sábado. 20.04.2024

Nieves de invierno

A los conductores les han reprochado que no llevaran mantas, comida, bebida, móviles cargados, combustible de sobra.....

Que si ha sido culpa de ese, que si yo no he sido, que si háblame del mar marinero, que si cri cri no me preguntes a mi... Al final, la culpa de lo de la nieve y el caos en la AP6 esta fiesta de Reyes ha sido del maestro armero. Bueno no, que ya se han estado ocupando los palmeros del gobierno de echársela a los conductores por imprudentes y temerarios. Hasta el director general de la DGT les ha señalado con el dedo. Lo de la falta de previsión y pocos medios de la administración queda para las nevadas que le caen al PSOE cuando gobierna, que este PP que lo hace ahora es todo prudencia y saber hacer. Rajoy pidió en 2009 la dimisión de Magdalena Álvarez por la misma incapacidad para afrontar una inmensa nevada que la que ahora ha mostrado el ministro De la Serna por otra. Este ha tenido el humor de decir que la nevada de ahora no se parece ni en el color a la de entonces, que son distintas. Y tan frío que se ha quedado.
 
El orfeón de voceros sociales de este gobierno dice que ya se había avisado del mal tiempo que se avecinaba, y que si la gente se ha lanzado a la carretera sin estar preparada, allá ella. Que el ejecutivo ha hecho lo que había que hacer (supongo que nada, porque nada ha hecho hasta que el caos era total). Que las imprudencias hay que pagarlas, que el estado no puede ser un padre vigilante de que la gente se comporte como debe. O sea, que Rajoy y los suyos 'pío, pío' que ellos no han sido, y que los que se han tirado 15 horas atrapados en la nieve se lo han ganado a pulso, y osadía. Que la autopista no estuviera preparada para soportar tráfico bajo la nevada, o que no se propusiera su cierre primero, o que se tardaran en activar mecanismos de emergencia para rescatar los atrapados, eso es lo de menos. Desde aquí, a la segunda ya tal, y la europea. A los conductores les han reprochado que no llevaran mantas, comida, bebida, móviles cargados, combustible de sobra, como si en vez de viajar de Ávila a Madrid, por ejemplo, fueran a replicar la gesta de Amundsen. La sal en la carretera, el regado con salmuera, suficientes quitanieves, o más agilidad para predecir y prever, que son las obligaciones de la concesionaria de la autopista, para el invierno que viene.
 
La eterna discusión, tan liberal ella,  sobre la responsabilidad individual y el papel del estado en la gestión de la libertad ha servido otra vez para que la administración se haya puesto de perfil mientras unos cuantos miles de personas han tenido que hacer noche al relente de la nieve, sin más atención que la de los medios informativos y las redes sociales. Dicen aquellos que en el pecado han llevado la penitencia.
 
Es verdad que los españoles somos osados por naturaleza, muy del que 'esto no es na', y que todos llevamos un meteorólogo embutido en el cuerpo (con el médico, el abogado y el fontanero-electricista que también todos somos). También es verdad que en invierno, nieva, y que si se circula cuando nieva, hay que llevar cadenas en el coche y saber ponerlas. Cierto todo ello. Pero no lo es menos que  si en fiesta la gente sale de casa, en algún momento habrá de volver. Y que como se circula por carreteras del estado, se espera de este cierta previsión por si las cosas anunciadas van a peor. Por supuesto, que si la autopista es de pago, el gestor tendrá medios para evitar problemas, y además hará uso de ellos. Lo que no puede darse por bueno es que la administración eche balones fuera a la hora de asumir la responsabilidad del caos del fin de semana, y que se explique poco y con excusas de mal pagador.
 
Por la tarde del domingo, el ministro De la Serna se pasó por la estación de Chamartín. Quizá fue a comprobar que los trenes iban y venían en hora, que tampoco, porque había rutas que acumularon 2 y 3 horas de retraso (el que viaja a Santander salió casi una hora más tarde de lo previsto y llego con otra más aún). Antes, o desde allí mismo, vete a saber, había dicho en la radio que va a ir al Congreso a explicarse y que a los de la autopista se les va a caer el pelo con el expediente que les van a abrir. Como si eso fuera suficiente para asumir la responsabilidad de su ministerio, para que a la concesionaria le importara siquiera un pimiento, o para que a los atrapados en las nieves de invierno se les quitara de encima el miedo, el susto y la indignación. Los gobernantes son así, que con dos 'por supuestos' y un pellizco de monja lo arreglan todo.
 
Queda invierno, y seguro que más nevadas por caer. Que por cierto, son todas iguales, por más que al ministro de Fomento se le antojen diferentes ('cantidad de nieve caída sin interrupción y depositada sobre la superficie terrestre' dice la RAE que son). Seguro que los ciudadanos han tomado buena nota y saldrán a la carretera pertrechados como para ir al Polo, o no saldrán. Estará bien que el gobierno, además de reconocer alguna culpa (no porque nieve, que eso es cosa de Dios, sino por no adelantarse a las consecuencias de la nieve), también tome nota, y que con la siguiente nevada ni la gente se quede atrapada ni los palmeros peperos salgan a defender lo indefendible.

 

Nieves de invierno
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