sábado. 20.04.2024

Sembrar esperanza

Aunque estemos acostumbrados a lecturas interesadas o parciales de nuestra Constitución, nuestra Carta Magna proclama que los españoles somos iguales ante la ley, sin que prevalezca discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

La inusitada velocidad a la que se suceden los acontecimientos relacionados con la pandemia del Covid-19 hace que en ocasiones no podamos detenernos a valorar algunas decisiones que, en otros ámbitos, se van tomando desde los poderes públicos.

Hago esta reflexión al hilo de la aprobación en el pleno del día 2 de noviembre del Parlamento de Cantabria, de la  Ley de Garantía de Derechos de Personas Lesbianas, Gais, Trans, Transgénero, Bisexuales e Intersexuales. Una norma aprobada con un amplísimo consenso por cuatro de los cinco grupos parlamentarios con representación en la cámara y que, en mi opinión, supone un importante avance en cuanto a la aplicación práctica de los derechos de igualdad y no discriminación y en medidas de acción positiva imprescindibles para garantizar los mismos.

Aún hoy y por desgracia, estos ciudadanos necesitan el amparo legal que, ahora sí, este texto les ofrece

Abrumados por los preocupantes datos de la expansión de un virus persistente y dañino, puede que no hayamos prestado el suficiente tiempo a trasladar a la opinión pública los beneficios de una norma jurídica que precisamente vienen a combatir un virus igualmente maligno: el de la intolerancia, la discriminación y los prejuicios.

Quienes apostamos por construir una Cantabria más justa, tolerante, igualitaria y abierta al mundo, tenemos que estar satisfechos por haber levantado un dique de contención frente al odio. Una barrera construida gracias al trabajo colectivo y a las aportaciones, implicación y compromiso activista de personas y organizaciones sociales LGBTI y a la complicidad política y social de esta comunidad, que ha hecho de la tolerancia y el compromiso  con la dignidad de las personas, su bandera.

En el momento de aprobarse la ley, vino a mi mente el recuerdo de quienes han sido invisibles y marginados durante mucho, demasiado tiempo. Generaciones de personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales que a lo largo de demasiadas décadas sufrieron la intolerancia, la persecución, el odio y la represión.

Pero aún hoy y por desgracia, estos ciudadanos necesitan el amparo legal que, ahora sí, este texto les ofrece desarrollando los valores superiores que inspiran nuestra constitución: la libertad y la igualdad.

Porque, aunque estemos acostumbrados a lecturas interesadas o parciales de nuestra Constitución, nuestra Carta Magna proclama que los españoles somos iguales ante la ley, sin que prevalezca discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

No es la meta, es el comienzo, el pistoletazo de salida de unas políticas a desarrollar en todos los niveles para garantizar esa igualdad

Y sin embargo, pese a que esta declaración es tan contundente, tan cristalina, aún hoy perduran prejuicios, agresiones y estereotipos intolerables sobre el colectivo LGTBI.

Por eso esta ley pretende ofrecer una protección más amplia y eficaz a la diversidad sexual porque seguimos viviendo demasiados episodios de intolerancia, reflejo de pensamientos caducos y de discursos y actitudes políticas agresivas que solo son capaces de generar odio.

La aprobación de esta ley no significa haber llegado a la meta, o haber terminado el trabajo en beneficio de la igualdad de derechos y de oportunidades para este colectivo. Ni mucho menos.

No es la meta, es el comienzo, el pistoletazo de salida de unas políticas a desarrollar en todos los niveles para garantizar esa igualdad de derechos y oportunidades del colectivo LGTBI, diseñar políticas contra la discriminación e implicar a las Administraciones públicas en el apoyo y protección de las víctimas de discriminación o agresión por tales motivos.

Puedo garantizarles que el PSOE seguirá trabajando desde el gobierno de Cantabria en la aplicación efectiva de esta ley porque queremos que esta tierra siga avanzando en conquistas sociales y en la tolerancia y el respeto a la dignidad de las personas. Y lo hacemos porque creemos que la Cantabria real es democrática, plural, abierta, europea y moderna, y que asume su diversidad.

Dijo Federico García Lorca que “el más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida”. Quiero pensar que el paso de aprobar esta ley ha sido precisamente con la intención de sembrar esperanza.

Ganar esperanza en un futuro mejor.

Sembrar esperanza
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