sábado. 20.04.2024

El siglo de los engaños

Puede ser que una mentira repetida mil veces se convierta en verdad. Depende también de lo que nos dejemos engañar, y de la necesaria pero inexistente reacción social para cortar por lo sano tanta falsedad. He elegido entre algunas de las grandes mentiras como la crisis, el rescate de la banca española, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que pasa realmente con el futuro de Europa, para acabar con el atentado de Barcelona, donde resulta que los Mossos estaban alertados previamente.

A punto de acabar el siglo XX, nos inundaron de anuncios sobre que el nuevo milenio iba a ser diferente a todo lo anterior, haciéndonos creer que nos esperaba una vida repleta de mejoras. Nada se ha cumplido con respecto a lo que se predicó en economía, tecnologías que lo harían todo por nosotros, y el final de la pobreza muy localizada, además de los conflictos permanentes en las zonas ya habituadas a convivir con bombas y disparos. Se lucieron todos estos adivinos de pacotilla, porque, realmente, por lo que destaca hasta ahora este nuevo siglo es por la creciente brecha, el abismo queda mejor,  entre lo que es la verdad y lo mucho que se propaga la mentira.

Llevamos recorridos diecisiete años de este XXI y es ya suficiente tiempo para preguntarse el por qué de tanto engaño de laboratorio. He elegido para explicarme 5 ejemplos, repartiendo mis preferencia entre lo económico y la banca, lo internacional y europeo, por supuesto, me paro en España, y tocaré lo mal que se aborda nuestra seguridad frente a los atentados terroristas de la Yihad. En concreto, estos son los casos que relaciono con el verbo mentir: la crisis, el rescate de la banca española, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la desintegración de la Unión Europea iniciada con el abandono de Inglaterra, y para terminar el atentado en Las Ramblas de Barcelona.

Uno. La crisis económica. ¿Diez años de penurias para millones de familias, sin saber realmente el por qué, han acabado así, sin más? Todavía no sabemos las razones reales. Se cebó especialmente con los trabajadores, aniquiló la clase media, y los ricos se han hecho más ricos, mientras los más desprotegidos perdían su trabajo, casa, coche y ahorros. ¿Estaba justificada? Es curioso que su final coincida con que los trabajadores ganen menos, los jóvenes que tienen la suerte de encontrar empleo cobren una miseria, y los autónomos piensen que necesitarían de otra vida laboral para asentar un futuro que ahora no ven. La crisis económica es la madre de las grandes mentiras, y la impotencia crece en la medida de que no existe una reacción social  que se movilice para exigir explicaciones congruentes para  tanto sacrificio por parte de los de siempre.

“Diez años de crisis para millones de familias, sin saber por qué, se han acabado así, sin más”

Dos. España ha sido uno de los países donde peor se ha vivido la crisis. No todos, porque una mala, esnob y despilfarradora banca representada especialmente por las cajas de ahorro tuvo  que ser rescatada con el dinero de todos, y nos hemos conformado con la penosa y parca declaración oficial de que ese dinero prestado, casi 100.000 millones, nunca se va a recuperar. Quienes perdieron sus negocios no recibieron ayuda alguna; tampoco los desahuciados, ni muchos menos los clientes estafados con las famosas Preferentes. Aquel rescate multimillonario a la banca se produjo en 2012, pero parece como si no hubiera ocurrido jamás, a pesar de que somos un país más pobre, repleto de ciudadanos igualmente empobrecidos.

Tres. Cuando se asegura que lo peor ya ha pasado, Donald Trump gana las elecciones en Estados Unidos y ocupa el Despacho Oval de la Casa Blanca. Desde entonces, los medios de comunicación más prestigiosos cuentan las  mentiras de un presidente, al que no le produce el menor sonrojo narrar milongas que nunca han existido, salvo en su mente repleta de escenas televisivas de los reality show que ve a diario, y los muchos tuits que, también diariamente, manda sin encomendarse a respeto alguno. Pero de todas las mentiras de las que se habla en Washington, la primera que hay que descifrar es si Trumpo llegó a la Casa Blanca con la ayuda de Rusia, y qué papel jugó el Kremlin y sus servicios secretos en todo este tejemaneje.

Cuatro. Mientras Trump está afiliado a los líos constantes, Europa contrae un ataque de cuernos por el súbito abandono de Inglaterra. ¿Por qué se ha ido realmente?; ¿Es simplemente una casualidad en el tiempo, crisis incluida?, ¿Cuánto va a durar Europa sin uno de sus socios principales, que anhela todo el poder político y económico, y prueba de ello es que negocia su salida con amenazas?

“¿Por qué los Mossos y el Gobierno catalán no hicieron público el aviso previo que tenían de atentado en Las Ramblas?”

Quinto. Pero lo peor que sufre Europa no es padecer a Inglaterra, sino a los atentados terroristas que se producen cada poco tiempo de la negra mano de la Yihad. Los han sufrido Inglaterra, Francia, Bélgica, Alemania, Dinamarca, Suecia y este verano de 2017 le ha tocado a España, concretamente a Barcelona. En el ataque de Las Ramblas han muerto 16 personas, y la buena reacción policial de Los Mossos se acaba de tornar en total oscuridad, al conocerse que los servicios secretos norteamericanos les avisaron en mayo de ese posible atentado y el lugar concreto donde se iba a producir. ¿Por qué no se hizo caso de este aviso previo, viniendo de donde venía?, ¿Por qué no se hizo público y se tomaron las medidas de seguridad adecuadas?. El Gobierno catalán no dijo nada tras el atentado, porque están a lo que están, y ha sido un periódico el que ha contado la verdad, con pruebas objetivas, para que la mentira, que tanto se propaga, no halle siempre el encogerse de hombros de unos ciudadanos que nos estamos acostumbrando demasiado a los engaños y las falsedades,  cuando lo que debemos demandar, como uno de nuestros principales derechos, es la verdad de todo lo que sucede a nuestro alrededor.

El siglo de los engaños
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