A lo largo de la historia, especialmente, del último siglo, las mujeres han logrado que muchas de sus reclamaciones para ocupar el lugar que les corresponde, y al que no tenían acceso, sean una realidad. Pero aún queda camino por recorrer para conseguir la efectiva igualdad de género.
En España, no es hasta 1910, cuando se regula el acceso de la mujer a la universidad en las mismas condiciones que los hombres. Si bien, con algún matiz. En el contexto de la época, siempre existía una moralidad de que las mujeres estudiaran para profesiones que las permitiera compaginar su carrera con las labores del hogar.
No fue hasta la promulgación de la Constitución Española, el 6 de diciembre de 1978, en la que se recoge “la igualdad entre hombres y mujeres"
El acceso de la mujer a la educación y a la formación han supuesto el impulso necesario para que las mujeres accedan a profesiones que han permitido su salida del ámbito del hogar.
De hecho, debemos considerar, como uno de los avances con más relevancia hacia la igualdad, este acceso de la mujer a la Universidad y a la educación.
Pero, siguiendo con la historia, tras el retroceso sufrido, como consecuencia de la Dictadura, no fue hasta la promulgación de la Constitución Española, el 6 de diciembre de 1978, en la que se recoge “la igualdad entre hombres y mujeres y la no discriminación por razones de raza, sexo o religión”, cuando se produce el punto de inflexión por el que los derechos de las mujeres comienzan a tener el amparo legal y político necesario para su consecución en nuestro país.
Tras el derecho al sufragio femenino (1931), el derecho de participación de las mujeres en la política, llegó la restauración del derecho al divorcio (1981) o a la igualdad salarial recogido expresamente en el art. 14 de nuestra Constitución.
Otros avances en materia de protección también son destacables, el derecho al aborto o la ley de Protección Integral Contra la Violencia de Género.
Pero, ¿están realmente estos u otros derechos siendo aplicados en la vida de las mujeres?
El camino sigue su curso, aún hay que seguir reivindicando el cumplimiento de estos en todos los ámbitos de la sociedad.
Debemos hacer entender que la igualdad entre hombres y mujeres no supone un problema a una parte. Es rotundamente falso
Por ello, seguimos celebrando el 8M (Día internacional de la Mujer) porque no solo se debe garantizar el cumplimiento de los derechos o implementar algunos otros, como por ejemplo, el que recientemente el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha puesto encima de la mesa al Estado español: el derecho de las trabajadoras del hogar a tener una prestación por desempleo, sino que a día de hoy, también hemos de contrarrestar los mensajes que ciertas organizaciones políticas y patriarcales en auge, que utilizando la vulnerabilidad y desánimo de parte de la sociedad, intentan desacreditar y deslegitimar a la mitad de la población: mujeres y niñas.
Es aquí, donde la labor de todos y todas debe ser más contundente. Debemos hacer entender que la igualdad entre hombres y mujeres no supone un problema a una parte. Es rotundamente falso.
La igualdad beneficia a todas y a todos, y a la vista tenemos ya el ejemplo de una sociedad en la que, con la incorporación y participación de las mujeres ha aumentado su bienestar.
Que no nos manipulen.
Cuando una mujer tiene independencia, cuando una mujer es visible, participa y aporta su conocimiento, su trabajo y su valor, lo que está haciendo es sumar, y no restar como quieren hacer ver estas organizaciones y sus mensajes opresores.
Así que la sensibilización y concienciación de todos y todas, la educación en igualdad sigue siendo una tarea imprescindible que, desde Partido Regionalista de Cantabria, seguiremos fomentando y trabajando para lograr que nuestra sociedad esté representada no solo por la mitad sino en su totalidad.
“El feminismo no es sólo para mujeres, es permitir que todo el mundo tenga una vida más llena.” Frase de Jane Fonda, actriz estadounidense, que recoge el sentir del feminismo. La igualdad es una responsabilidad de todos, y para todos.