Historia de la Represión en Cantabria (parte Primera)
Quisiera explicar someramente como ha surgido este trabajo que les presento. La Memoria Democrática ha sido, casi podría decirles, que obsesión confesa en mi vida. No por el gusto morboso de hurgar en el pasado sino como forma de entender el presente y de alguna manera intentar crear un viento a favor del futuro.
Por una situación personal y familiar estuve cerca del otro bando. Del de los que detenían, torturaban y acallaban la voz del pueblo. Pude escuchar y ver la trastienda (en pequeñas dosis, no me piensen una Mata Hari de la Transición, (que más hubiera querido yo) Escuchaba, como les decía, conversaciones, llegaban historias a mis oídos que me dejaban sin aliento y creo llegado el momento de explayarme contando lo que oí, junto con las investigaciones y la ayuda inestimable que he contado por parte de José Ramón Saiz Viadero, maestro, amigo, mentor y mucho más. También de Jesús Gutiérrez Diego, la inestimable colaboración de Desmemoriados, de José Luis Pajares y de tantas personas que han colaborado en esta recopilación sobre Memoria Democrática de Cantabria.
Los movimientos sociales han estado ralentizados quizá debido a no ser una comunidad con potencial industrial, carecer de universidades durante los años duros del combate antifranquista. Tan solo Magisterio y Enfermería porque Medicina comenzó en el 73. Cualquiera de ellas no eran especialmente problemáticas; los/as estudiantes cántabros no se metían en líos, según acepción de la época. Las universidades vecinas a donde llegaban los/as cantabras, sí lo eran. Valladolid, o Bilbao acogieron a nuestros estudiantes.
Antes de seguir por esos años, incidiré que los primeros movimientos políticos se hicieron en nuestra región debajo de las sotanas…Es decir, dentro de los movimientos cristianos de la HOAC, que fue simiente de grandes luchadores/as que comenzaron su andadura bajo el auspicio que proporcionaba la iglesia.
La HOAC fue creada en 1946. Pretendía realizar una labor evangelizadora en las capas obreras de la sociedad. El catolicismo estaba cambiando lentamente, hasta la llegada del impulso que supuso el Concilio Vaticano II que llegaría a finales de los años 50.
En la HOAC se gestó un cierto descontento con la dictadura, que lentamente fue infiltrándose de las teorías políticas proscritas. Lentamente fueron llegando las teorías marxistas a la gente preocupada por la justicia social, dando respuesta a lo que el cristianismo no daba.
Seguíamos en dictadura pero había que abrir fronteras al turismo que se erigía como nuevo Eldorado nacional. Tocaba también industrializar un país casi medieval en su economía. Construcción y automóviles, turismo, hostelería y poco más, eran el tejido consistente de un país que se arrastraba por la autarquía y una falsa modernidad.
Una nueva casta de tecnócratas y de empresarios avezados, con poca formación surgía por el suelo patrio. Se comenzó a triturar la costa mediterránea realizando construcciones anárquicas cuyo fin era el enriquecimiento rápido y sin mesura. Hoy contemplamos, entre la tristeza y la total desolación, en que ha quedado ese turismo de charanga y pandereta que forjó riqueza para unos pocos, desastres ambientales y paisajísticos brutales y poco más para la mayoría. Los pueblos fueron invadidos de chiringuitos horteras y de despelote, pero la democracia seguía sin aparecer.
La dictadura era consciente del peligro que suponía abrir fronteras, por eso formó a sus perros
El Partido Comunista, abandonó a mediados de los años cuarenta la lucha guerrillera. El cambio se produce cuando Stalin recibe a Pasionaria y Santiago Carrillo en Moscú y les explica el cambio de estrategia. Europa ha sido repartida, el bloque occidental, al que pertenece España, tiene bomba atómica. La URSS no, por lo que el bloque soviético opta por mantener el status quo de la postguerra. Corre el año 1947, 48…
Quedan pocos, en Cantabria, tan solo la diezmada partida de la Brigada Malumbres, que ha dejado a Juanín y Bedoya como últimos exponentes de la heroica lucha guerrillera. Cuando caen ambos, se acaba la guerrilla en nuestro país. Anteriormente, en 1944, se había abandonado a su suerte a la heroica invasión del Valle de Arán por el olvidado y a mi juicio personaje legendario, Jesús Monzón, que al frente de 12.000 hombres de la Unión Nacional Española, pretendía la reconquista de España, con el apoyo de los aliados y del pueblo español. Hazaña poco estudiada y que supuso un susto importante para el franquismo pero que el abandono de los aliados y sobre manera de los dirigentes de Moscú, condujeron al fracaso. Un sueño que estaba muerto antes de nacer…
La II Guerra Mundial había terminado hace tiempo, Stalin aceptó la división de bloques, España
Los agentes del PCE del interior entienden rapido que la dictadura ha llegado para durar. El apoyo internacional con la visita del Eisenhower ahoga esperanzas. Ante la dura realidad los comunistas españoles deciden organizarse dentro del sistema. Las luchas obreras comienzan por la soga que supone la autarquía con unos sindicatos verticales vicarios del empresariado y este a su vez, franquista hasta la medula.
Al principio la dictadura no presta demasiada atención a estos sindicalistas, en el convencimiento de ser absorbidos por el Sindicato Vertical, pero conforme avanzan los años ocurre al revés. La gente de Comisiones va copando las elecciones a enlaces sindicales hasta arrinconar al cipayismo vertical. Entonces llega la represión, las detenciones indiscriminadas, de sindicalistas.
En Cantabria los fundadores del sindicalismo libre son Ramón Peredo, Alfredo Saiz Pacheco, Manuel Gonzalez Morante, por la parte cristiana y el comunista José López Coterillo.
El primero de Mayo de 1966 se manifiestan (quizá decir manifestarse es demasiado…se reúnen, podría ser más exacto) en los Pinares del Sardinero 500 manifestantes, estando el Obispo Puchol entre ellos.
Llegan los tiempos de los curas rojos, los curas obreros que tienen larga tradición en el resto de
Fueron años oscuros en los que se luchaba de forma clandestina, con la suficiente discreción como para no dar luz a unos hechos que podían costar la vida, la libertad y la salud.
En Cantabria Comisiones Obreras es fundada en 1964, según nos cuenta la investigadora Consuelo Laiz, que realizó un trabajo para su tesis doctoral basado en el sindicalismo cántabro. En 1966-67 son años reivindicativos con lucha en las empresas Cuétara, Sniace, Standard. En 1968 Comisiones Obreras es declarada ilegal y el régimen comienza su lucha encarnizada contra la militancia sindicalista.
En Cantabria se detiene a Eduardo Obregón, catedrático que había dado una conferencia en un local de la HOAC, sobre ateísmo marxista. En ese mismo año hay una redada en la casa de Veridiano Rojo y de Carmen Zapata, hermana y cuñado de Matilde Zapata, periodista fusilada y esposa de Luciano Malumbres. Tengo una amiga que era vecina de la casa de la familia en un barrio de Cueto, que cuenta el espanto que produjo la invasión de la policía. Desalojaron todo el edificio de casas modestas del barrio, destrozando el humilde hogar de la familia Rojo/ Zapata. Descerrajaron puertas, rompieron muebles, ropa, destrozando todo a su paso. En la casa encontraron una multicopista, una máquina de escribir y el nuevo número de Mundo Obrero que el matrimonio imprimía en su hogar.
Veridiano Rojo y Carmen Zapata fueron detenidos. Él torturado con saña por la Brigada Político
En ese tiempo el obispo de la ciudad, Monseñor José María Cirarda, publicó una nota de apoyo a miembros de la HOAC que estaban siendo detenidos e investigados. Fue una nota dura para los tiempos que corrían. Más tarde, Cirarda, siguió enfrentándose a la dictadura hasta que lo represaliaron.
También dejaron secuelas físicas y psíquicas al pintor y ceramista cántabro Miguel Vázquez detenido en 1959, a su regreso del Congreso de Praga, como militante del PCE. Fue encarcelado durante varios años y torturado con saña. Convivió en los duros años de cárcel con Marcos Ana, José Hierro, Ibarrola, Antonio Bedia, Antonio Zapata.
En los últimos años del franquismo, la reacción ante la tímida apertura política se hizo notar en todo el país, también en nuestra tierra. En cada manifestación democrática o sindical había que contar con la visita de los Guerrilleros de Cristo Rey, que portaban bates, cadenas y se suponía, que muchos de ellos también, armas de fuego.
Recuerdo aquellos días con la sensación de que nos abatía el plomo espeso de una bacanal de violencia. Eludía encender la televisión porque a cada momento saltaban las terribles noticias.
María Toca Cañedo.
Continuará…