viernes. 29.03.2024

Hoy te escribo una carta

Estudiábamos juntos y hablaba a mis amigos mucho de ti. Fue muy dura la despedida, eso también lo recuerdo, y hoy me decido a escribirte porque sé además que cumples cincuenta años.

Hola, me alegra saludarte.

¿Ya sabes quién soy, no? Octubre de 1980, ¿te acuerdas ahora?

Lo nuestro fue amor a primera vista; aquel 6 de octubre, cuando te conocí, yo era un chavaluco, pero empecé a quererte casi desde ese mismo día, no tengo problema en decírtelo y así que lo sepa todo el mundo. Aquel lunes estaba un poco nervioso, había oído muchas cosas sobre ti; algunas no eran precisamente buenas, la verdad.

Lo más valioso que me llevo es poder decirle a los profesores que sí, que misión cumplida, que una parte de ellos la llevamos con nosotros

Creo que fuimos muy felices juntos, al menos eso me parece a mí. Son muchos los recuerdos que tengo tuyos, alguna vez me fumaba un cigarro contigo, de aquellos sueltos que comprábamos en el quiosco de Dora a cinco pesetas; en realidad los compraba lunes y martes porque el miércoles ya no me quedaba nada de la paga del fin de semana.

Alguna liamos en aquellos tiempos como el día que subimos una cabra de un prado y la dejamos suelta por los pasillos.

Juntos compartimos tertulias, disco fórum, la revista Aldabón que dio paso después a una asociación y todo… qué lujo, nos fuimos de excursión a Segovia, Madrid y Toledo el primer año, y al siguiente a León, Zamora y Salamanca.

Aunque lo pasaba muy bien con mis amigos en Renedo, Liérganes o Astillero, esperaba con ganas el comienzo de semana para volver a verte, incluso hoy recuerdo tu perfume, un olor especial que me acompañará siempre.

Estudiábamos juntos y hablaba a mis amigos mucho de ti. Fue muy dura la despedida, eso también lo recuerdo, y hoy me decido a escribirte porque sé además que cumples cincuenta años.

Entre mis tesoros, en esa a veces interminable colección de recuerdos, guardo apuntes, exámenes, libros, alguna foto e incluso alguna lámina de dibujo

Cincuenta años en la loma del alto de Muriedas, sí, querido y viejo Instituto.

Me acerqué a la discoteca gracias a ti, en aquellas fiestas para recaudar fondos para los viajes de fin de curso. Ya hacía yo mis pinitos de presentador de algún acto en las aulas o en las discotecas y lo que más ilusión me hizo fue montar una emisora pequeñita de F.M. que se escuchaba en los viejos radiocasetes en las aulas, fue un 22 de diciembre, el día de las vacaciones de Navidad, nunca lo olvidaré.

Hablábamos entonces jerga propia:

¿Qué tienes a primera?, Se ha roto la multicopista, han pillado a Martín con una chuleta en clase de “mates”, he “cargado” dos para suficiencia, he perdido el pase del bus, fulanito tiene una caja de Rotring…

Lo más valioso que me llevo es poder decirle a los profesores que sí, que misión cumplida, que una parte de ellos la llevamos con nosotros y les recordaremos siempre, y ya en el colmo de los colmos un gran número de amigos con los que coincido muy a menudo; a todos nos une un cariño muy especial y todo gracias a ti, querido y viejo Instituto de Muriedas.

Todo lo aprendido en lo académico está muy bien sí, pero aún más importante lo estudiado en la otra parte educativa, en la que muchos profesores pusieron empeño, ser personas de provecho; eso al menos intentamos cada día. Gracias “profes”.

Entre mis tesoros, en esa a veces interminable colección de recuerdos, guardo apuntes, exámenes, libros, alguna foto e incluso alguna lámina de dibujo pero lo más importante es mantener tu memoria.

Muchas generaciones han pasado por tus aulas en estos cincuenta años.

Orgulloso de haberte conocido, de haberte querido tanto.

Feliz cumpleaños querido Instituto de Muriedas.

Firma esta carta tu alumno

PACO PIS.

Hoy te escribo una carta
Comentarios