ACOSO ESCOLAR

Tranquilizar a los padres: cómo ayudar a las víctimas de bullying a superar la vuelta al colegio

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Hay niños y niñas que no están ansiosos por volver al colegio, retornar a la rutina, las clases y ver a sus amigos. Hay casos, aún demasiados, a los que esta cuenta atrás les supone un goteo de tiempo que bien podría describirse como una gota malaya.

Las víctimas de bullying vuelven al epicentro de su tortura, después un posible descanso durante el verano -aunque no hay que descartar cómo el uso de los móviles para seguir acosando a la víctima ha empeorado la situación en las nuevas generaciones-. Se calcula que, en Cantabria, entre un 10 o un 15% del alumnado sufre acoso escolar, y esos son solo los casos detectados, la punta del iceberg.

Estos días, hay niños y niñas que ya no están durmiendo, que tienen pesadillas, que comienzan con dolores de estómago, de cabeza, en sus extremidades y con un cansancio agotador. Se hacen pis en la cama, han dejado de jugar en casa, se muestran apáticos, introvertidos y preocupados por lo que se encontrarán el lunes al volver a clase. A veces la propia madurez hace el milagro, y, con el paso de curso, los agresores les dejan en paz. Otras, todo continúa donde lo dejaron en junio.

Ese temor se traslada también a sus padres, quienes viven con ansiedad ese momento, buscan mil tiritas que puedan usar para las heridas que ya han vivido, pero también las que temen que vendrán. Muchas de esas heridas no se ven, hay casos en los que los propios padres no han podido apreciarlas al principio. Los niños son muy hábiles ocultar un dolor así. Cuando eres la víctima, además, se une la vergüenza.

En la Asociación Tolerancia 0 al Bullying de Cantabria, creada para crear conciencia, pero también para atajar de forma activa esta lacra social, ya están metidos de lleno en el nuevo curso escolar. Para los más de cien voluntarios, muchos de ellos profesores y padres y madres de víctimas de acoso escolar, éste empieza antes, con la preparación de los niños, y también de los padres.

Mientras su presidenta, Lourdes Verdeja, atiende a El Diario Cantabria, al otro lado del teléfono está hablando con una madre angustiada, porque no sabe qué se encontrará mañana cuando su hijo vuelva a casa. Si todo continuará como el año pasado, si habrá más conciencia, otros niños que le acompañen, o sus propios agresores deciden dejarle en paz. Si vendrá feliz a casa o se esconderá hasta que sus emociones queden ocultas.

Ella vive ese miedo, esa ansiedad, que no quiere trasladarle a su hijo, y que, por lo tanto, la trata con Lourdes. “Al final, ninguno queremos que nuestros hijos sean el saco de boxeo de nadie, y claro que existen esos miedos e inseguridades, que después trasladamos, sin querer, a los niños”, explica Verdeja. En su opinión, el mejor modo para ayudarlos, es controlar esas malas sensaciones, ese miedo, “transmitirles seguridad y controlar la situación desde lejos para que se sientan acompañados”, pero también con la fortalezca de que pueden enfrentarlo.

“DELITOS COMO AGRESIONES O VEJACIONES QUE ESTÁN TIPIFICADAS Y QUE PODEMOS DENUNCIAR, EN LOS MENORES LO TENEMOS NORMALIZADO”

Es precisamente esa fortalezca la que se pone en duda en una sociedad en la que se normaliza la violencia desde la infancia. “Se dice que es que son blandos, que no aguantan nada. ¿Y qué si son más sensibles? No se les debe machacar por ello”, insiste Lourdes.

Y es lo paradójico, que, a pesar de que, en los últimos años, ha aumentado la concienciación, a las víctimas de acoso escolar se les pide afrontar sin intervención ni herramientas agresiones que no toleramos en el mundo de los adultos. “Es, cuanto menos, curioso, que delitos como agresiones o vejaciones que están tipificadas y que podemos denunciar, en los menores lo tengamos tan normalizado y se siga diciendo que son cosas de niños”.

Porque otro tema que trata la Asociación es que, a veces, “no todo es bullying, pero sí es violencia”. “Hemos tenido casos que pensábamos que era acoso escolar y, al final, resultó ser violencia machista de manual”, explica. Esa violencia, a veces psicológica, a veces física, a veces sibilina y otras muy obvia, a veces por parte de un agresor, otras de varios, a veces de chicos, otras de chicas… Es el comportamiento que se ha validado en las redes sociales, en su día a día, con sus propias familias y que se traslada como actitud normal a los niños que aún están formando su carácter.

Por eso, la Asociación Tolerancia 0 al Bullying pone, también, el foco en los adultos, en los padres. “Un problema que tenemos como sociedad es que no sabemos detectar el bullying porque en casa de los agresores, que, en muchos casos también son víctimas, se sigue un patrón que es muy similar al de la violencia intrafamiliar, porque se aprende y se sostiene culturalmente”, insiste Lourdes.

La reeducación, por tanto, debe empezar por los padres. “Los colegios deben dejar de mirar para otro lado y temer tanto por su imagen y más por sus alumnos”, recalca, y señala que una herramienta útil sería la obligatoriedad de que los padres “todos, que se haga en horarios adaptados” acudan a los talleres de prevención y "que les hagan cambiar su mentalidad”. “Porque está muy bien que los niños aprendan a gestionar el conflicto, a nivel emocional y físico, pero su aprendizaje es desde su familia y desde toda la sociedad”.

Sobre las prohibiciones de usar el teléfono móvil en los centros, Verdeja insiste en que “yo no soy muy de prohibir, más de educar, porque lo que prohíbes luego lo cogen con más ganas”. Y claro que le preocupa el mal uso de tecnologías como la Inteligencia Artificial, pero considera que es porque “las estamos validando sin un aprendizaje previo”.

Casos como el vivido el pasado curso en el colegio San José, en Astillero, donde se descubrió un chat de adolescentes de entre 14 y 15 años en el que se compartieron imágenes violentas y de carácter sexual de sus compañeras. “Claro que da miedo, pero mis hijas tienen esa arma también en la mano, y no la usan. ¿Por qué? Porque están criadas en el respeto y la tolerancia”.

“EXISTEN RECURSOS PERO EL SISTEMA LOS TIENE MUY MAL MONTADOS”

Actualmente, Tolerancia 0 al Bullying tiene 178 procedimientos abiertos de seguimiento desde el curso pasado. “Y eso es la punta del iceberg”, recalca Verdeja, que hace un cálculo al aire. “Si solo hubiera un caso por colegio en Cantabria, que no lo hay, porque a veces hay, incluso, varios por clase, hablamos de más de 300 casos”.

La presidenta de la asociación reclama a las instituciones que aprovechen las herramientas que ya tienen, así como la red de asociaciones creadas. “Hay mucho con lo que trabajar, existen recursos, pero el sistema los tiene muy mal montados”, lamenta, y pide que se les coordine y deje trabajar. “En los colegios, muchas veces, en vez de vernos como aliados no ven como un arma arrojadiza y rechazan las medidas que les proponemos, como los test de evaluación del entorno”, explica.

Es tajante sobre el uso social de sus aportaciones. “Nosotros, como asociación, disponemos de 12.000 euros anuales de subvención del Gobierno de Cantabria. Y, como nosotros, hay asociaciones que también los disponen y que pueden ser muy válidas. Pues que nos usen, que aprovechen nuestro conocimiento, porque hay casos en los que las violencias vienen por drogas, por conductas machistas, problemas de dislexia, asperger etc”, insiste. “La cuestión es que las asociaciones existentes deben ser útiles para que el fin social funcione. ¿Por qué no destinar parte del dinero en la recuperación de chavales, y no solo en la sensibilización?”.

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