Cuando uno piensa en rinocerontes es difícil asociar esa imagen a la nieve. Sí lo hacemos con otros muchos animales, como por ejemplo los renos, pero no con el rino. Tenemos la imagen de los documentales en la cabeza, en la que estas enormes bestias pastan a sus anchas por las sabanas de África, donde el agua, y sobre todo la nieve, escasean.