jueves. 25.04.2024

Un aire nuevo

Vivimos la herencia de décadas de desorden territorial premeditado, de poner por delante los intereses inmediatos de las constructoras y de poderes económicos que pagan el escenario de este lamentable espectáculo.

Ojalá la política cántabra fuera tan rica, variada y compleja como nuestra música tradicional. Ojalá tuviera esa raíz abrazada a la tierra y los matices puros y sentidos de nuestras melodías, de nuestras tonadas. La canción que suena entre los muros del Parlamento es, sin embargo, la misma de siempre. Décadas de un disco rayado de versiones de Los Carabelas –a los que pido perdón por la maldad de traerlos aquí– hablando de AVE, polígonos, “poner en valor” atractivos turísticos y ocurrencias varias.

Cada vez más personas nos planteamos abrir un camino para dejar atrás esa sensación de déjà vu permanente que reviste la política cántabra, con las mismas caras y las mismas ideas que nos han traido hasta donde estamos.

Hay que cambiar la letra, cambiar el contenido de los debates para poder poner el foco en lo que de verdad importa

El pasado 28 de julio presentamos en Puente San Miguel algunas de las líneas de trabajo del proyecto de Cantabristas para los próximos meses y los próximos años. Con caras nuevas pero, sobre todo, con ideas nuevas sobre a dónde debemos ir. Con otra forma de plantear las cosas y un relato riguroso y profundo sobre cuáles son las causas de ser una tierra que expulsa cada año a miles de jóvenes a buscarse la vida en otra parte.

No consiste solo en cambiar la música, aunque creo que el debate político se enriquece con otras perspectivas, con nuevas preguntas y nuevas respuestas a los problemas de Cantabria. Hay que cambiar la letra, cambiar el contenido de los debates para poder poner el foco en lo que de verdad importa.

Vivimos la herencia de décadas de desorden territorial premeditado, de poner por delante los intereses inmediatos de las constructoras y de poderes económicos que pagan el escenario de este lamentable espectáculo. El desastre urbanístico de la costa de Cantabria es buena prueba de ello.

Décadas también de un modelo de hormigón y de monocultivo turístico, apostando todas las cartas a un turismo masivo que, además de generar perjuicios a quienes lo viven durante estos meses, ha demostrado no servir como motor económico de una Cantabria que pierde peso de forma continuada.

Son décadas también de grandes anuncios de proyectos fallidos –y menos mal-, desde la ciudad del cine a la famosa mina de zinc que resultó ser de humo.

Cada vez somos más personas las que nos planteamos cómo cambiar la música que llevamos escuchando desde que nacimos

Una sucesión de discursos y acontecimientos que representan, probablemente, la peor política. La que no está dispuesta a profundizar en las causas de lo que sucede, ni está dispuesta a ejercer su función de influir y determinar el curso de las cosas. La política de la foto, de la huida hacia adelante y del corto plazo. La del caciquismo y las redes clientelares a través de empresas públicas. La de las ayudas millonarias a grandes empresas amigas y la política social raquítica para quienes de verdad lo necesitan.

Cada vez somos más personas las que nos planteamos cómo cambiar la música que llevamos escuchando desde que nacimos. En Cantabristas poco a poco empezamos a tener la capacidad de hacer que se escuche algo diferente, aunque quizá aún no puedan escucharlo con suficiente volumen en algunos de los principales medios de Cantabria, y aunque lo tape a veces el ruido y el tedio sonoro de los clásicos de siempre. Queremos compartir este aire nuevo, esta melodía contemporánea pero arraigada con lo que somos, con la tierra de la que venimos.

No ofrecemos recetas mágicas ni remedios milagrosos, solo el compromiso y la voluntad de trabajar desde y para Cantabria, junto a toda la gente honesta y comprometida que nos quiera acompañar en este camino. En cada pueblo, en cada ciudad, en cada barrio. Una herramienta para defender esta tierra y para cambiar las cosas. Desde aquí, desde Cantabria. Con aire nuevo.

Un aire nuevo
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