este artículo es volverle de nuevo a dar al “que jue” vigencia y validez, y junto a él, a también otras el justo lugar y uso que se merecen y les corresponden. Y es que, en efecto, todas las culturas cuentan de una u otra manera con unas formas y unas configuraciones (a veces un tanto especiales y extrañas), tanto de presentarse, como para saludarse, o incluso hasta para despedirse. Este saludo y/o expresión del “que jue”, que al castellano vendría a ser algo así como: “que tal”, “como estás”.

A modo de curiosidad podríamos decir que incluye, por un lado, a un pronombre relativo masculino, femenino y neutro, pero sin acento en la vocal “e”. Esta palabra es “que”, y la misma introduce una oración relativa y refiere a un antecedente expreso, generalmente nominal. Por otro lado refiere a la tercera persona del singular (ella, él, ello, usted, 2ª persona) del pretérito perfecto simple de indicativo de “ir”. Al cántabru este verbo nos da la forma en “dir. Y al igual que sucede con el castellano, las formas verbales del pasado “dio”, “vio”, “fue”, “lio”, “fio”, “rio” o “guio”, entre otras, se escriben sin tilde por ser monosílabas ortográficamente.

Esta expresión del “que jue”, que de ninguna manera sabemos se da en otra lengua, hace que la misma sea una reverencia o especificidad muy característica y propia de nuestro idioma. Y de hecho, se trata de un saludo tan discreto como sencillo, que ciertamente puede hacer que así se puedan identificar mejor nuestras procedencias y raíces fuera de nuestra tierra. Para indagar más sobre este fenómeno vamos a descubrir más acerca de este y de otros “secretos” similares.

Este tipo de saludos al cántabru reciben la denominación de “surcera”, que al castellano vendría a ser algo así como “un saludo simbólico”

Verdaderamente este saludo y/o expresión, por no requerir de ninguna dificultad o aspecto complejo a la hora de generarlo, bien nos sirve para transmitir un trato más cercano y amable para con el resto de las personas, además de que sirve para generar igualmente un ambiente más distendido y acogedor, pues, por ejemplo, se puede emplear al llegar a un lugar donde se encuentren amigos, y por ejemplo valer para saludar a todos por igual. O por el contrario, ser usado al encontrarnos con conocidos por la calle. Es decir, que por su forma o estructura este saludo está basado en su polivalencia, puesto que no se limita solo y únicamente a una presentación convencional, ya que de hecho nos sirve para cualquier entorno, contexto y/o ambiente.

Y ya para finalizar, y como ciertamente sabemos de aquel dicho que dice que “menos es más”, ¿por qué no volver de nuevo a utilizarlo para dirigirnos a compañeros del trabajo, amistades, familiares, desconocidos, etc.? Porque si antaño fue una expresión y/o saludo habitual y definitorio de nuestro pueblo, con una amplia aceptación en toda la geografía cántabra y aún más allá (la cual incluía también a la Cantabria Histórica), ahora también, y de igual manera, de nuevo lo podría volver a ser, si en verdad nos tomamos el interés por querer que así sea.

No estaría completo este artículo si en el mismo no incluyéramos igualmente otras expresiones y/o saludos propios de nuestra lengua, que no hace muchos meses fueron facilitados (la mayoría) por la Asociación “Alcuentru”. Estos son algunos: “Hola”: Hola. “Hole”: Hola, sin intención de detenerse a conversar. “Que jue”. Que tal, a modo de simple saludo. “¿Qué jue?”: ¿Qué tal?, con interés por saber y conocer, aunque también con disposición por pararnos. “Güenos diyas”: Buenos días. “Güenas tardis”: Buenas tardes. “Güenas nochis”: Buenas noches. “Güenu”: Bueno, a modo de despedida. “Hali”: Ala, a modo de adiós más intencional. “Jasta luegu”: Hasta pronto. “Aina”: Hasta la vista. “Jasta otra”: Hasta otra. “Jasta más veer”: Hasta más ver. “Que te / vos vaiga bien”: Que te / os vaya bien. “Que te pinti bien”: Que te vaya bien. “Diós”: Adiós. “¡Salú!”: ¡Salud! “Graciucas”: Gracias. “De naa”: De nada.

Hasta aquí los saludos verbales, el “saludu” (saludo) habitual y conocido, sin embargo también existen otros que no lo son, como ciertamente sucede con los simbólicos. Este tipo de saludos al cántabru reciben la denominación de “surcera”, que al castellano vendría a ser algo así como “un saludo simbólico”. Por ejemplo: levantar la mano, silbar, etc. Y curiosamente existe en cántabru un verbo prácticamente desaparecido que responde a la denominación “surcerar, haciendo él mismo referencia en castellano a “hacer aspavientos”, que no es sino una demostración excesiva o afectada de espanto, admiración o sentimiento. Una expresión esta que se usa más en plural que en singular.

Por lo tanto el “saludo” castellano es al cántabru “saludu”, mientras que el “saludo simbólico” nos da más bien al cántabru “surcera”, que también, e igualmente, es más fraternal y más de camaradería y/o de afecto.

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