jueves. 25.04.2024

Después de semanas intentando, de forma infructuosa, hacer todo lo posible para que se tomaran las medidas necesarias para proteger a las tres compañeras que han sufrido maltrato y acoso por parte de José Ramón Blanco, se le solicitara su acta de diputado y se le suspendiera cautelarmente de militancia, hemos decidido decir: ¡Basta ya! 

No nos representan ni la secretaria general, Rosana Alonso, ni el secretario de organización David González, ni el secretario de acción institucional Pablo Susinos, ni la secretaria de feminismos Belén Milán, quienes conocían sobradamente la situación sin hacer nada para evitarlo y quienes, cuando se hizo pública, han hecho lo imposible para proteger al maltratador y desacreditar a las víctimas.

Consideramos inaceptable de todo punto que José Ramón Blanco mantenga su acta de diputado y decida arbitrariamente cuando acude y cuando no al Parlamento

Consideramos inaceptable de todo punto que José Ramón Blanco mantenga su acta de diputado y decida arbitrariamente cuando acude y cuando no al Parlamento. No nos representa.

Pero no sólo es él, también lamentamos que el Parlamento, en estos días en que todos nos pronunciamos en contra de la violencia hacia las mujeres, tampoco sea capaz de proteger a una de sus diputadas de uno de sus diputados. Nuestra compañera ha solicitado, tras la sorpresiva reaparición en el hemiciclo este lunes de su acosador, que se le permitiera no sentarse a su lado durante el pleno del jueves 20 o bien se autorizara el voto telemático. La respuesta de la Mesa del Parlamento, con mayoría de mujeres y mayoría, supuestamente, progresista ha sido: 'No'. No, porque la afectación psicológica que le imposibilita a la diputada ver y estar cerca de su acosador, situaciones que le han desaconsejado encarecidamente sus médicos, no es considerada enfermedad suficientemente grave. Y porque la solicitud, resultado de una situación sobrevenida este lunes, estaba fuera de plazo.

Con ese 'No' perdemos todos y todas. Pierde la lucha contra la violencia hacia las mujeres, pierde la credibilidad que podemos dar a las proclamas feministas desde los partidos con representación municipal,  pierde el Parlamento y la ciudadanía de Cantabria que tendrá en el pleno del día 20 a un maltratador confeso y no contará con una diputada víctima de maltrato y de la ausencia de solidaridad y protección que le eran debidas en primer lugar por su partido político, Podemos, y en segundo lugar por sus compañeros y compañeras diputados.

Carta Abierta: Hay otro Podemos
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